Pues yo no caigo... nos lo cuentas?

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Lo que pidas, Vandal

Margarita de Borgoña nace en 1290, del matrimonio conformado por Roberto II, duque de Borgoña -lo que la hace la primera princesa capeta, de la rama borgoñesa- y de Inés de Francia, quien era hija de Luis IX de Francia y Margarita de Provenza. Por lo que se desprende que la muchacha traia su abolengo y pedigree lo que iba a garantizarle un buen casamiento





Tal que el 23 de septiembre de 1305, en Vernon, se casó con Luis X El Obstinado, hijo del rey de Francia Felipe IV el Hermoso y de la reina de Navarra Juana I.

Pues bien, este matrimonio no sería el mejor avenido. Por amor es claro que no lo fue, como no lo eran la gran mayoría en aquella época. Pero el de Margarita terminará en desgracia. Para ella, claramente. Y si vamos a ser justos, a él tampoco le fue muy bien.




Margarita, junto a sus primas Juana y Blanca de Borgoña, será acusada de adulterio.
La mayoría de relatos sobre el escándalo comienzan con la visita a Francia, en 1313 de los reyes de Inglaterra, Eduardo II e Isabel de Francia, hija de Felipe IV el Hermoso. Durante la visita, Luis y Carlos, hermanos de Isabel, habían organizado un espectáculo satírico de títeres para sus invitados y después del mismo, Isabel regaló unos monederos bordados a sus hermanos y a sus cuñadas: Margarita de Borgoña, Juana II de Borgoña y Blanca de Borgoña; estas dos últimas eran hermanas entre sí y primas de Margarita.
Aparentemente, unos meses después, Isabel y Eduardo vieron que los monederos que habían regalado a sus cuñadas estaban en manos de dos caballeros normandos, Gautier y Philippe d'Aunay. Isabel concluyó que entre ellos y las esposas de los príncipes tenía que haber un asunto ilícito y parece ser que informó a su padre en su siguiente visita a Francia, en 1314. Visita que aparentemente, fue hecha con el sólo motivo de informarle a Felipe IV el Hermoso que sus nueras eran unas casquivanas.

Felipe IV mandó vigilar a los caballeros durante un tiempo, y el escándalo comenzó a tomar forma. Las acusaciones se centraron en la hipótesis de que Blanca y Margarita habían comido, bebido y perpetrado adulterio con Gautier y Philippe d'Aunay en la torre de Nesle durante algún tiempo. El lugar era una vieja torre de guardia situada en París, a orillas del Sena, que el rey había comprado en 1308
En cuanto a la tercera cuñada, Juana, se dijo que podría haber estado presente en alguno de estos encuentros y conocer lo que sucedía, aunque ciertas acusaciones posteriores sugerían que ella también había cometido adulterio.

Según Maurice Druon en su magnífica saga Los Reyes Malditos, nos cuenta que fue Roberto de Artois -enemigo acérrimo de Mauhaut, madre de Juana y Blanca, por haberle "arrebatado" el Condado de Artois- el que va con el chisme, ya que se toma un barco hasta Inglaterra y le cuenta a Isabel que las cuñadas andaban medio sueltas de cascos y adornaban las testas de sus esposos -hermanos de Isabel- con unos cuernos considerables por lo que el asunto queda planteado como una venganza de Roberto hacia Mauhaut, que no hará otra cosa durante toda la saga, que querer verla caer en desgracia. Isabel entonces, decide regalarles los famosos monederos a sus cuñadas y éstas, se los regalan a sus amantes.
Luego de cerciorarse que los monederos estaban en manos de los amantes, Isabel viaja a Francia, le cuenta a su padre lo que ha sucedido y éste hace comparecer a sus nueras ante él. Estando las muchachas ante el suegro, les piden los monederos y por supuesto, no pueden defender su posición y será lo que hace caer en desgracias a los amantes.





La mayoría de los historiadores tienden a creer que las acusaciones contra Blanca y Margarita eran verdaderas, aunque algunos se muestran escépticos.
Algunos expertos sugieren que Isabel podría haber tenido una motivación política para hacer estas acusaciones: acababa de dar a luz a su hijo Eduardo, y en teoría, la eliminación de sus tres cuñadas podría allanar su camino al trono de Francia. Otros, argumentan que es poco probable la existencia de ese plan, dada la posibilidad de que los hermanos volvieran a casarse y tuvieran hijos varones en los años siguientes. Algunos cronistas contemporáneos sugieren que Enguerrand de Marigny, el impopular Gran Chambelán de Francia de Felipe IV, habría tendido una trampa a los caballeros y damas involucrados.

Tras el periodo de vigilancia, Felipe IV hizo públicas las acusaciones y mandó detener a los implicados. Según algunos estudiosos, Gautier y Philippe d'Aunay intentaron huir a Inglaterra, pero al final fueron interrogados y torturados por oficiales franceses. Ambos confesaron el adulterio y fueron declarados culpables de un crimen de lesa majestad. Blanca y Margarita fueron juzgadas ante el Parlamento y declaradas culpables de adulterio. Se les afeitó la cabeza y se les sentenció a cadena perpetua. Juana también fue juzgada ante el parlamento, pero fue declarada inocente, en parte gracias a la influencia de su marido, Felipe. Algunos años más tarde, Juana será coronada reina, al subir al trono su esposo y llevará un matrimonio estable, del cual nacerán siete hijos, de los cuales, sólo cuatro mujeres llegarán a la edad adulta. Al enviudar de Felipe, permanecerá viuda ya que no volvió a casarse.

Una iluminación de la crónica que recoge el escándalo de la Torre de Nesle, donde vemos cómo Margarita es afeitada. En aquellos tiempos, el cabello de una dama era uno de sus más preciados signos de femeneidad y belleza. Al despojarla de su cabellera, la humillación que debió sentir debe haber sido enorme



Al acusar de adulterio a Margarita, se pone en duda la paternidad de la hija que había tenido con Luis, el Obstinado, la pequeña Juana II de Navarra. Ésta, al llegar a la edad adulta, sólo heredará sus posesiones de Navarra, gracias a las gestiones de su esposo, Felipe de Évreux que llega a un arreglo con el tío de Juana II, el rey Felipe VI. Estando las cosas así, no resulta descabellado que la acusación de adulterio que sufrió su madre y posterior castigo, fuese una movida política.

El escándalo de la torre de Nesle provocó el encarcelamiento de Blanca y Margarita, y la ejecución de sus amantes, los cuales -como bien ha de suponerse- sufrieron atroces tormentos antes de ser ejecutados. El episodio provocó un fuerte disgusto a Felipe IV y ciertos expertos consideran que podría haber contribuido a su muerte, ese mismo año, aunque todos vamos a coincidir en que lo que lo mató fue la maldición de Jacques de Molay desde la hoguera. Es que hace a la historia más interesante y legendaria y no un accidente cerebrovascular, como hipotetiza Druon en El Rey de Hierro
Durante un tiempo, Isabel fue muy criticada en Francia por no defender a sus cuñadas. Después de leer la saga de Maurice Druon, pienso que Isabel era una amargada, que se revolvía en su propia frustración por el infeliz matrimonio que había hecho con Enrique II. Quizás como consecuencia de sus malas acciones, el odio que habrá despertado en sus cuñadas y los ruegos de éstas, para que la vida les vengara por haberlas delatado frente a Felipe, su propio matrimonio fracasó estrepitosamente años más tarde, aunque había fracasado desde el primer día. Muchos historiadores señalan a Isabel como responsable del asesinato de su marido Eduardo II en 1327, después de que ella tomara el poder en Inglaterra junto con su amante, Roger Mortimer, en 1326 y con el cual tampoco será feliz ya que su hijo lo encarcelará, lo ejecutará e Isabel perderá la criatura que esperaba de Roger y termina sus días encerrada en el castillo de Rising (Norfolk), donde murió, luego de tomar el hábito de clarisa, el 22 de agosto de 1358, a los 67 años de edad. Fue sepultada en la iglesia franciscana de Newgate en Londres con el vestido de núpcias con Eduardo II. Lo cual, de ser así, debe ser una eterna tortura para Isabel, porque llevar una eternidad el traje que usaste para desposar a un marido que prefería a los Despenser y a otro cualquier mozo antes que a tí, ha de ser un castigo.





Pero volviendo a Margarita de Borgoña y sus primas. A causa del vacío de poder en el trono papal entre la muerte de Clemente V en 1314 y la elección de Juan XXII en 1316, el matrimonio de Margarita con Luis no pudo anularse. Margarita fue encarcelada en una mazmorra del Castillo Gaillard.
Luis ocupó el trono ese mismo año, tras la muerte de su padre, Felipe IV, siendo coronado oficialmente en agosto de 1315. Margarita seguía viva por entonces, pero poco después, el 14 de agosto, murió en prisión en extrañas circunstancias, probablemente asesinada.





Cinco días después, Luis casó en segundas nupcias -oportunamente viudo- con Clemencia de Hungría, sobrina como él mismo de Carlos de Valois, que también era su más cercano consejero. El propio Luis murió un año más tarde, tras caer enfermo después de un partido de tenis. Su viuda, la hermosa Clemencia, estaba embarazada al momento de enviudar y dará a luz un hijo, el cual morirá a los pocos días y -según la saga de Los Reyes Maditos- fue Mahaut de Artrois la que envenenó al niño, para que ascendiera al trono, su yerno Felipe, el esposo de su hija Juana.
Tras la muerte de su hijo, Clemencia abandonó la corte y se trasladó al Palacio del Temple y de ahí a Aviñón. En 1318 pasó a residir en el Convento de Dominicas de Aix-en-Provence. Retornó a París tras varios años de ausencia y falleció el 12 de octubre de 1328, a los 35 años de edad. Tres días más tarde, el 15 de octubre, fue sepultada en el Convento de los Jacobitas.

Les recomiendo La Reina Estrangulada, el segundo libro de la saga Los Reyes Malditos.

En lo referente a sus primas, Juana quedó bajo arresto domiciliario en el Castillo de Dourdan después de que el Parlamento la declarara inocente con la sospecha de que también ella podría haber cometido adulterio, pero siguió contando con el apoyo de su marido, Felipe. Felipe maniobró para conseguir su liberación, que se produjo al año siguiente, y Juana volvió a la corte. No está claro por qué mostró Felipe ese apoyo tan incondicional. Según una teoría, le preocupaba perder no solo a Juana, sino también el Condado de Borgoña que ella había aportado como dote al matrimonio. Otra teoría sugiere que en realidad, estaba muy enamorado de ella. Con la muerte del rey Juan I de Francia, hijo póstumo de Luis, a los pocos días de su nacimiento, Juana se convirtió en reina consorte de Francia y lo fue durante varios años. Tras la muerte de Felipe, heredó el Condado de Artois de su madre, título que mantuvo hasta su fallecimiento en 1330.
Blanca siguió encarcelada en el Castillo Gaillard durante ocho años, hasta 1322, año en que Carlos subió al trono. Ya convertido en rey, Carlos siguió negándose a conceder la libertad a Blanca, y en vez de hacerlo, pidió la anulación de su matrimonio y encerró a Blanca en un convento. Tras obtener la nulidad, Carlos se casó inmediatamente con María de Luxemburgo. Blanca, con la salud muy deteriorada por los años pasados en la mazmorra, murió al año siguiente.

Ah, la torre de Nesle, ahora sí caigo, pero gracias por refrescarme la historia

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Aquí tenéis más: 12 Papas
Leer para saber...

Entre los años 882 y 903 se sucedieron doce pontífices en el trono de San Pedro, aunque aquello solo fue el principio. La Domna Senatrix, amante de un Papa y probablemente hija de otro, colocó al frente de la Iglesia a su hijo Juan XI

http://www.abc.es/historia/abci-traicion-roma-historia-secreta-pontifices-asesinados-cadena-y-intrigante-domna-senatrix-201511060438_noticia.html

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La risa es un antidepresivo sin efectos secundarios

Inês de Castro


Dama galega com ascendência real (bisneta de Sancho IV o Bravo de Castela), nasceu em Limia na Galiza entre 1320 e 1325, filha de D. Pedro Fernández El de la Guerra de Castro, señor de Castro Xerez, mordomo-mor de Alfonso XI de Castela, e de Aldonça Lourenço de Valadares dama nobre portuguesa.

Em 1339 acompanhou a Infanta D.Constança Manuel de Castela a Lisboa, para o casamento daquela com o infante D.Pedro, filho de D.Afonso IV e D.Beatriz de Castela.


Assim que viu D.Inês, D.Pedro apaixonou-se imediatamente por ela, desleixando os seus deveres para com a mulher.

O rei D.Afonso IV lidava mal com amores fora do casamento.
Sentira na pele os problemas causados pelos bastardos do pai, o rei D.Diniz, tendo levantado armas contra o Pai e os irmãos.
Depois de subir ao trono, encarregou-se de os afastar da corte, a qual, pela primeira vez, conheceu um período de moralidade incomum.

D.Afonso IV reprovava a vida do filho com Inês de Castro, com quem teve, de rajada, 4 filhos, D.Afonso (morreu em craiança), D.Beatriz (1347-81), D.João (1349-87) e D.Diniz (1354-97).

D.Constança sofria com as infidelidades do marido e, para afastar dele Inês, até a convidou para madrinha do seu primogénito, o infante D.Luis, criando assim um laço de parentesco moral de tipo quase incestuoso que, supostamente, afastaria a rival adúltera do marido.
De nada serviu o esquema e os dois amantes continuaram a viver ostensivamente juntos.
Para mais, o infante morreu pouco tempo depois, fazendo desconfiar que Inês estaria por trás dessa morte, para colocar no trono a descendência que viesse a ter com D.Pedro.

D.Afonso não aceitava igualmente a grande amizade que D.Pedro estabeleceu com os irmãos de D.Inês, D.Fernando e D.Álvaro Perez de Castro e a suposta influência pró-castelhana que aqueles exerciam sobre o filho.
Em 1344 decidiu exilar D.Inês para a vila de Albuquerque, pertença de um seu meio-tio.
Em 1345 morre D.Constança, de parto do filho, o futuro rei D.Fernando.

D.Pedro, à revelia do Pai, chama Inês do exílio e, desafiando o rei, vive abertamente com ela.
Recusa todas as propostas de casamento real que o Rei lhe apresenta, respondendo que ainda sentia muito a morte da mulher

O nascimento dos filhos de Inês de Castro, fortes e robustos, contrastando com o franzino e doente D.Fernando, filho legítimo de Pedro e Constança, veio criar uma crise sucessória, com vários nobres a queixarem-se ao Rei que os Castro estavam a conspirar para que o trono passasse para o filho mais velho de Pedro e Inês.

Apesar de não haver qualquer evidência de que tal plano estivesse a ser gizado, D.Afonso IV, a bem da Nação, decidiu tomar uma opção radical - eliminar Inês.

Correndo o boato que D.Pedro e D.Inês se tinham casado em segredo - mais tarde D.Pedro confirmou-o na célebre Declaração de Cantanhede, D.Afonso mandou dizer ao filho que não se opunha ao casamento se D.Pedro assim o desejasse.
Compreendendo que se tratava de uma cilada do Pai, D.Pedro mandou dizer que não estava interessado em casar com Inês.

Aproveitando uma ausência de D.Pedro do Paço de Santa Clara, em Coimbra, onde então vivia o casal, em Janeiro de 1355, D.Afonso dirigiu-se ao paço com três homens da sua confiança, Pêro Coelho, Álvaro Gonçalves, Diogo Lopes Pacheco, com intenção de matar Inês.

Esta protestou a sua inocência e atirou-se aos pés do Rei, pedindo clemência para ela e para os filhos, mas o Rei mostrou-se irredutível e mandou decapitar a infeliz Inês cuja única culpa foi a de amar e ser amada pelo príncipe D.Pedro.

Inês de Castro com os filhos perante D.Afonso IV



Quando soube da execução de Inês, D.Pedro ficou louco de raiva e pegou em armas contra o Pai, numa guerra civil em que os partidários do Rei e do Príncipe se combateram sem piedade.

Por intervenção da Rainha D.Beatriz, pai e filho acabaram por se entender em Agosto de 1355.
Em 1357 morre D.Afonso IV e D.Pedro sobe ao trono.
Entre as primeiras medidas que tomou conta-se a perseguição e prisão dos assassinos de Inês.
Diogo Lopes Pacheco fugiu para França (é o antepassado de um político actual), mas Pêro Coelho e Álvaro Gonçalves foram capturados, torturados e mortos, tendo, a um, o Rei mandado arrancar o coração pelo peito, e ao outro, pelas costas, enquanto se banqueteava !

Pela Declaração de Cantanhede de 1360, D.Pedro declarou que efectivamente contraíra casamento com D.Inês, no que foi corroborado pelo seu capelão e por um criado , legitimando assim os filhos que tivera com Inês.

Conta a lenda que D.Pedro mandou desenterrar D.Inês e sentá-la no trono, revestida de sumptuosas vestes e jóias e coroada, e obrigou toda a corte a beijar-lhe a mão

Coroação Inês de Castro e detalhe


O quadro representa o episódio macabro quando um nobre beija a mão cadavérica de Inês de Castro, morta há 6 anos, sob a vigilância atenta do rei D. Pedro de pé envergando uma armadura e manto de arminho, e disposto a castigar quem se recusasse a ir ao beija-mão.

D.Pedro mandou construir dois magníficos túmulos, obras-primas do gótico, um para si e outro para D.Inês, que estão no Mosteiro de Alcobaça, ordenando que ficassem colocados frente a frente para que, no dia do Juízo Final, quando ambos se erguessem dos respectivos túmulos, se pudessem olhar nos olhos



A história de Pedro e Inês é uma das mais românticas da Idade Média e foi mais tarde retomada por diversos autores de Camões (nos Lusíadas) a António Ferreira (A Castro) e a Henri de Montherlant (La Reine Morte).

En España, Luis Vélez de Guevara escribió "Reinar después de morir" sobre el tema.