Efectivamente, amigos míos, Albacete existe. He tardado varios años en confirmar la noticia, pero ya no queda lugar a dudas (una broma inocente, miles de abrazos a todos los albaceteños y albaceteñas que nos leen)
Pues bien, perdido en aquella maravilla de provincia se encuentra el palacio Gosálvez. Nació por las ganas de aparentar de una familia del mismo apellido, allá por los principios del siglo XX, pero no se escatimó en gastos.
Como resultado de todo aquel enoooooooooorme dispendio quedó una maravilla de edificio, rellenito de obras de arte, antigüedades, los mejores muebles y adornos...Cualquier cosa era poco en loor de la familia Gosálvez (estos nuevos ricos, ya se sabe)
Quedo un palacio enteramente francés, con un parque y un entorno a juego de caerse la baba.
Se compone de un cuerpo central, perfectamente regular, con dos alas que enmarcan un patio central. Y, moriros todos con el dato, en este patio se situaba una impresionante fuente que al familia Gosálvez llamaba "La Zarina" ¿Sabéis porqué? Pues resulta que por arte de birlibirloque esa fuente había sido regalada a la familia, ni más ni menos, que por nuestra vieja conocida Alejandra, esposa de Nicolás II, zar de todas las Rusias. ¿Cómo os habéis quedado? Pues muertitos, cómo no. Eso sí, no busquéis la fuente en mis fotos, que no queda de ella más que la base en la que se asentaba. Es de esas cosas, enormes, que desaparecen como por ensalmo.
Aquí la maravilla en sus años de esplendor:
En esta maqueta hay una recreación de la fuente, para que os hagáis ilusiones.