Discurso de Sophie
En primer lugar, permítanme decir lo maravilloso que es estar aquí con tanta gente que está haciendo tanto para cambiar vidas a través de los deportes de base. Ha habido algunas historias notables que han sido honradas hoy y una felicitación particular al Fulham Reach Boat Club por haber sido reconocido como Club Comunitario del Año.
Si me lo permiten, les ruego que me permitan unos minutos, ya que quería aprovechar esta oportunidad para reconocer otro gran hito y compartir un pequeño homenaje a mi querido marido, que celebra su 60 cumpleaños este domingo.
Sé que por los muchos años de matrimonio que llevamos, 25 en junio para ser exactos, le horrorizará verme aquí hablando de él en público. Sin mirarle, supongo que ahora estará sentado con los ojos ligeramente entrecerrados, posiblemente con los brazos cruzados, o con un brazo extendido sobre la mesa y, a todos los efectos, con un aspecto idéntico al de su padre cuando pronuncié discursos sobre él.
Hablé dos veces sobre el difunto Duque de Edimburgo en su presencia, y en ambas ocasiones me sentí como si estuviera a punto de lanzarme desde un avión sin paracaídas, pero aferrándome a la vaga esperanza de un aterrizaje suave. Hay que tener en cuenta que a mi suegro nunca le gustó que nadie le hiciera cumplidos, pues creía que lo importante eran las organizaciones a las que apoyaba, no él.
Sin embargo, el hecho de no haberme visto en la caseta del perro después de ninguno de los dos discursos, me tranquilizó al saber que, al menos, no había cometido ninguna metedura de pata importante y que por lo tanto podía detener los autos de fuga.
Así que, como entonces, y con mi marido de la misma opinión que mi suegro, y con los coches llenos de combustible a punto, allá voy, para darles una idea más clara del hombre con el que estoy tan orgullosa de estar casada.
Eduardo es probablemente más conocido por su apoyo a la organización juvenil Duque de Edimburgo Awards (DofE), fundada por su padre, a la que dedica gran parte de su tiempo, ya que preside comités, redacta estrategias y ayuda a orientar y dar forma a las actividades actuales y al futuro de la organización benéfica en el Reino Unido y en todo el mundo. Desafía a quienes la dirigen, anima a otros que trabajan en ella o la apoyan, y le encanta reunirse y charlar con quienes se benefician de ella. Sólo se puede adivinar el número de horas que dedica a ésta, la más inspiradora de las organizaciones benéficas juveniles.
Además de DofE, apoya con pasión a otras organizaciones benéficas, cada una de las cuales se toma igual de en serio. Ya sea centrándose en los esfuerzos deportivos de los atletas de la Commonwealth, tanto discapacitados como sanos; animando a las organizaciones que ofrecen oportunidades para que la gente acceda al deporte y a las actividades, como el fantástico trabajo de la Sport and Recreation Alliance, que celebramos hoy; trabajando en el campo de las artes con jóvenes músicos de talento o profesionales experimentados que enriquecen nuestra sociedad, o visitando y animando al maravilloso Instituto Marino del Caribe Central, que tanto hace para proteger y mejorar nuestro invisible y vital mundo submarino. La lista es larga y refleja sólo algunos de sus intereses.
Les animo a dar un paseo por su currículum y maravillarse de la amplitud de sus afiliaciones, cada una de las cuales contribuye a hacer de nuestro mundo un lugar mejor, y a comprender que no es sólo un nombre en un papel, sino que se compromete con todas ellas y se preocupa profundamente por cada una de ellas.
También se siente indudablemente orgulloso de sus afiliaciones militares. No sólo creo que lleva muy bien el uniforme, sino que se interesa enormemente por su labor vital y nada le gusta más que desconectarse y pasar horas felices hablando de tú a tú con quienes tanto hacen por servir a nuestro país.
Ha sido mi guía y me ha mostrado el camino a lo largo de los años. Me ha dado mucha ayuda y consejos (no siempre aceptados, lo admito), y sus conocimientos e instintos, perfeccionados a lo largo de décadas de servicio, son de un valor incalculable. Así que compartimos notas de discursos (no éste, ¡lo siento, cariño!), charlamos sobre temas que nuestros patronatos pueden estar abordando, y juntos creo que formamos un buen equipo.
Como un iceberg, lo que se ve por encima del agua o en público es sólo una pequeña parte de lo que ocurre entre bastidores. Lo que nunca se ve ni se puede cuantificar es el esfuerzo dedicado a garantizar la buena gobernanza de sus patronatos, animando a la gente a apoyar causas que merecen la pena, presidiendo comités, reuniéndose con directores ejecutivos y grupos de reflexión, redactando documentos, discursos, prólogos, presentaciones, y la lista continúa.
Pero haga lo que haga, da el 150% de sí mismo y, si todo lo demás falla, dedica toda la energía que le sobra a nuestros agotados perros o a destrozar el jardín. Al igual que mi suegro, mi marido nunca busca cumplidos para sí mismo. Así que cuando ha recibido un reconocimiento, siempre ha sido una sorpresa total para él, y por eso agradezco esta oportunidad de, por una vez, poder celebrarlo públicamente y felicitarle.
Se sintió muy feliz y humilde cuando Su Majestad la Reina Isabel le nombró Caballero de la Jarretera en 2006 y se sintió igualmente encantado y emocionado el día en que Su Majestad el Rey -a quien ambos apoyamos con increíble orgullo- le nombró Duque de Edimburgo. Se merece ambas cosas por igual y estoy muy orgullosa del hombre que es.
Es el mejor de los padres, el más cariñoso de los maridos y sigue siendo mi mejor amigo.
Brindo por ti, mi querido Eduardo, y te deseo, junto con toda tu familia, tus amigos y muchas otras personas, el más feliz de los cumpleaños.
