Creo que fue Joaquín el que se percató de que el sillón de Leonor portaba bordado el escudo de la Princesa de Asturias, diferenciado así del de sus padres y hermana. En las fotos que ha subido Ana, se aprecia muy bien.
Los españoles siempre tendemos a pintar las cosas muy negras. No hace falta que venga alguien de fuera a hundir nuestras expectativas que ya las hundimos nosotros solitos. En ese sentido, no estamos para nada pagados de nosotros mismos. Quizás por eso, a algunos les chocará que nos sorprenda la normalidad ante una situación completamente nueva. Todo lo que sea tremendamente novedoso, nos hace fruncir el ceño de la desconfianza. Lo bueno es que si las cosas salen mejor de lo esperado, nos llevamos tremenda alegría. No hay mal que por bien no venga, oiga.
Y como esto se lleva en la sangre, pues aquí estoy. Me ha
encantao, pero muchísimo, el discurso de Batet. Me esperaba una cosa fría, fría, pero ha tenido unas líneas realmente pedagógicas respecto a la institución. O sea, muy, muy bien. Decir eso ante el pleno de las Cámaras es realmente importante hoy en día, pero que sepamos que lo entiende y así lo siente parte del espectro político, realmente reconforta.
"Nuestra Monarquía Parlamentaria ha sabido mantener, sin excepción, su posición institucional, superadora de la legítima dinámica de competencia entre partidos políticos y ser permanente referencia de los valores constitucionales compartidos y de la vocación de diálogo y consenso. La Corona, como Jefatura del Estado, nacida de la voluntad democrática de la ciudadanía, se ha afirmado en su compromiso con las libertades, consciente como nadie, de la importancia de las instituciones cuyo normal funcionamiento habéis siempre respaldado. No son la crítica ni la discrepancia, expresadas respetuosa y razonadamente, las que debilitan una institución firme y consciente de su legitimidad y posición. Por el contrario, esas críticas contribuyen a su fortaleza, basada ante todo en su condición integradora y de patrimonio común a toda la sociedad y a las fuerzas políticas, contribuyendo así a evitar el peligro de su apropiación partidista y excluyente. Desde el más profundo agradecimiento por este compromiso, y como expresión de ese carácter común y compartido de nuestra Monarquía, quiero terminar mi intervención como Presidenta del Congreso de los Diputados con un voto nacido del respeto y la mayor consideración por vuestra función, vuestra posición institucional y el desempeño de vuestra tarea. Por eso, con toda la solemnidad de esta ocasión, y con la representatividad que el cargo me confiere les digo: ¡Viva la Constitución y viva el Rey!".Y ahora traigo las palabras de la Reina Sofía, que ya comentamos hace unos meses cuando debatimos precisamente respecto al uso partidista de la monarquía, incluídos los que aplauden con fruición al Rey.
Clara escribió:
Hay unas palabras muy certeras de la Reina Sofía en la primera biografía de Pilar Urbano. Las expresó al referirse al regreso a España de la Reina Victoria Eugenia para el bautizo de Felipe.
"Vi también un poco de excitación, de histerismo... Entiendo que, en tiempos de Franco, había que tener valor para ir a manifestarse y a decir que se estaba con la monarquía. Pero... esa escena del aeropuerto la recordé años después, en 1981, cuando el entierro de mi madre en Grecia, en Tatoi: también había un grupo de gente, un grupo monárquico, con histerismo, con aplausos y gritos que no eran serenos. Y no me gustó. En las dos ocasiones, vi expresiones partidistas, y la monarquía tiene que estar al margen de las ideologías: no puede ser clasista, ni mucho menos sectaria. Ha de ser constitucional, y para todos. Si vale, si sirve al pueblo, permanece. La gente la quiere. La monarquía no pueden defenderla unos cuantos fanáticos monárquicos: es del pueblo, la tiene que defender todo el pueblo, si la aprecian, si saben que está para servirles a ellos. Pero, si no es así, si no les sirve, si no la quieren, si creen que es clasista y para unos cuantos aristócratas, es lógico que quieran cambiarla por otra cosa."
Por eso, hoy en día, es tan importante que el posesivo "nuestra" que acompaña a monarquía, sea tan plural, como partidos constitucionalistas haya. De todos y para todos, no para unos cuantos. Sea Pedro, Pablo, Inés, Santiago o Manuel. Todos. Estoy cansada del titulillo "institución anacrónica" y esas cosas. Tanto de los de dentro como de los que nos ven desde fuera. Por esa regla la república también es un anacronismo, pues nacieron de la mano hace más de dos milenios. Quizás se cieguen al no ser capaces de advertir que la principal bondad y adelanto que aporta la monarquía parlamentaria o constitucional, sea que la Jefatura del Estado queda "desinfectada" de cualquier interés político o partidista, porque más que ninguna otra institución, está para obedecer y para criar y formar a sus miembros para seguir obedeciendo y sirviendo al país, no a un partido o interés político.