Oyo Rukidi IV de Toro: el rey más joven del mundo
Muchos lectores recordarán El príncipe de Zamunda, la película protagonizada por Eddie Murphy en la que el heredero del trono de un reino africano se traslada a Nueva York para poder vivir como un ciudadano anónimo. Allí, no le resulta sencillo enfrentarse a las situaciones cotidianas de los simples mortales, acostumbrado como está a que se lo haga todo su ejército de sirvientes. Probablemente Oyo Rukidi IV, rey de Toro, haya visto alguna vez la cinta, dado que es gran aficionado al cine de Hollywood. Y se habrá sentido reflejado en ese príncipe de Zamunda, pues al monarca de carne y hueso también le habría gustado experimentar la sensación del anonimato. Porque a pesar de los innumerables privilegios que acarrea ser el soberano de este reino del oeste de Uganda, con un millón y medio de súbditos, no habrá sido fácil crecer con una corona ceñida a la temprana edad de tres años. Y es que estamos ante el rey más joven del mundo, tal como certificó el propio Libro Guinnes de los Récords.
Oyo Rukidi IV hoy tiene 26 años. Es un mozalbete espigado y de aspecto zangolotino, si bien en las últimas fotos se aprecia que ha dado el estirón y apunta maneras atractivas. En 1995 se convirtió de forma prematura en el duodécimo rey de Toro, tras la dramática muerte de su padre, Patrick Olimi III. El chaval, que casi gateaba, no pudo entender nada de la ceremonia de entronización con ancestrales ritos como la bendición con sangre de un toro sacrificado y de una gallina blanca. Pero pronto se empezó a dar cuenta de que varios guardaespaldas no le quitaban ojo. Y, aunque sus compañeros de colegio sí le trataban como a uno más, en cuanto llegaba al Palacio Real de Fort Portal, capital del reino, sus súbditos se inclinaban tocando con la frente el suelo. Para un mico como era él, que los más ancianos del lugar le hicieran semejantes reverencias resultaba casi cómico.
Uganda cuenta hoy con cuatro reinos tradicionales en su territorio nacional. Se remontan a la época precolonial y fueron abolidos en los años 60 tras el golpe del corrupto Milton Obote, que impuso una nueva Constitución a los ugandeses. Pero en 1996, con la llegada al poder del presidente Museveni, el país adoptó una nueva Ley Fundamental que reconoce las cuatro monarquías más importantes, incluida la de Toro. Sus soberanos tienen un papel político muy limitado, pero su capacidad de influencia social y su papel en terrenos como el cultural, el asistencial o el del desarrollo de las infraestructuras locales son cruciales. En muchos países de África, y Uganda no es una excepción, los ciudadanos se identifican mucho más con el clan o el territorio tradicional al que pertenecen que con el Estado, tantas veces fruto de creaciones artificiales de las potencias colonizadoras.
Como es lógico, un niño tan pequeño no podía ocuparse de las tareas de gobierno. Además, fue enviado a Londres a estudiar Preescolar. Después se formó en un selecto colegio de Kampala y, finalmente, se licenció en 2013 en Administración y Empresas por la Universidad de Winchester, en el Reino Unido. Así que se estableció un sistema de regencia integrado por la madre del rey, la todopoderosa reina Best, una tía y el propio presidente ugandés Museveni. La reina madre se convirtió, de facto, en la verdadera mandataria del reino. Y su influencia, muy mal vista por algunos sectores, perdura hasta hoy.
A finales de los años 2000, medios de comunicación africanos informaron sobre una relación más que especial entre la reina Best y el entonces presidente de Libia, Muamar Gadafi. Periodistas de Buganda -otro reino de Uganda- tuvieron que sentarse en el banquillo por hacerse eco de los rumores. Lo cierto es que el adolescente rey Oyo y su madre viajaron en varias ocasiones a Trípoli y el comandante libio prestó gran ayuda a Toro y fue nombrado Defensor de la Corona.
Los gustos y aficiones del rey no difieren mucho de los de otros jóvenes de su generación. Disfruta con los videojuegos, le apasiona el fútbol -es hincha del Arsenal inglés- y le encanta el arroz con pollo. Todo lo que hace despierta interés incluido, claro, si tiene o deja de tener amigas. De cuando en cuando, los medios le relacionan con celebridades como la exuberante cantante Grace Nakimura, quien tuvo que desmentir en su perfil de Facebook un romance con el monarca. En 2016, él mismo colgó en sus redes fotos con una joven universitaria, dando a entender que era su novieta.
Aunque en la familia real las aguas están muy revueltas para pensar en bodas. En 2015 se produjo un complot palaciego, encabezado por varios familiares del soberano que le acusan de estar incapacitado para llevar las riendas del reino y de desatender sus obligaciones, dejándolo todo en manos de su intrigante progenitora. Un primo de Oyo, Kijanangoma, se autoproclamó rey. La intervención del presidente de la República impidió que la sangre llegara al río y el destronamiento de nuestro protagonista.
Y, más recientemente, críticos con la reina madre la han acusado de vender tierras que pertenecerían a la Corona y que, por tanto, no formaban parte de la herencia de su difunto esposo. La egregia soberana se vio obligada en abril a negar las acusaciones. Pero el turbio episodio se está investigando aún.
Hoy la paz y la tranquilidad en la Corte de Toro parecen tan difíciles como que su joven soberano encuentre una mujer dispuesta a convivir con la alargadísima sombra de una suegra como la reina madre. Afortunada se puede sentir Doña Letizia.
http://www.elmundo.es/loc/casa-real/201 ... b462f.html
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.