La riqueza de los templarios.Mito: La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón (en latín,
Pauperes commilitones Christi Templique Salomonici) fue aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, durante el Concilio de Troyes. El rey Balduino I de Jerusalén les otorgó la mezquita de Al-Aqsa, que se encontraba a la sazón incluida en lo que en su día había sido el recinto del Templo de Salomón. Se supone que los templarios, más que proteger a los peregrinos de camino a Tierra Santa, se dedicaron a excavar las fundaciones del Templo, encontrando un fabuloso tesoro que incluía el Santo Grial y el Arca de la Alianza.
Aparte de esto, la Orden creció rápidamente en tamaño y poder, siendo objeto de numerosas donaciones de monarcas, nobles y particulares con lo que la fama de su riqueza se hizo legendaria.
Felipe IV de Francia, el Hermoso, ante las deudas que su país había adquirido, entre otras cosas, por el préstamo que su abuelo Luis IX solicitó para pagar su rescate tras ser capturado en la Séptima Cruzada, y su deseo de un Estado fuerte, con el rey concentrando todo el poder, intimidó al papa Clemente V para que iniciase un proceso contra los templarios acusándolos de sacrilegio a la cruz, herejía, sodomía y adoración a ídolos paganos. El viernes 13 de octubre de 1307 se ordenaba la detención de todos los templarios y la requisa de sus bienes… pero los fabulosos tesoros no aparecieron por ningún lado.
Realidad: El sitio de Jerusalén en el año 70 d.C envió todo el tesoro del Templo a Roma, apareciendo representado en el Arco de Tito, así que de Arca y demás nada de nada.
Es cierto que la Orden fue enorme en tamaño y poder pero por la misma causa necesitaba muchos recursos. Las guerras en Tierra Santa, el equipo, el traslado de los hombres, los suministros, la construcción de castillos, etc, eran enteramente sufragados con los beneficios obtenidos de las tierras, molinos, derechos de paso en puentes, productos de las granjas… tierras, molinos, granjas y puentes que había que mantener y reparar, siervos a los que había que alimentar, ofrecer alojamiento, herrerías que construir, hospicios de retiro para freires ancianos que proveer… un gasto astronómico.
La famosa riqueza no era tal, al igual que muchos nobles de hoy en día, poseían muchas tierras pero no abundancia de
cash. Una de las razones que contribuyeron a tal creencia fue la invención de la “letra de cambio”, puesto que la orden del Temple fue la primera organización internacional de Europa resultaba cómodo para un comerciante o un viajero depositar una bolsa de monedas de oro en Ponferrada, tomar un recibo, entregarlo a la llegada a Acre y que le devolviesen allí su bolsa aligerada de un porcentaje por las molestias. De esa forma evitas molestas atenciones por parte de los ladrones y bandidos de la ruta. Pero como ya he dicho todos sus beneficios se iban en mantenimiento y en la guerra. A lo sumo, los reyes de Europa ganaron algunas tierras (las que no pasaron a la Orden de los Hospitalarios, heredera oficial del Temple) y algunos de los participantes en la conjura francesa se quedaron con los cálices y patenas de las iglesias de los freires.
Realmente no había mucho más que rapiñar.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.