EL 20 DE ENERO DE 1962, EL REY SIMEÓN Y LA REINA MARGARITA FIRMARON MATRIMONIO CIVIL EN LAUSANA.
El Rey y la Reina se conocieron antes de que él ingresara a la Academia Militar de los Estados Unidos. Margarita le causa una fuerte impresión, pero sus caminos divergen. Hope le da la noticia de su próxima visita a un amigo en Estados Unidos. Al enterarse de la dirección, el Rey le envió una invitación al baile anual de la academia, pero su partida a Japón no permitió que se vieran. Se reencuentran en Madrid el verano siguiente.
Deciden casarse, pero surge nuevamente un problema religioso porque Margarita es católica. La Iglesia Romana requería que el país no católico hiciera una promesa por escrito de que los hijos de este matrimonio serían bautizados católicos. Simeon no podía aceptar esto sin violar la Constitución de Tarnovo. Recurrió a un destacado abogado, experto en asuntos maritales, que sentó un precedente en 1938 en Japón. El obispo local se atribuyó la responsabilidad del matrimonio entre un católico y un gobernador sintoísta, sin exigir garantías.
Para superar las dificultades, NV Simeón II visitó dos veces el Vaticano. Fue recibido por el Papa Juan XXIII, a quien se llama el "Papa búlgaro". El Santo Padre, que pasó más de diez años en Bulgaria, siente cariño por la Familia Real.
En mayo de 1961 se anuncia el compromiso de Juan Carlos Borbón y Sofía de Grecia, de religión ortodoxa. Al mismo tiempo, el Concilio Vaticano II todavía está en Roma, con el objetivo de mejorar las relaciones entre las Iglesias católica y ortodoxa. Estas circunstancias contribuyen al desarrollo favorable de los acontecimientos.
El 14 de enero de 1962, el padre Albendea, confesor del rey de Bélgica, realizó la primera de tres ceremonias nupciales. La segunda ceremonia es el 20 de enero en Lausana, donde se celebra un matrimonio civil frente al alcalde de la ciudad.
Al día siguiente, la hermosa iglesia de Vevey está llena de gente. Familiares y búlgaros de todo el mundo están invitados al feliz evento. La bendición del matrimonio estuvo a cargo del metropolitano Andrei en colaboración con el arzobispo ruso de Suiza. "Es muy difícil disolver tres matrimonios, casi imposible", bromea la reina Margarita.
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