Este es un tema en que entra a jugar mucho el nacionalismo como lo entendemos actualmente.
Antiguamente, uno no era ciudadano de Francia, era súbdito de Luis XIV.
Por eso vemos en la historia a muchos príncipes y nobles militares que servían a reyes de “otras nacionalidades”; o, a feudos que pasaban de un rey a otro.
El nacionalismo, tal como lo entendemos ahora, es un sentimiento que nace con la revolución francesa y se va acentuando con el tiempo.
Con la Gran Guerra esto se elevó a principios nunca vistos.
El pueblo inglés, por ejemplo, consideraba a la reina Mary una “alemana”, lo mismo que el ruso a la zarina Alejandra.
Ambas, fueron victimas de una serie de ataques populares en este sentido.
Sin embargo, Mary se sentía una inglesa “de la cabeza a los pies”.
Esto es un poco complicado. Es más un problema de opinión, punto de visto. Tenemos que tratar de ubicarnos en el momento y pensar como los diferentes estamentos sociales de la época: los royals o el pueblo.
Siendo así, para el pueblo se era “alemán” no les importaba de cual de las monarquías germanas fueses; si estas seguían siendo independientes, todo era simplemente Alemania.
Para la realeza no era así. Diferenciaban por parentescos, educación, casa originaria, monarquía, en fin, otros valores.
El cambio de “Sajonia-Coburgo-Gotha” a “Windsor” no fue una decisión fácil para el rey Jorge V. Él lo veía casi como renunciar a sus raíces, a su nombre; una traición a su propia familia. Pero la situación era insostenible y el Reino Unido estaba perdiendo la guerra con Alemania. Muchas veces temían una inminente invasión a la isla.
Para colmo, la situación social en el país era complicada, los comunistas cada día tomaban más poder y alborotaban más. La verdad si la “Revolución” no se hubiese dado en Rusia se habría dado en Inglaterra. Lo que sucede es que el gobierno británico era más sólido y supo tomar una serie de medidas necesarias para mantener el sistema, entre las que figuraba el cambio de nombre de la dinastía.
A Isabel II le preguntaron una vez, cuál seria el nombre de su dinastía, si Mounbatten o Windsor, en ese momento ella declaró que aun no había tomado una decisión al respecto. Esto lo traigo a colación para decir que esto depende un poco del monarca. La reina Victoria siguió la tradición inglesa de usar el nombre de la casa del varón (aunque fuese la fémina la soberana) para nombrar la dinastía. Hoy por lo que vemos, seguirá Windsor.
En el caso particular de Felipe, por este mismo nacionalismo, se optó por cambiar su nombre de príncipe de Grecia por Mountbatten, nombre de su madre si es que hubiese seguido siendo inglesa y no princesa de Grecia como lo era (hasta allí jalaron la pita).
Aquí hago un paréntesis para decir que seria el mismo caso si hubiese sido el infante don Jaime el casado con Isabel II y le hubiesen obligado a utilizar el Battemberg en vez de Borbón como primer apellido y encima
modificarlo al anglicanizado Mounbatten
El nombre de Felipe, de origen greco-danés, pertenecía a la casa alemana Holstein y para el pueblo podría resultar simplemente un alemán. En un momento que acababa de concluir la II Guerra Mundial, no era conveniente frente al pueblo un príncipe Griego y peor aun uno alemán, en el trono británico.