Comparación por comparación, lo del volcán fue distinto...
Primero, porque no fue una catástrofe natural que arrollara a la población durante unas horas. Duró tres meses y nadie podía prever su final. Era inexorable, pero no veloz. Segundo, que sucedió en un lugar remoto del país donde ese sentimiento de miedo a verse excluidos y olvidados es profundo. Valencia parece haberse ofendido por sentirse abandonados, siendo una provincia importante. En La Palma se vivió que las noticias no decían bien ni el nombre de la isla ni de las localidades, pero nunca rodaron cabezas por eso. Ellos saben que en la Península no se aclaran y los confunden siempre con Palma y Las Palmas. Mucha gente sabe que venir tantas veces se hizo por eso, para matar esa sensación. Además, en el caso de Sánchez, veranea en Lanzarote. Bueno fuera que Canarias solo exista en su cabeza para ser lugar de vacaciones. En general, al presidente se le nota que ese sentimiento de que no te tienen en cuenta, que a veces ni nos nombran ni salimos en los mapas, que aquí es bastante profundo y antiguo al margen de a quien votes, y no tiene nada que ver con el nacionalismo, lo ha comprendido y procura ponerle remedio.
Otra diferencia es que no hubo muertos, y sí se esperaba un volcán. Que abriera por otra zona, vale, y que no fuera tan destructivo, pero no hubo un shock por la sorpresa similar. Incluso te diría que muchos políticos, y los Reyes, estaban fascinados al verlo. Era un espectáculo de la naturaleza, después de todo. Creo que muchos vinieron muy voluntariamente, más allá de sus competencias.
Y luego está la reacción de la gente. Aquí no se encontraron ni ira, ni violencia, ni exigencias. La gente siempre se mostró agradecida y jamás les montaron una escena que les restara políticamente ni mucho menos temieran por su integridad física. El Rey, por ejemplo, estuvo un día paseando por Los Llanos él solo, de visita privada y casi sin escolta. Entró a almorzar en un restaurante del centro, tan ricamente. No hay color con el dispositivo de Paiporta. Hombre, la situación era distinta, pero tampoco nadie le pidió que se pusiera una mascarilla y subiera a un tejado a retirar ceniza volcánica para que empatizara con los vecinos.
En cuanto al presidente canario, Ángel Víctor es un pan bendito. Eso lo sabe cualquiera que lo conozca, que no es mi caso, pero sí el de algunos amigos míos. Y no de ahora, como político, de su vida anterior. El era profe de Lengua y Literatura en un instituto de Las Palmas y en el gremio, nos conocemos. Cuando gobernó, le cayeron todas las catástrofes, y las lidió muy bien. No se trata de que sea del
PSOE, porque en La Palma lidiaron varias administraciones y el Cabildo insular y los ayuntamientos afectados también tenían al frente otras formaciones, unos eran del PP y otros de CC. Nunca hubo fricción entre ellos. Igual que nunca la hay cuando sufrimos incendios forestales. Esa cultura del enfrentamiento no es la habitual aquí si hablamos de un fenómeno natural. Unos fueron mejores gestionando que otros y las urnas pusieron todo en su sitio. Y hasta ahí llegó, pero cada uno hizo lo mejor que pudo y supo.
Lo de Valencia ha ido por otro lado porque el presidente autónomo falló de entrada y ahora intenta sacudirse su responsabilidad salpicando al resto y no asumiendo su parte. Ya te digo que en La Palma no fue el caso. Por eso es lógico que el ahora ministro afirme que se puede trabajar en coordinación con el gobierno central y entre diferentes colores políticos. El lo sabe porque lo hizo unas cuantas veces.