Anabolena del Hispanico postó éste articulo.
"Retratos de los 40 años como reina de Margarita de Dinamarca"
Copenhague, 18:00 horas del 31 de diciembre de 2011. «¡Rápido, rápido, que no llegamos!», gritan los pocos ciclistas que cruzan las calles de la ciudad a toda velocidad. Nadie quiere perderse el tradicional discurso de Nochevieja de la Reina. Incluso, los más republicanos se apostan frente al televisor con respeto y admiración. Margarita II de Dinamarca es la soberana de una nación entera, no sólo de unos pocos, claman sus más fervientes defensores.
La monarca de todos los daneses cumple estos días 40 años en el trono. Según una encuesta del diario «Politiken», el 80 por ciento de sus súbditos tiene en gran estima a la Casa Real y tan sólo un 16 por ciento desearía reemplazar la monarquía más antigua de Europa por una república. Ni siquiera para ahorrarse los 75,5 millones de coronas (unos 13,5 millones de euros) libres de impuestos que recibe la Reina Margarita y su familia del erario público cada año. «Es necesario ese presupuesto», asegura Stine Nielsen, una estudiante de Comunicación de 25 años. «La Familia Real realiza una labor importante para nuestro país y debe vivir como corresponde a su rango».
Señas de identidad
Desenfadada, sonriente, fumadora empedernida, bohemia, incluso extravagante… Margarita II no tiene teléfono móvil, jamás ha escrito un e-mail y casi nunca hace la compra, excepto cuando va a algunos mercados locales durante sus vacaciones en Francia o cuando viaja a Londres para adquirir sus regalos de Navidad.
Dicen, quienes la conocen, que es estricta en las normas y relajada en los gestos. Pero Daisy —como la llaman de puertas de palacio para dentro— siempre ha sabido acercarse a su pueblo: como estudiante, convivió en un colegio mayor de Aarhus con otras jóvenes de su edad; como artista, ha expuesto sus obras al público general; y como actriz, representó a una mendiga en una obra de teatro. También se mete sin problemas en el papel de turista, sobre todo en Groenlandia, a donde viaja a menudo y en donde, en ocasiones, se aloja en una tienda de campaña. «La Reina es una mujer inteligente, enamorada del arte y de la naturaleza, dos ámbitos que la acercan a los ciudadanos de a pie», explica Helle Bygum, autora de dos libros sobre la soberana danesa. «Pero a pesar de ese acercamiento al pueblo, vive como una reina y actúa como tal, ofreciendo la perfecta imagen de lo que una monarca debe ser».
Ni rápido ni lento
No es sólo su atractiva personalidad lo que le ha granjeado el cariño de la sociedad danesa. El ritmo de
modernización de la monarquía como institución, ni demasiado rápido ni excesivamente lento, ha sido la causa última del respeto que le profesan sus conciudadanos. «Al contrario que otras monarquías, como la británica o la noruega, la Casa Real danesa ha conseguido encontrar el equilibrio entre
modernidad y tradición», señala el historiador Lars Hovbakke Soerensen: «La Reina Margarita ha sabido adaptarse a la evolución de la sociedad. En Inglaterra, por ejemplo, Isabel II se ha aferrado a la formas hasta hace muy pocos años».
«Un buen ejemplo del equilibrio que ha logrado nuestra Reina es el matrimonio de su hijo Federico, el Príncipe Heredero, con la australiana Mary Donaldson: no ha sido tan
moderna como para permitir la unión de su hijo con una persona corriente de la sociedad danesa, pero sí con una extranjera, de la que apenas se sabe nada y de la que muy poca gente puede hablar mal», continúa Soerensen. Ni siquiera el divorcio de su segundo hijo, Joaquín, abrió brechas en la solidez de la institución. «Supieron manejar el asunto con discreción, de forma que no hubiera escándalos», afirma Bygum.
Sin embargo, los tabloides y las revistas del corazón se llenan cada día de historias de la Familia Real danesa. Muchos ciudadanos siguen cada paso de su vida como si fuera una telenovela, con regocijo e interés. Pero al contrario que en otros países, afirman los expertos, los daneses no se escandalizan cuando uno de sus miembros se divorcia o mantiene una relación sentimental con un plebeyo. «A los daneses nos gusta pensar en ellos como gente normal, con los pies en la tierra, como nosotros mismos», aclara Bygum.
El único punto débil de la reina Margarita durante estos 40 años de reinado ha sido su marido, el Príncipe Henrik, a quienes los daneses siguen viendo como un extranjero y no terminan de aceptar. Le acusan de no hablar el idioma con corrección (conserva un pronunciado acento francés), a pesar de haber vivido en Dinamarca durante más de cuatro décadas. Sin embargo, la pareja ha vivido su relación al margen de las críticas y con relativa felicidad, a excepción de una discreta crisis hace diez años. «Al final, de lo que se trata no es sólo de que nuestros monarcas sean embajadores de Dinamarca en el extranjero y den una imagen de cuento de hadas, sino de que sean
modelos para nosotros, que sean personas con las que podamos identificarnos. Ahí radica la base de su éxito», concluye Soerensen.
http://www.abc.es/20120107/estilo-gente ... 70050.html