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Madre Fundadora |
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Registrado: 17 Feb 2008 21:02 Mensajes: 28678 Ubicación: ESPAÑA
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FRANCESCA DE HABSBURGO «Los coleccionistas privados tenemos muchas agallas»DANIEL G. LÓPEZGuapa, millonaria y archiduquesa, la hija del barón Thyssen ha heredado de su padre algo más que el apellido: una pasión por el arte que ha convertido en el centro de su vida. Charlamos con ella en Viena mientras prepara una muestra de su colección en el Museo Thyssen.
Francesca de Habsburgo es mucho más que una coleccionista de arte respetada por artistas, comisarios de exposiciones y directores de museos. Es una generadora de ideas a la que le gusta reunir talentos de distintas disciplinas para explorar el terreno incógnito de la experimentación. Preside dos fundaciones, una dedicada al arte contemporáneo y otra a la conservación del patrimonio. Vive en el mismo edificio –del siglo XVIII– que las alberga. Allí es donde discurre esta entrevista.
XLSemanal. ¿Por qué vive en Viena? Francesca de Habsburgo. Antes vivía en Salzburgo, pero allí no puedes montar algo como esta fundación de arte contemporáneo. Viena, por un lado, es un sitio tranquilo y relajado, pero también tiene una vida cultural vibrante, con grandes museos, teatros, música… Ocurren muchas cosas y no hay presión social, así que tengo las ventajas de una ciudad grande, pero sin las obligaciones sociales que tendría en otros sitios como Londres o Nueva York. Eso me deja tiempo para estar la mayor parte del tiempo con mis hijos, cenar con ellos, no salir... Y tienes la arquitectura, ¡yo estoy loca por la arquitectura contemporánea!
XL. Es curioso que diga eso, teniendo la sede de la fundación en este edificio del siglo XVIII. ¿Ha pensado construir un edificio para ella? F.H. No, de momento mis esfuerzos se han centrado en los proyectos de los Pavilions, a través de ellos he tenido la opción de experimentar en la relación entre la arquitectura y el arte, que es lo que me interesa en este momento. Eso me obliga a investigar, hablar con arquitectos, explorar ideas… Decidir sobre un espacio público no es fácil y llevará su tiempo hasta que me atreva a hacerlo. De todos modos, me encanta este edificio, que cada piso sea como un apartamento. Eso crea una atmósfera de colección privada que es muy apropiada porque la gente tiene la impresión de que viene de visita a mi casa. De hecho, el vivir un piso más arriba a mí también me da la sensación de vivir con mi colección.
XL. Gran parte de su colección está en almacenes, ¿no piensa mostrarla de un modo permanente? F.H. Hay algunas ideas que me gustan sobre dónde colocar parte de la colección, una de ellas es en Berlín, otra en Sevilla. Estoy en conversaciones con José Lebrero, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, y el Gobierno andaluz sobre la posibilidad de tener algo allí.
XL. ¿Tiene eso que ver con que Tita haya decidido que su colección vaya a Málaga? F.H. Bueno, ella ha tenido también conversaciones con Sevilla que ha dado por finalizadas, y yo creo que sería una buena opción para mí. Aunque no doy por perdida la idea de mantener algunas salas de mi colección en Madrid. Siempre he dicho que no me gusta la manera en que está planteada la colección Thyssen, parada en un punto. Aunque el interés de mi padre por el arte se paró en los años 70, pienso que si la colección se continuara en el siglo XXI tendría más sentido.
XL. Cuando la entrevisté hace dos años, estaba muy enfadada porque no encontraba apoyo por parte de Tita o del director del museo para mostrar parte de su colección en España. Ahora parece que los ha convencido... F.H. No, no he sido yo la que los convenció, fue el ministro de Cultura y José Jiménez, director de Bellas Artes, porque ambos están tratando de modernizar algunas de las instituciones españolas y uno de sus grandes focos de interés es el Thyssen. Entendieron inmediatamente que dar cabida al arte actual desde el marco de la familia era mucho mejor que empezar a hacer exposiciones de arte contemporáneo como se están haciendo en el Prado, que es estupendo, pero no tienen el impacto en la escena del arte contemporáneo que puede tener la visión de un coleccionista privado.
XL. ¿Por qué? F.H. Porque el coleccionista privado se puede permitir asumir más riesgos, tenemos más `agallas´, por así decirlo, que una institución formal. Así que, teniendo en cuenta que mi colección personal es muy de vanguardia, creo que podemos desarrollar un buen programa. Estamos trabajando en un nuevo concepto para la exposición y nos darán las salas del siglo XX una vez al año durante un par de meses para estos proyectos. Tanto Tita como yo estamos de acuerdo en que no se puede hacer de forma permanente porque si descolgamos el siglo XX durante todo el año no tendría ningún sentido mostrar el siglo XXI. De momento, lo único que se nos ha ocurrido es la posibilidad de usar el gran hall de entrada. De hecho, ya he hablado con varios artistas sobre la posibilidad de hacer instalaciones allí. Pero, claro, el museo alquila ese lugar para otros fines y les cuesta darme el espacio. En cualquir caso, tengo mucha confianza en que a partir de ahora la situación mejorará para el arte del siglo XXI.
XL. Al llegar, me ha presentado a Karl, su marido, ¿se conocieron porque él también estaba involucrado en el mundo del arte? F.H. No, fue durante la guerra de Croacia, los dos teníamos la pasión mutua de intentar ayudar a los croatas a salir de esta situación increíblemente injusta en que se encontraban, con toda su población civil sufriendo tanto, un problema de minorías que se volvió terrible de un modo muy rápido, una locura, el bombardeo de Dubrovnik…
XL. Es sorprendente que con ese pasado de loca juventud en el Londres de los 80, con ese novio, que era el cantante del grupo Visage, luego se haya enamorado de una persona tan diferente, tan seria, como Karl. F.H. Por cierto, que ese tipo nunca fue mi novio, vivía en mi casa, pero era completamente gay, ya es hora de desmentir esa patraña que yo creo que él se inventó para vender su biografía y hacerla más jugosa. Pero, en fin, lo mejor de Karl es que es un hombre muy comprometido; de hecho, cuando nos conocimos, ni siquiera nos miramos durante meses, de tan liados como estábamos con nuestros compromisos personales. Esa solidaridad con Croacia es lo que nos unió. Ahora estamos separados, pero somos muy amigos y nos llevamos estupendamente bien. Tenemos un buen matrimonio en el sentido de que no tenemos ninguna expectativa sentimental el uno con el otro, pero estamos bien. Los niños viven en las dos casas y están resultando fantásticos.
XL. ¿Le gustaría casarse otra vez? F.H. Noooo, nunca. Ni siquiera me quiero divorciar, y desde luego no me quiero casar. No me gustó estar casada. Soy una persona muy independiente, ni antes de casarme viví con ningún novio, no me gusta eso… ¿Para qué me iba a casar otra vez si tampoco quiero tener más hijos?
XL. Por amor, tal vez, ¿no? F.H. Pero puedes enamorarte y no casarte, no hace falta.Casarse no hace que el enamoramiento mejore, de hecho, en mi caso tiende a empeorarlo. No puedo soportar que los hombres crean tener una especie de derecho divino para decirme lo que tengo que hacer. Yo tengo mucha energía y creatividad, y de algún modo siempre pretenden controlarme y hacer que me quede en casa. Pero yo no soy el tipo de persona a la que se le puede pedir eso… Yo ya me casé, fui feliz una época, después dejé de serlo y por eso me separé. Pero mi relación con mi marido es muy positiva, así que no hay razón para divorciarse, tenemos un arreglo diferente, eso es todo.
XL. Su padre fue quien le transmitió el amor al arte, ¿lo hace también con sus hijos? F.H. Sí, los únicos viajes que yo hice con mi padre eran relacionados con el arte; me llevaba con él a las inauguraciones en San Francisco, Tokio, la India, Australia o Rusia. Era el modo que tenía de compartir conmigo su pasión; aunque hay que decir que no era muy bueno para compartir ninguna otra cosa, pero sí le gustaba compartir su entusiasmo. También aprendí lo personal que es una colección, me hizo entender lo verdaderamente personal que Villa Favorita era para él. Ese sentimiento de intimidad con el arte es algo que él supo trasmitirme. Con mis hijos es distinto, porque el mundo es diferente ahora. Por ejemplo, en la Bienal de Sevilla, una gran parte del arte que se muestra es interactiva, hay que subirse a cosas, apretar botones... y mis hijos me han dicho que es la primera exposición a la que los he llevado que les ha encantado. Te das cuenta de que el arte se está dirigiendo a públicos diferentes.
XL. ¿Cree que el arte puede tener protagonismo político? F.H. En los últimos diez años, los documentales se han reducido y han sido reemplazados por programas de realidad virtual, el papel educativo de la televisión se ha cortado porque ha sido sustituido por Internet. Así que el arte tiene ahí un papel a la hora de comunicar cuestiones políticas y es, además, una línea de trabajo muy importante en mi fundación.
XL. De todo el arte que hay en su casa, ¿cuáles son sus piezas favoritas? F.H. Yo nunca he sido muy buena en eso de concentrarme en una sola cosa, pero tengo predilección por los olafur del salón, el jackson pollock, regalo de mi padre, y una obra que Marina Abramovich ha hecho para mí y que consiste en tres piezas de mármol colocadas en la pared a la altura de la cabeza, el corazón y el sexo, contra la que hay que presionar el cuerpo para recibir energía.
XL. ¿Es católica? F.H. Sí. Para mí, la fe es algo muy importante. Creo que la fe la tenemos todos dentro, pero, a veces, cuando ocurren milagros o cosas que no se explican… Cuando se escribe de ellas o un artista las pinta, pierden el misterio de lo que ocurrió de verdad.
XL. ¿Qué opina del aspecto comercial del arte, sobre todo después de la subasta de Damien Hirst? F.H. Es algo que va a estallar en cualquier caso. Es evidente que en este mundo los ricos se están haciendo más ricos y los pobres, más pobres. Ahora hay una cantidad enorme de gente con dinero que compra arte: árabes, rusos… Ya no están sólo mi padre y los Getty en Sotheby’s, peleándose por una pintura del Renacimiento. Ahora hablamos de ¡53 millones por un cuadro y por un artista vivo! Hay mucho más dinero en el mundo del arte, hay muchos más artistas, su obra se ve más. Esto ha atraído a mucha gente amante de la vida social y las fiestas, pero también ha abierto las puertas a los patrocinadores y eso es una inyección muy positiva al arte. Ana Domínguez Siemens_________________________ PRIVADÍSIMO -Quiso estudiar interpretación cuando era adolescente. -La prensa británica la apodó Chelsie, amante de la diversión. -Su marido se le declaró en la cripta familiar diciéndole: «¿Te gustaría ser enterrada aquí?»-Se durmió en el 90 cumpleaños de su suegro, Otto de Habsburgo. Entrevista del suplemento XLSemanal
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