Hola,muy interesante la historia de los fantasmas,sobretodo los de la famosa TORRE DE LONDRES,aqui dejo la historia sobre los jovenes principes hijos de Eduardo IV.
La Misteriosa Desaparición de los Pequeños Príncipes.
Una de las historias más sórdidas que transcurrieron tras los muros de la torre,fue la que tuvo como protagonistas involuntarios a dos niños, los hijos varones de Eduardo IV. Los jóvenes príncipes, de once y nueve años, desaparecieron misteriosamente mientras estaban alojados en la Torre y nunca más se supo de ellos. Su desaparición permitió a su cruel y ambicioso tío, el Duque de Gloucester, ceñirse la corona de Inglaterra bajo el nombre de Ricardo III.
Todos sospecharon de Ricardo como artífice de las desapariciones, e incluso Tomas Moro y Shakespeare le acusaron directamente de asesinato, aunque también se rumoreó que el nuevo monarca había llegado a un acuerdo con la madre de los pequeños para que fueran sacados del país y educados en el anonimato, con la promesa de que nunca volverían a Inglaterra. Años después varios jóvenes reclamaron el trono, pretendiendo ser alguno de los desgraciados príncipes; algunos de estos pretendientes alcanzaron gran notoriedad en la época y aglutinaron a su alrededor numerosos partidarios, pero todos tuvieron el mismo fin: la muerte en el tajo por traición.
Pero lo cierto es que nadie sabe realmente lo que ocurrió, sólo que, 200 años más tarde, durante el reinado de Carlos II, unos extraños huesos fueron encontrados debajo de una escalera que estaba siendo reparada; al parecer, por su tamaño parecían de niño y se encontraban mezclados con los de algún animal. Lo cierto es que nadie dudó entonces de que se trataba de los restos de los desgraciados príncipes, y fueron directamente enterrados en la Abadía de Westminster, lugar de reposo de los miembros de la Familia Real Británica.
Otra historia, todavía más extraña, parece también confirmar el asesinato: varios testigos, a lo largo de los siglos, dicen haber visto, en la ahora llamada Torre Sangrienta, los espectros de dos niños que, vestidos con camisones blancos y cogidos de la mano, se pasean en silencio por la torre durante unos segundos, para luego desvanecerse sin hacer el menor ruido, tal y como habían llegado.
La Guerra de los Dos Rosas
Durante la segunda mitad del siglo XV, mientras que los Reyes Católicos comenzaban el proceso de unificación Peninsular. Inglaterra se encontraba sumida en una guerra dinástica, llamada de las Dos Rosas, que enfrentaba a dos ramas de la dinastía reinante de los Plantagent: los Lancaster y los York.
El candidato de los primeros era Enrique VI, mientras que el de los segundos era Eduardo, Duque de York, a quien sus partidarios le conocían como Eduardo IV, y que contaba con el apoyo incondicional y eficaz de su hermano Ricardo, Duque de Gloucester.
Durante varios años, según las vicisitudes de la guerra, los reinados de ambos hombres se fueron alternando; hasta que finalmente, los triunfos militares y el asesinato de Enrique mientras estaba encarcelado en la Torre, parecieron decantar la victoria del lado de Eduardo, que fue coronado en 1471.
Pero, en 1483, Eduardo IV moría inesperadamente dejando como heredero a su hijo de once años, también llamado Eduardo. El joven príncipe había nacido del matrimonio del monarca con Isabel de Woodville, perteneciente a una de las familias más importantes del reino, que le dio además otros dos hijos: Ricardo e Isabel.En su testamento Eduardo designaba a su hermano Ricardo, Lord Protector del Reino durante la minoría de edad del nuevo monarca.
Todo parecía desarrollarse según lo establecido, los dos hijos varones del fallecido monarca fueron trasladados a la Torre de Londres, donde estarían protegidos hasta el momento de la coronación del mayor de ellos en Westminster. Sin embargo, no se sabe si por las intrigas de la corte o siguiendo un plan meticulosamente planeado de antemano, la situación política cambió repentinamente.
Lo cierto es que la coronación se iba demorando más de lo previsto y los tíos maternos del joven monarca comenzaron a presionar para que se llevara a cabo inmediatamente. La respuesta de Ricardo fue contundente, acusó a los Woodville de traición, y mandó asesinar a todos sus miembros varones, así como a sus partidarios. Una vez neutralizada la amenaza de la poderosa familia, se sacó de la manga un documento que probaba un primer matrimonio de Eduardo IV, que era todavía valido cuando se casó con la Woodville. Por tanto, su boda con Isabel quedaba invalida y los hijos nacidos de ese matrimonio considerados ilegítimos, con lo que perdían sus derechos sobre el trono. Por supuesto, él se hizo coronar inmediatamente con el nombre de Ricardo III.