Ay, llego tardísimo para comentar la boda...pero, bueno, ahí van mis impresiones.
La novia, muy deslucida. No me gusta el vestido, me parece muy anodino, sin estilo ni gracia alguna, con ese cuerpo de encaje que remata en las caderas para que salga una falda ancha que no tiene nada que llame la atención en positivo. Con el velo no se ha lucido, como habéis señalado el hecho de que el motivo floral que le sirve de cenefa quede en la parte superior de la cabeza de fondo a la tiara le quita encanto a la tiara. Esperaba mucho más de Marie, sinceramente.
La reina de Dinamarca, mucho más discreta, sobria y elegante de lo que yo tenía en mente. Con la afición de Daisy a los trajes barrocos, recargados e incluso extravagantes, tuvo la deferencia de escoger un
modelo bastante discreto y favorecedor.
De las demás asistentes, la número uno en mi ranking es Victoria de Suecia. El vestido me parece sencillamente precioso, con un color muy bonito y un diseño que le queda a las mil maravillas. No sé si pondría en segundo lugar a Mette-Marit. El
modelo corte imperio en un rosado brumoso le sienta bien a su figura, confiriéndole cierto glamour. Luego iría la princesa Mary, el vestido es bonito y a mí si me gusta el color, aunque no me pegan esa tiara y ese broche con ese vestido, la verdad sea dicha...
Las primas del novio bastante ni fu ni fa. Las Sayn-Wittgenstein-Berleburg no se han salido de una tónica muy normalita. Alexia de Grecia se lleva el premio a la cutrez con su manía de repetir vestidos en las bodas. Un cante, vamos. En cuanto a Caryn, la novia de Gustavo de Sayn-Wittgenstein-Berlebug, me gustaría el vestido si no le hubiesen puesto ese cuello que me recuerda en exceso a Blancanieves.