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Ciudad griega -capital de Tracia- junto al estrecho del Bósforo, sobre una parte de lo que hoy es Istanbul (Turquía) Fue refundada por el emperador Constantino I el Grande -así conocido en Occidente- en 330, y renombrada Constantinopla. Capital y centro de la cultura clásica del Imperio Romano de Oriente o Imperio bizantino.
Citar:
Hagios Konstantinos, san Konstantino. Su decision en 325 de fundar una nueva capital sobre Bizantium, antigua colonia griega, transformó el mundo romano como ninguna otra, significando al mismo tiempo el acta de defuncion para el mundo romano occidental, ya lejos de la capital y casi abandonado a las invasiones de los barbaros, y la milenaria perduración del Imperio en oriente, más prospero y estable, economicamente pujante y con grandes cantidades de terreno cultivado y en paz.
Su sistema de aristocracia es encabezado por el Emperador. Pero a través de ese ente surge una complicada red de nobles.
Basileus – término griego para "rey" (de donde Basilio) en sustitución del término del griego arcaico anax, cambio que se produjo durante la Edad Oscura griega (después de la era micénica y antes de la época clásica hay un momento de oscuridad histórica del que se desconoce prácticamente todo) En principio Basilefs hacía referencia a cualquier rey del mundo grecoparlante del Imperio Romano, como por ejemplo, Herodes en Judea, idumeo que reinaba sobre los judíos. También se usaba para referirse al emperador (sah) de Persia.
Heraclio adoptó este título en sustitución del antiguo título latino de Augusto (Augoustos) en 629, y se convirtió así en el término griego para designar al "emperador." Heraclio también utilizó los títulos de autokrator ("autócrata") y kyrios ("señor", de donde Ciríaco).
Los bizantinos reservaban el término "basileus" entre los gobernantes cristianos exclusivamente para el emperador en Constantinopla, y se referían en cambio a los reyes europeos occidentales como "rigas", forma helenizada de la palabra latina "rex" (=rey), porque su declinación es rex regis.
Los emperadores que deseaban enfatizar la legitimidad de su ascendencia al trono añadían a sus nombres el título de porphyrogenitos (castellanizado como "porfirogeneta" o "porfirogénito", "nacido en la púrpura", de donde Porfirio), con el sentido de que habían venido al mundo en la sala de nacimientos del palacio imperial (llamada "Porphyra" porque estaba recubierta de losas de mármol púrpura) Eran hijos de un emperador reinante y, por tanto, legítimos.
La forma femenina basilissa se usaba para referirse a la emperatriz. Las emperatrices eran denominadas "Eusebestati Augousta" (=La más Pía Augusta), y también se llamaban Kyria (=Señora) -Ciriaca es , entonces, señora.
En griego moderno, donde prevalecen muchas palabras del griego clásico, Basilefs y Basilissa son aún los términos para denominar al rey y a la reina. Basilef ton elinon=Rey de los Griegos, Basilefs tis Eladas=Rey de Grecia.
Basileopator era un título honorífico reservado para el "padre" de un emperador, aunque un basileopator no tenía por que ser necesariamente el padre del emperador que estuviese entonces en el trono. El primero en usar el título de basileopator fue Zautzes, un noble de época de León VI, y Romano I Lecapeno también uso este título cuando fue regente de Constantino VII. No debe olvidarse que la primogenitura, o incluso la transmisión hereditaria del trono, nunca llegó a estar firme y legalmente establecida en la sucesión imperial bizantina, ya que en principio el emperador romano era elegido por el Senado, el pueblo y el ejército. Este hecho se asentaba firmemente en la tradición "republicana" romana, según la cual se rechazaba cualquier forma de herencia del poder y el título imperial consistía teóricamente en la coincidencia de varios cargos de la República en una misma persona. Muchos emperadores, deseosos de salvaguardar el derecho al trono para sus primogénitos, los coronaban como co-emperadores cuando aún eran niños, asegurándose así que tras su muerte el trono imperial no quedaría vacante ni un instante. En tales casos, no se planteaba el caso de una elección imperial. En otros casos, el nuevo emperador ascendía al trono por ejemplo tras casarse con la viuda del emperador anterior o incluso tras obligar al emperador anterior a abdicar y retirarse a un monasterio como monje. Algunos emperadores también fueron depuestos por incapacidad manifiesta, por ejemplo tras un grave derrota militar, y otros fueron asesinados. Todo esto explica por qué un basileopator (es decir, el padre del emperador o su padre político) no había sido emperador él mismo.
Autocrator – "Emperador", este título fue en un principio equivalente a Imperator, y estaba reservado a los emperadores.
Sebastos – "Majestad", este título era la traducción literal griega de la palabra latina Augustus o Augoustos, y estaba también reservado a los emperadores. En tiempos de Alejo I Comneno pasó a ser menos importante tras la creación del título de Protosebastos. Su forma femenina era sebasta.
Despotes – El título de "déspota" fue creado por Manuel I Comneno en el siglo XII, como el máximo título después del emperador. Un déspota podía ser el titular de un despotado, como por ejemplo del despotado de Morea, con capital en Mistra. Dicho título sería usado por el heredero del trono bizantino desde 1261. La forma femenina, despoina, se usaba para referirse tanto a una mujer con el cargo de déspota como a la esposa de un déspota.
Sebastokrator – "Venerable gobernante," título creado por Alejo I combinando los de autokrator y sebastos. El primer sebastokrator fue el hermano de Alejo, Isaac; en esencia era un título sin contenido, que indicaba simplemente una relación muy cercana con el emperador. Su forma femenina era sebastokratorissa.
Kaisar – César, pero también en alemán Káiser. Título usado por un co-emperador subordinado o por el supuesto heredero. Cuando Alejo I creó el título de sebastokrator, kaisar pasó a ser el tercero en importancia, y sería el cuarto después de que Manuel I crease el título de despotes. La forma femenina era kaisarissa.
Panhypersebastos y Protosebastos – fueron creados a partir de sebastos ("majestad"). Alejo I y los emperadores posteriores crearían numerosos títulos por el procedimiento de añadir pan ("todo"), hyper ("superior"), proto ("primero") y otros prefijos a títulos básicos como sebastos.
Santa Sofía, famosa bóveda del presbiterio. Año 360. Hasta 1430, catedral del patriarcado ortodoxo -Metropol- excepto durante unos años que fue católica, cuando los cruzados...
No me extraña que te apasione, porque el tema es para eso y más, pero tampoco hay que olvidar que es un tema prolijo y por tanto complicado, y yo tampoco poseo tiempo de ordenar datos que circulan por ahí, pero poco a poco...quizás nos hagamos una idea de lo hay ahí y de cuáles son los vasos comunicantes que desembocan en nuestra era. Ya veremos cómo lo hacemos.
Gracias por el saludo, que te devuelvo. Me encanta tu nombre: posiblemente mi color favorito.
[list][*]Basileus – término griego para "rey" (de donde Basilio) en sustitución del término del griego arcaico anax, cambio que se produjo durante la Edad Oscura griega (después de la era micénica y antes de la época clásica hay un momento de oscuridad histórica del que se desconoce prácticamente todo) En principio Basilefs hacía referencia a cualquier rey del mundo grecoparlante del Imperio Romano, como por ejemplo, Herodes en Judea, idumeo que reinaba sobre los judíos. También se usaba para referirse al emperador (sah) de Persia.
Heraclio adoptó este título en sustitución del antiguo título latino de Augusto (Augoustos) en 629, y se convirtió así en el término griego para designar al "emperador." Heraclio también utilizó los títulos de autokrator ("autócrata") y kyrios ("señor", de donde Ciríaco).
Los bizantinos reservaban el término "basileus" entre los gobernantes cristianos exclusivamente para el emperador en Constantinopla, y se referían en cambio a los reyes europeos occidentales como "rigas", forma helenizada de la palabra latina "rex" (=rey), porque su declinación es rex regis.
Los emperadores que deseaban enfatizar la legitimidad de su ascendencia al trono añadían a sus nombres el título de porphyrogenitos (castellanizado como "porfirogeneta" o "porfirogénito", "nacido en la púrpura", de donde Porfirio), con el sentido de que habían venido al mundo en la sala de nacimientos del palacio imperial (llamada "Porphyra" porque estaba recubierta de losas de mármol púrpura) Eran hijos de un emperador reinante y, por tanto, legítimos.
La forma femenina basilissa se usaba para referirse a la emperatriz. Las emperatrices eran denominadas "Eusebestati Augousta" (=La más Pía Augusta), y también se llamaban Kyria (=Señora) -Ciriaca es , entonces, señora.
En griego moderno, donde prevalecen muchas palabras del griego clásico, Basilefs y Basilissa son aún los términos para denominar al rey y a la reina. Basilef ton elinon=Rey de los Griegos, Basilefs tis Eladas=Rey de Grecia.
Βασιλεύς=Basilevs=REY
La etimología del término no está del todo clara -hay quien la relaciona con BASE!!- pero parece ser que es un derivado de una raíz indoeuropea, allá en la Edad del Bronce, un término formado por una evolución fonético-histórica de ese substrato venido de Oriente -lo indoeuropeo- que ya aparece en las tablillas de arcilla de Micenas -donde el basileo era ni más ni que menos ,en un momento dado, Agamenón. (S. XIII a.e.c.)
Primero el término popular fue wanaka (así aparece en la escritura denominada Lineal B) de donde luego wanax, para acabar en anax, pero parece ser que este término hace referencia a un rey de reyes. Basileos era denominado en la época clásica al más importante de los arcontes. Arconte viene de arjaios ( de donde arqueología, e incluso arcón) que significa, en esencia, antiguo, viejo. Los arcontes eran los ancianos de la polis.
La forma fue exportada por Alejandro Magno (un gran rey, hijo de rey -así que reinar es esto!)
Es decir, el concepto de rey que vemos al final del Imperio Romano en Bizanzio, (llamada ya Constantinopla -Konstantinópolis- y hoy Istanbul) se puede remontar en el tiempo hasta la época en que no se computaba el tiempo: la era del mito.
La lista de los reyes griegos se la debemos al obispo de Cesarea (hoy Israel) nacido allí en el 275 d.e.c. Eusebio de Cesárea, conocido también como Eusebio el amigo de Pánfilo, Eusebius Pamphili es el padre de la Historia de la Iglesia. Su nombre está unido a una curiosa creencia sobre una supuesta correspondencia entre el rey de Edesa -Abgaro- y Jesucristo -con sarcasmo, rex iudeorum. Eusebio había encontrado las cartas, e inclusive las copió para su Historia Ecclesiae. En fin...
Trataré de no liar la madeja demasiado:
Al principio fue el Caos (que parece una perogrullada, pero no lo es en absoluto) y tras el caos apareció Gea, La Tierra, que se unió a Urano, El Cielo, y tuvieron como hijos a los Titanes. Uno de ellos fue Jápeto, padre de Atlas pero también de Epimeteo y de Prometeo. Este último fue un gran benefactor de la humanidad. Urdió un primer engaño contra Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey que dividió a continuación en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses, pero la carne se la comen.
Fue entonces cuando Zeus prohibió a los hombres el uso del fuego. Pero Prometeo robó del fuego olímpico unas llamas. Y Zeus urdió su venganza: pidió a Hefesto que modelara una mujer de arcilla a la que llamaron Pandora (Todo regalos, etimológicamente) Zeus insufló vida en la estatua y se la envió a Epimeteo, el hermano de Prometeo. Pero, mientras que a Afrodita le mandó otorgarle gracia y sensualidad, y a Atenea concederle el dominio de las artes relacionadas con el telar y adornarla, junto a las Gracias y las Horas con diversos atavíos, a Hermes le encargó sembrar en su ánimo mentiras, seducción y un carácter inconstante. Mientras tanto, Prometeo avisó a su hermano de no recibir ningún regalo de Zeus.Pero Epimeteo lo recibió: un ánfora llena de males. Pandora sedujo a Epimeteo, se casaron, y un día Pandra abrió el ánfora. Lo único que quedó dentro fue la esperanza. Después , tuvieron una hija, Pirra, que se casó con Deucalión, hijo de Prometeo.
Deucalión reinaba en la tierra de los mirmidones y por consejo de Prometeo construyó un arca en la que se embarcó cuando Zeus mandó un inmenso diluvio. Después de nueve días y otras tantas noches navegando, con el fin del diluvio la pareja volvió a tierra firme y Deucalión decidió consultar un oráculo de Temis sobre cómo repoblar la tierra. Se le dijo que arrojase los huesos de su madre por encima de su hombro. Deucalión y Pirra entendieron que "su madre" era Gea, la madre de todas los seres vivientes, y que los "huesos" eran las rocas. Así que tiraron piedras por encima de sus hombros y éstas se convirtieron en personas: las de Pirra en mujeres y las de Deucalión en hombres.
Bien, pues antes del diluvio, según Eusebio, los reyes de Atenas fueron:
Perifas
Ogiges
Acteo
Después del diluvio
Cécrope I (1556–1506 a. e.c) Un bicho: mitad hombre, mitad serpiente. Nació directamente de la Tierra. Está totalmente vinculado al Partenón:
Citar:
Atenea, nacida de la cabeza del mismísimo Zeus y mediante un hachazo (que es algo que hay que leer dos veces) es símbolo de las habilidades mentales –el ingenio, la estrategia: el triunfo de la fuerza mental contra la fuerza física;y si se me apura, donde lo femenino –que no la mujer- hace sucumbir a lo masculino: lo cóncavo frente a lo convexo y donde lo cóncavo, lo que recibe, lo que es vaso, prevalece sobre lo convexo, lo que penetra en lo cóncavo, lo que es jarra. Lo primero que Atenea hizo en su existencia fue lo que habría hecho cualquier mujer: competir por ser dueña y señora, en este caso, de la ciudad del rey y serpiente llamado Cécrope. Como contrincante , frente a frente –y ella había nacido de la frente del Padre de los Dioses- se levantaba su tío Poseidón, que también pretendía el honor de hincar su tridente a algo en tierra firme. Ambas deidades, para hacerse con el patronazgo de la polis, debían de hacer un regalo a la ciudad. Poseidón, divinidad como se sabe de las profundidades marinas, clavó su tridente en la planicie de la colina de Cecropia y de ello surgió una fuente de la que habrá hablado, con su poder falocrático, hasta Freud; pero el agua era marina y no servía para nada más que para mojar las cosas. Atenea, por su parte, lanzó su mirada tan fulminantemente que de la tierra brotó, por vez primera, un olivo. De ese árbol, que desde entonces se volvió sagrado, se obtendrían maderas y aceites para iluminarse y alimentarse, para construir casas donde vivir o trirremes con las que surcar el ancho piélago y comerciar con ánforas llenas de aceites y aceitunas. Y así, la ciudad, que hasta entonces carecía de nombre, y que algunos aún hoy llaman Cecropia, pasó a llamarse Atenas en honor de su diosa protectora. Por aquel entonces- hacia el S. XVI a.e.c.- sobre la colina de la Akrópolis, la ciudad alta, que aún no era sagrada, vivía con sus tres hijas el legendario rey Cécrope, que había nacido de la tierra misma y , quizás por eso mismo, nacido bajo la forma de un ser que era mitad hombre, mitad serpiente. (Lo cual no es raro si pensamos que había centauros que habían nacido la mitad hombre, la mitad caballo.) En el S. XVI d.e.c. sobre la casi intacta colina sagrada de la Akrópolis, vivían los otomanos, herederos de los persas, sarracenos a más no poder, que -oh ironías del destino- habían convertido el Erecteion en un harén de eunucos, el Partenón en una mezquita que me parece que no mira a La Meca y los Propileos en un polvorín de polvorones polvorientos.. Los venecianos, acosando a los turcos, fueron quienes destruyeron el Partenón con una granada desafortunada. Atenea, mientras tanto, treinta y dos siglos antes de eso, se había hecho mujer. Un día, a eso de la caída de la tarde, en el incendio de los cielos a la hora del crepúsculo, fue a la fragua de Hefesto a buscar unas herramientas para vaya a saberse qué estratagema femenil y divina; Hefesto, el herrero barbudo de sudorosos músculos velazqueños, que entendía mucho de calores por estar siempre con el martillo junto a la fragua y porque Afrodita le ponía los cuernos con Ares, se sintió incendiado por los sapientísimos ojos de lechuza de Atenea y, sin más, quiso poseer a la diosa virgen. Atenea, violentada, se resisitó hábilmente y, como Hefesto era cojo, consiguió huir y conservar intacta su virginidad. Pero Hefesto, en el lance, tropezó consigo mismo y con sus contrariadas piernas y eyaculó de repente sobre el muslo de la divinidad; la diosa, suponemos que indignada, ruborizada y afrentada, se limpió el semen divino con un trozo de lana que dejó en el suelo: la tierra, entonces, se fecundó para concebir a Erecteo, que parece que heredó en su nombre la incandescencia de su divino padre. Atenea, no obstante, quiso criar al recièn nacido en secreto, lo escondió en una cesta y advirtièndo a las infantas acropolinas de que ni se les ocurriera abrir la canastilla, se la entregó a las tres hijas de Cécrope: Herse, Pandrosa y Aglaura. Pero las niñas no supieron resistirse a la curiosidad. Abrieron la canastilla y se encontraron con que la criatura estaba envuelta por una serpiente cuidadora. Espantadas, las tres niñas huyeron despavoridas, dicen que profundamente enloquecidas, y en la carrera se despeñaron Akrópolis abajo. No se entiende muy bien por qué tuvieron tanto miedo, si resulta que su propio padre era medio serpiente, pero eso es lo que nos cuenta la Crónica de Paros. Se entiende mejor que el rey, a pesar de haber perdido a sus tres hijas, adorara tanto a la causante de esa pérdida –Atenea- que de una madera del olivo que ella regalara a la polis, talló la primera estatua que la divinidad tuvo en Atenas: el Paladio.
Cránao (1506–1497 a.e.c)
Anfictión (1497–1487 a. e.c)
Erictonio (1487–1437 a.e.c. ), llamado a veces Erecteo I
Pandión I (1437–1397 a. e.c.)
Erecteo (1397–1347 a.e .c.), llamado a veces Erecteo II para distinguirlo del anterior
Cécrope II (1347–1307 a. e.c)
Pandión II (1307–1282 a. e.c.)
Egeo (1282–1234 a. e. c)
Teseo (1234–1204 a.e .c, )
Menesteo (1204–1181 a.e.c. )
Demofonte (1181–1147 a.e .c)
Oxintes (1147–1135 a. e.c)
Afeidas (1135–1134 a.e.c)
Timoetes (1134–1126 a. C.)
A partir de aquí, dinastía de los melántidas
Melanto (1126–1089 a. C.)
Codro (1089–1068 a. C.)
A partir de aquí, la de los medóntidas
Medonte (1068–1048 a. C.)
Acasto (1048–1012 a. C.)
Arquipo (1012–993 a. C.)
Tersipo (993–952 a. C.)
Forbas (952–922 a. C.)
Megacles (922–892 a. C.)
Diogneto (892–864 a. C.)
Ferecles (864–845 a. C.)
Arifrón (845–825 a. C.)
Tespios (825–797 a. C.)
Agamestor (796–778 a. C.)
Esquilo (778–755 a. C.)
Alcmeón (755–753 a. C.)
En el 753 a. C. el arcontado perdió su carácter vitalicio pasando a ser decenal, lo que supuso el final definitivo de la monarquía en Atenas.
Y ahora, en la medida de lo posible, resumidamente, lo que pasó en Micenas con los Pelópidas y la dinastía maldita.
Zeus se enamoró de Pluto, una océanide (las hijas de Océano y Tetis) y de esos amores nació Tántalo.
Citar:
Friso del Templo de Zeus en Olimpia, de Fidias, con todos los de esta historia representados.
Tántalo se jactaba ante los mortales de sentarse a la mesa de los dioses y robó un poco de néctar de ambrosía y de néctar para demostrarlo. Como era falsísimo, después del robo invitó a los dioses a comer en su propia mesa. Pero la comida empezó a falsear y entonces decidió ofrecer como comida a su hijo Pélope.
En lo que constituye un arquetípico rito de iniciación chamánica, descuartizó al muchacho, coció sus miembros y los sirvió a los invitados. Los dioses, que habían sido advertidos, evitaron tocar la ofrenda. Sólo Deméter, trastocada por la reciente pérdida de su hija Perséfone, «no se percató de lo que era» y se comió el hombro izquierdo del desdichado. Zeus ordenó a Hermes que reconstruyera el cuerpo de Pélope y lo volviera a cocer en un caldero mágico, sustituyendo su hombro por uno forjado de marfil de delfín, hecho por Hefesto y ofrecido por Deméter. Las moiras le dieron vida de nuevo y así obtuvo nuevas cualidades. Para reforzar su iniciación en los misterios divinos, Poseidón secuestró al nuevo Pélope y lo llevó al Olimpo, haciéndolo su amante.
Citar:
La figura central, sin cabeza, representa a Zeus. A su izquierda están Pélope e Hipodamía y a su derecha Enómao y Estérope.
Mientras tanto, un tal Pandareo robó el mastín de oro de Zeus y se lo entregó a Tántalo para que lo guardara. Pasado el tiempo, Pandareo pidió a Tántalo el perro que guardó a Zeus niño, y Tántalo dijo que no sabía de lo que le hablaba. Zeus, indignado, aplastó a Tántalo con una piedra.
Después de muerto, Tántalo fue eternamente torturado en el Tártaro por los crímenes que había cometido. En lo que actualmente es un ejemplo proverbial de tentación sin satisfacción, su castigo consistió en estar en un lago con el agua a la altura de la barbilla (otras versiones del mito se refieren a la rodilla ó la cadera), bajo un árbol de ramas bajas repletas de frutas. Cada vez que Tántalo, desesperado por el hambre o la sed, intenta tomar una fruta o sorber algo de agua, éstos se retiran inmediatamente de su alcance. Además pende sobre él una enorme roca oscilante que amenaza con aplastarle.
Pélope, que vivía sus amores con Poseidón en el Olimpo, donde se dedicaba a aprender a conducir el carro divino de Zeus, fue desterrado del Olimpo.
Fue entonces cuando quiso casarse con Hipodamía, hija de Enómano.
Pero Pélope era demasiado hermoso. Y Enómano, enamorado de su propia hija, ya había matado a treinta pretendientes de Hipodamía. Además, Enómano sufría el acoso psicológico de una profecía: moriría a manos de su yerno.
Pélope fue a pedir la mano de Hipodamía y se preparó para competir con Enomao. Preocupado por si perdía, fue a la orilla del mar e invocó a Poseidón, su antiguo amante, y recordándole su amor («dulces regalos de Afrodita») le pidió ayuda. Sonriendo, Poseidón hizo aparecer un carro tirado por caballos alados. Aún inseguro de sí mismo, Pélope (o alternativamente la propia Hipodamía) convenció al auriga de Enomao, Mírtilo, para que le ayudase a ganar, prometiéndole la mitad del reino y la primera noche en el lecho de Hipodamía. La noche anterior a la carrera, mientras Mírtilo estaba montando el carro, cambió las pezoneras de bronce que sujetaban las ruedas al eje con unas falsas fabricadas de cera de abeja. La carrera comenzó y discurrió durante mucho tiempo. Pero justo cuando Enomao estaba alcanzando a Pélope y preparándose para matarlo, las ruedas se soltaron y el carro se rompió. Mírtilo sobrevivió pero Enomao fue arrastrado por sus caballos hasta morir. Pélope mató entonces a Mírtilo porque éste había intentado violar a Hipodamía. Cuanto moría, Mírtilo maldijo a Pélope por su traición.
Pélope e Hipodamía tuvieron dos gemelos a los que llamaron Atreo y Tiestes.
Atreo, el que no tenía miedo, rey de Micenas, rica en oro, sería con el tiempo el padre de Agamenón y Menelao.
Atreo y Tiestes, ambicionando el trono en Olimpia, mataron a otro hermano suyo, Crisipo, y por eso fueron desterrados y refugiados en Micenas, donde arrebataron la ciudad a su rey, que estaba entonces fuera, luchando contra los Heráclidas (descendientes de Herakles que habían regresado al Peloponeso reclamando la península como herencia de su padre. La invasión doria, en los libros de Historia)
Atreo estaba casado con Aérope, que se acostaba con su cuñado, Tiestes.
Atreo había jurado sacrificar su mejor cordero a Artemisa, pero un día, en medio del rebaño, descubrió un borreguito de oro y se lo dio a su esposa para que lo escondiera y así no sacrificarlo. Aérope se lo dio a Tiestes. Y éste convenció a Atreo de que quien encontrara el cordero sería el rey de Micenas.
Atreo recuperó el trono siguiendo el consejo que recibió de Hermes. Tiestes aceptó devolver el trono cuando el sol se moviese hacia atrás en el cielo, una hazaña que Zeus llevó a cabo. Atreo recuperó el trono y desterró a Tiestes.
Atreo supo entonces del adulterio de Tiestes y Aérope y planeó su venganza. Mató a los hijos de Tiestes (Tántalo, Plístenes, Áglao, Orcómeno y Calileonte), los hirvió y los sirvió a la mesa. Al terminar la comida, le presentó en otra bandeja las cabezas, pies y manos de sus víctimas, para que se diera cuenta de lo que había comido. Tiestes vomitó horrorizado lo que tenía en el estómago y lanzó una terrible maldición a los descendientes de Atreo.
Entonces un oráculo aconsejó a Tiestes que si tenía un hijo con su propia hija (Pelopia), ese hijo mataría a Atreo. Tiestes así lo hizo y el hijo, Egisto, mató a Atreo. Sin embargo, cuando Egisto nació, fue abandonado por su madre, avergonzada de su acto incestuoso. Un pastor encontró al bebé y se lo dio a Atreo, quien lo crió como su propio hijo. Sólo cuando alcanzó la madurez reveló Tiestes la verdad a Egisto. Egisto mató entonces a Atreo.
Atreo y Tiestes asesinaron a Crisipo.
Pero Crisipo no existe sólo para morir: al igual que su padre, amado de Poseidón, aprendiera a conducir carros, Crisipo fue amado por Layo, que le enseñó a manejar los vehículos.
Crisipo no era hijo de Hipodamía, sino de una danaide con la que se había acostado Pélope. No obstante, era el hijo preferido para heredar el trono de Olimpia.
Layo, de la casa de los labdácidas, nieto de Kadmo, hijo de Lábdaco y futuro padre de Edipo, pretendía el trono de Tebas, pero fue despojado de él por sus primos y fue desterrado de la ciudad. Pélope lo acogió y le encomendó la tarea de educar a su hijo Crisipo, que enamoró al labdácida sin pretenderlo.
Entonces, Layo cometió un gran error: Raptó amó al muchacho y lo amó sin su consentimiento (cosa que estaba penadísima) Al darse cuenta de lo ocurrido, Pélope arrojó sobre Layo la maldición de Apolo, por la cual declara que tu estirpe se exterminará a sí misma. En Grecia, luego se conoció como el "Crimen de Layo"
Agamenón -nombre que hace temblar el misterio- junto a Menelao, fueron criados, junto con Egisto, el hijo de Tiestes, en la casa de Atreo.
Cuando se hicieron adultos, Atreo envió a Agamenón y Menelao a buscar a Tiestes. Le hallaron en Delfos y le llevaron ante Atreo, quien le arrojó a una mazmorra. Acto seguido se ordenó a Egisto que le matase, pero éste, reconociendo a su padre, se abstuvo de tan cruel acto. Mató a Atreo y, tras haber expulsado a Agamenón y Menelao, ocupó junto con su padre el trono de Micenas.
Los dos hermanos deambularon durante un tiempo hasta llegar al fin a Esparta, donde Agamenón se casó con Clitemnestra, la hija de Tindáreo, con quien fue padre de Ifianasa (Ifigenia), Crisótemis, Laódice (Electra) y Orestes. Menelao se desposó con la bella Helena.
¿Pero cómo empezó todo?
Tántalo conoció a Dione, hija de Atlas, nieta e Urano, sobrina de Prometeo. hermana de las Hespérides o la ninfa Calipso.... y tuvieron a Pélope.
Pélope conoció a Hipodamía, hija de Enómano, rey de Olimpia...y tuvieron a Atreo y a Tiestes, gemelos.
Atreo conoció a Aérope nieta de Minos el cretense ....y tuvieron a Agamenón y Menelao. Aérope también conoció a su cuñado,Tiestes, y tuvieron a Egisto.
Agamenón conoció a Clitemnestra, que tuvieron a Ifigenia, Elektra , Orestes.
Si se te hace largo en palabra tengo una versión película traducida a español donde se cuenta lo mismo, pero dura dos horas y media...Por si lo quieres ver
Helena de Troya versión completa (Dos horas y cuarenta minutos)
Flashback a los orígenes por la imposibilidad de editar:
Bizanzio: la ciudad del rey Byzas, hijo de Nisos el de Megara. Al parececer fue el Oráculo de Delfos quien le aconsejó asentarse enfrente de la tierra del ciego, así que Byzas se radicó en el Cuerno de Oro, frente a Calzedonia, determinando que los calezedonios debían estar ciegos si no veían las ventajas del lado europeo del Bósforo....
667 a.e.c.
Sus murallas
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Ἰσχύς μου ἡ ἀγάπη τοῦ λαοῦ
Última edición por Gorgias el 10 Oct 2011 22:22, editado 1 vez en total
En vez de editar tengo que continuar, así que retomo esto:
Citar:
Atenea, nacida de la cabeza del mismísimo Zeus y mediante un hachazo (que es algo que hay que leer dos veces) es símbolo de las habilidades mentales –el ingenio, la estrategia: el triunfo de la fuerza mental contra la fuerza física;y si se me apura, donde lo femenino –que no la mujer- hace sucumbir a lo masculino: lo cóncavo frente a lo convexo y donde lo cóncavo, lo que recibe, lo que es vaso, prevalece sobre lo convexo, lo que penetra en lo cóncavo, lo que es jarra. Lo primero que Atenea hizo en su existencia fue lo que habría hecho cualquier mujer: competir por ser dueña y señora, en este caso, de la ciudad del rey y serpiente llamado Cécrope. Como contrincante , frente a frente –y ella había nacido de la frente del Padre de los Dioses- se levantaba su tío Poseidón, que también pretendía el honor de hincar su tridente a algo en tierra firme. Ambas deidades, para hacerse con el patronazgo de la polis, debían de hacer un regalo a la ciudad. Poseidón, divinidad como se sabe de las profundidades marinas, clavó su tridente en la planicie de la colina de Cecropia y de ello surgió una fuente de la que habrá hablado, con su poder falocrático, hasta Freud; pero el agua era marina y no servía para nada más que para mojar las cosas. Atenea, por su parte, lanzó su mirada tan fulminantemente que de la tierra brotó, por vez primera, un olivo. De ese árbol, que desde entonces se volvió sagrado, se obtendrían maderas y aceites para iluminarse y alimentarse, para construir casas donde vivir o trirremes con las que surcar el ancho piélago y comerciar con ánforas llenas de aceites y aceitunas. Y así, la ciudad, que hasta entonces carecía de nombre, y que algunos aún hoy llaman Cecropia, pasó a llamarse Atenas en honor de su diosa protectora. Por aquel entonces- hacia el S. XVI a.e.c.- sobre la colina de la Akrópolis, la ciudad alta, que aún no era sagrada, vivía con sus tres hijas el legendario rey Cécrope, que había nacido de la tierra misma y , quizás por eso mismo, nacido bajo la forma de un ser que era mitad hombre, mitad serpiente. (Lo cual no es raro si pensamos que había centauros que habían nacido la mitad hombre, la mitad caballo.) En el S. XVI d.e.c. sobre la casi intacta colina sagrada de la Akrópolis, vivían los otomanos, herederos de los persas, sarracenos a más no poder, que -oh ironías del destino- habían convertido el Erecteion en un harén de eunucos, el Partenón en una mezquita que me parece que no mira a La Meca y los Propileos en un polvorín de polvorones polvorientos.. Los venecianos, acosando a los turcos, fueron quienes destruyeron el Partenón con una granada desafortunada. Atenea, mientras tanto, treinta y dos siglos antes de eso, se había hecho mujer. Un día, a eso de la caída de la tarde, en el incendio de los cielos a la hora del crepúsculo, fue a la fragua de Hefesto a buscar unas herramientas para vaya a saberse qué estratagema femenil y divina; Hefesto, el herrero barbudo de sudorosos músculos velazqueños, que entendía mucho de calores por estar siempre con el martillo junto a la fragua y porque Afrodita le ponía los cuernos con Ares, se sintió incendiado por los sapientísimos ojos de lechuza de Atenea y, sin más, quiso poseer a la diosa virgen. Atenea, violentada, se resisitó hábilmente y, como Hefesto era cojo, consiguió huir y conservar intacta su virginidad. Pero Hefesto, en el lance, tropezó consigo mismo y con sus contrariadas piernas y eyaculó de repente sobre el muslo de la divinidad; la diosa, suponemos que indignada, ruborizada y afrentada, se limpió el semen divino con un trozo de lana que dejó en el suelo: la tierra, entonces, se fecundó para concebir a Erecteo, que parece que heredó en su nombre la incandescencia de su divino padre. Atenea, no obstante, quiso criar al recièn nacido en secreto, lo escondió en una cesta y advirtièndo a las infantas acropolinas de que ni se les ocurriera abrir la canastilla, se la entregó a las tres hijas de Cécrope: Herse, Pandrosa y Aglaura. Pero las niñas no supieron resistirse a la curiosidad. Abrieron la canastilla y se encontraron con que la criatura estaba envuelta por una serpiente cuidadora. Espantadas, las tres niñas huyeron despavoridas, dicen que profundamente enloquecidas, y en la carrera se despeñaron Akrópolis abajo. No se entiende muy bien por qué tuvieron tanto miedo, si resulta que su propio padre era medio serpiente, pero eso es lo que nos cuenta la Crónica de Paros. Se entiende mejor que el rey, a pesar de haber perdido a sus tres hijas, adorara tanto a la causante de esa pérdida –Atenea- que de una madera del olivo que ella regalara a la polis, talló la primera estatua que la divinidad tuvo en Atenas: el Paladio.
Kékrops -o si prefieres, Cécrope- amó tantísimo a Atenea que por ella instauró las fiestas de las Grandes Panateneas, que significaban la mayor liturgia festiva de Atenas. Lo esencial de la fiesta era, cada cuatro años, cambiar el peplo -una especie de delantal- con el que se vestía la figuración escultórica de la divinidad. Para ello, de entre las familias nobles de la polis se escogía a tres doncellas ,las Arréforas, que durante un año pasaban a vivir en el Arreforion, donde tejían el peplo.
El Arreforion todavía puede verse, destruidísimo, junto al Erecteion, el templo que Cékrope mandó construir en la cima de la Akrópolis para conmemorar la fuente de Poseidón, el olivo de Atenea, y en cuyo patio vivía la serpiente sagrada. Este ofidio comía todos los días unas tortas de miel, hasta que un día dejó de hacerlo. La población lo tomó como muy mal augurio, decidió que la virgen había abandonado la ciudad, y huyeron todos despavoridos. Unos días después Atenas empezaba a ser invadida por los persas.
De este Templo no, porque esto es de Perikles, pero está construido todo sobre donde estaba el original ,destruido por los persas...salían las tres doncellas por un túnel subterráneo con una cesta en la que nadie nunca pudo saber qué llevaban y qué traían, aunque dicen que posiblemente fueran pastelillos en forma de falo.
Del olivo sagrado (el que se ve en la foto es de 1916) se plantaron olivos de los cuales se extraía aceite para premiar a los atletas que ganaban las competiciones deportivas, y las ánforas que lo contenían eran un bien preciadísimo en las casas de la época. Las competiciones deportivas tenían una muy admirada que era una carrera nocturna con antorchas desde el Pompeion, el gymnasio del barrio del Cerámico, hasta la Akrópolis, donde al día siguiente se hacía la gran prcesión por la Vía de las Panataneas, que cruzaba el Agora.
Todo por orden de aquel rey mitad serpiente.
Aquí en una estatua en los propileos del Odeón de Agripa, en el Agora.
El Imperio Bizantino, por cierto, jamás existió: es un concepto didáctico-crítico creado en el S. XIX para referirse a la parte greco-parlante de lo que quedó del IMperio Romano. Pero vamos, que no estamos ante un IMperio como el de Alexandrós O Megalós, por decir uno al tuntún.
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