Artículo publicado por Mª Jesús Casado Robledo en el "Decanato de Guadalajara"

En la descendencia del
Gran Cardenal Mendoza
destacó la culta Mencía de Mendoza.


Doña Mencía de Mendoza "ejemplo de mujer culta del siglo XVI" fue la afirmación que despertó mi interés por esta mujer alcarreña de nacimiento (Jadraque, 1 de diciembre de 1508). En Jadraque transcurrió parte de su primera infancia (antes de ir con su familia a Ayora, Valencia) y algunos momentos de recogimiento y paz de los que tanto gustó disfrutar de adulta Doña Mencía. En algunas ocasiones se hace referencia a ella como "la dama de Jadraque".

Doña Mencía fue hija de Don Rodrigo de Mendoza y sobrina de Don Diego de Mendoza, ambos hijos naturales de Don Pedro González de Mendoza, más conocido como el Gran Cardenal. Cuando la reina Isabel la Católica hablaba de Rodrigo y Diego, se refería a ellos como "los bellos pecados del Cardenal". Más conocida por nosotros, pues se ha escrito mucho sobre ella, ha sido la prima-nieta de Doña Mencía, Ana de Mendoza y la Cerda, Princesa de Eboli.

Mencía de Mendoza

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En este artículo no se hace hincapié en su origen noble, ni en su pertenencia a uno de los linajes más importantes de España, sino a sus inquietudes culturales y espirituales, que le empujaron a rodearse de personas que le aportaron conocimientos y le asesoraron en la adquisición de libros y obras de arte. Fue una mujer que supo aprovechar su privilegiada posición social y económica para adquirir una vasta cultura, enriquecer su vida espiritual y para mantener:


Su personalidad, tanto en el plano personal, como político. Esto último era difícil para una mujer en la Monarquía de los Habsburgo.


Su estatus social y un nivel cultural independiente.


Sus amistades y relaciones políticas y culturales.

Todo ello a pesar de sus dos matrimonios con personajes políticos importantes de la Corte del Emperador Carlos V. Contrajo primeras nupcias con el conde Enrique III de Nassau (Burgos mayo de 1524). Su segundo esposo fue el duque de Calabria, Virrey de Valencia, Fernando de Aragón.

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Con la mentalidad actual, lo que se acaba de exponer no es novedad pero en los años en que transcurrió la vida de la protagonista sí lo fue, e incluso para algún estudioso del siglo XIX como el marqués de Gruillas que llegó a calificar de "varonil" el interés que Doña Mencía mostraba por el saber. También se ha llegado a calificar de "varonil" las aptitudes de otras mujeres, como en el caso del comentario que hizo José Echegaray cuando vio la obra de Rosario Acuña (1851-1923) "Rienzi el tribuno" en el Teatro Circo de Madrid, calificándola como: "Una mujer muy poco femenina" (1876).

El Humanismo ejerció una gran influencia en Doña Mencía. Los humanistas protagonizaron un movimiento de retorno a la cultura antigua y a la literatura greco-latina, pero sólo en el ámbito de la gramática y la retórica. Sus temas principales fueron la dignidad humana y la educación como medio de transformar el mundo. En España las ideas humanistas tuvieron una clara inspiración cristiana; la nueva valoración del hombre y del mundo no impidió la presencia del tradicional espíritu religioso. Destacar esto es importante, porque nuestra protagonista fue una mujer muy religiosa, con inquietudes espirituales pero siempre en relación con el catolicismo, lo cuál se vio materializado en su generosidad hacía la Iglesia. Muestra de ello fue la Iglesia colegial de Breda.

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El tutor principal de doña Mencía fue Juan Luis Vives. Cuando doña Mencía todavía era una niña y antes de pasar a su servicio personal, este humanista ya veía en ella la promesa de una gran discreción, principal virtud que presidirá la vida de doña Mencía. A Luis Vives se le considera el primer autor moderno que aboga por la educación de la mujer, reconoció sus aptitudes intelectuales y reclamó su derecho a la instrucción. En su libro "De la instrucción de la mujer cristiana "(1523) se puede leer "la mayor parte de los vicios de las mujeres de este siglo y los venideros tienen su origen en la falta de cultura". Esta idea es una de las influencias que sobre Luis Vives tuvieron las teorías erasmistas en relación con la inteligencia y la educación de la mujer.

Doña Mencía, dotada para aprender y coherente, llevaba a la práctica las enseñanzas recibidas. Una de las enseñanzas que recibió de Luis Vives fue que en "lo concerniente a los actos que deben presidir la vida de un buen cristiano destaca ayudar a los pobres", enseñanza que llevó a la práctica en colaboración con su primer esposo, fundando en Bruselas en 1532 una dotación para los pobres, en 1535 un lugar para los huérfanos y en 1536 una Institución para recoger ayudas y distribuirlas entre los necesitados. En su testamento dejó sumas para "los pobres vergonzantes de su tierra".

Juan Luis Vives, humanista, filósofo y pedagogo español, el tutor de Dª Mencía

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En el plano cultural Luis Vives le enseñó, entre otras materias, latín y los clásicos. En la biblioteca de doña Mencía estaban presentes libros de autores clásicos como Dante y Petrarca. Su ansía de saber le influyó en la decisión de ayudar económicamente a estudiantes sin recursos, dándoles así la oportunidad de formarse en Universidades, no sólo españolas, sino también extranjeras, como la Universidad de Lovaina y la de París.

Cuando se quedó viuda de su primer marido, el Emperador Carlos V había decidido casarla con el hijo del Marqués de Mondejar. Doña Mencía se indignó con la propuesta, la consideró humillante, y le hizo saber a Carlos V que no aceptaba la proposición, pues le pareció un marido de poca categoría. Una segunda propuesta fue la del virrey de Valencia y duque de Calabría don Fernando de Aragón. Esta propuesta fue aceptada por doña Mencía, pero no se materializó hasta que don Fernando no expulsó de Valencia a una dama con la que mantenía relaciones, "doña Esperanza". Doña Mencía no estaba dispuesta a soportar la indignidad de tolerar escarceos públicos de su futuro marido que pudiesen afectar a su nombre. Este carácter tan firme y fuerte lo heredó de su madre doña María de Toledo, que se enfrentó no sólo a su padre sino a la reina Isabel la Católica para casarse por amor con Rodrigo de Mendoza.

Doña Mencía murió en Valencia el 4 de enero de 1554. Fue enterrada en la Real Capilla de los Reyes en el convento de los predicadores, o Santo Domingo, de Valencia. El derecho a ser enterrada en esta capilla, junto con sus padres y sucesores, le fue otorgado por Carlos V. Su herencia pasó a su hermana, casada con el heredero del duque del Infantado.

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Un año después de su muerte, el catedrático de retórica en la Universidad de Alcalá publicó un panegírico a su cultura. Para defender la erudición de los españoles que algunos consideraban inferior o inexistente, toma como ejemplo un coro de mujeres entre las que destaca Mencía "... A los vituperadores de la erudición española, salga el escogido coro de mujeres que pueden competir en ingenio y doctrina con los griegos y latinos. ¿No opondré yo con justicia la excelente Duquesa de Calabria y Marquesa del Zenete, a la Aspasia de Jenofonte, que se atrevió ante un auditorio de sabios a discutir con Sócrates sobre cuestiones de filosofía? ¿Qué princesa cultivó cor más fruto la literatura griega y la latina? ¿En quien despertaron más favor los estudiosos? Quien trajo a España los recónditos tesoros de la cultura belga, sino ella, cuando volvió de allí, una vez difunto su primer marido Nassau?".

Doña Mencía pasó pronto al olvido en Guadalajara. Hasta los valencianos la habían olvidado medio siglo después de su muerte. Es de destacar que, en 1952, en la comitiva histórica que celebraba el séptimo centenario de los derechos de Breda como ciudad estuvo presente el personaje de Doña Mencía. Un colegio católico de señoritas de la misma ciudad recibió su nombre en el año 1958. Doña Mencía fue un contacto importante en las relaciones culturales de los Países Bajos y España.

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Mencía junto a su primer esposo Enrique III de Nassau

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Os traigo aquí lo que posteé en el foro de Castillos de España sobre los padres de Mencía de Mendoza.

"Biografía de Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza por Wikipedia.

Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, I conde del Cid y I marqués del Cenete, nació en Guadalajara en 1466? y murió en Valencia el 22 de febrero de 1523, fue el hijo primogénito del Cardenal Mendoza y Mencía de Lemos.




Participó en la Guerra de Granada, bajo el mando de su tío, el II Conde de Tendilla. Casado en secreto con Leonor de la Cerda en 1492, vivirán en su castillo de Jadraque. Enviuda en 1497, y va a pasar un tiempo en Italia, donde conoció la arquitectura renacentista.

A su vuelta a España se volvió a casar con María de Fonseca y Toledo, saltándose la prohibición expresa de la reina Isabel, por lo que estuvo en prisión hasta la muerte de la reina. Su primera hija, Mencía de Mendoza, fue una mujer de gran cultura y sensibilidad.

Edificó para ella el bello Castillo de La Calahorra, en Granada, obra de Lorenzo Vázquez. Pronto dejó el palacio por sus dominios de Ayora en (Valencia), debido a los enfrentamientos, con su tío, el conde de Tendilla, pues Rodrigo fue partidario de Felipe el Hermoso e Íñigo de Fernando el Católico.

Castillo de la Calahorra, edificado para su esposa María de Fonseca, primer edificio civil de estilo renancentista en España.




Se trasladó definitivamente a Valencia, cuando su hermano fue nombrado Virrey. Participó política y militarmente contra la revuelta de las Germanías, mostrando grandes dotes diplomáticas, que le permitieron, continuar en Valencia, después de la derrota inicial de su hermano.

De genio vivo y violento, tuvo una vida inquieta y turbulenta, de educación culta y refinada tuvo, como todos los Mendozas, una gran biblioteca. Su tercera hija María se casó con el conde de Saldaña, Diego Hurtado de Mendoza, primogénito del duque del Infantado, uniéndose el marquesado a la Casa del Infantado.

Su segunda esposa María de Fonseca y Toledo a la que raptó para poder desposarse con ella cuando solo contaba con 15 años y de la que se había enamorado perdidamente.

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Otro tema Brianna, maravilloso el personaje.

Unos apuntes más sobre Mencía de Mendoza:

Nieta del Gran Cardenal, a los catorce años se convertiría por herencia en la segunda Marquesa de Cenete o del Zenet y Condesa de Cid. Heredera apetecible, se casó en 1524 en Burgos (tras una larga negociación) con Hendrik (Enrique) III de Nassau-Dillemburg, vizconde de Anvers y Señor de Breda. El matrimonio fue preparado por el propio emperador Carlos V. Los Mendoza hubieron de acatarlo, no sin que Mencía lograra buenas claúsulas para caso de viudedad y sobre la premacía del apellido Mendoza sobre el Nassau en caso de tener hijos. Hendrik era uno de los hombres de más confianza de Carlos V, Chambelan y miembro de los Consejos del Emperador, aunque prefería la milicia y por ello fue jefe de diversos ejércitos imperiales. Muere en Flandes en 1538.

Mencía pleiteó repetidamente por temas de herencia con su familia materna, los Fonseca, que no habían autorizado el matrimonio de sus padres. Pese a ello sue una de las mujeres más ricas y cultas de su época.

En 1530 marchó con su marido a los Paises Bajos volviendo en 1532 a Jadraque. En su primer matrimonio, Mencía tuvo varios embarazos malogrados y un hijo, Rodrigo, muy pronto fallecido, la maternidad fue una espina clavada en su corazón durante el resto de su vida. De su segundo matrimonio, con Fernando de Aragón Duque de Calabria, no hubo hijos

Mencía fue durante su juventud una mujer hermosa y albada en la Corte por su elegancia, pero al ir envejeciendo y durante sus últimos años sufrió de una hiperobesidad (que le impedía respirar y moverse normalmente) y calvicie, triste fin de quien había deslumbrado a sus contemporaneos por su riqueza y saber.

A su muerte le heredó su hermana María, casada con el Conde de Saldaña, hijo del Duque del Infantado.

Tapiz con Mencía de Mendoza y Enrique de Nassau

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El padre de Mencía era el hijo primogénito del Gran Cardenal Pedro González de Mendoza, y ella la primogénita de Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, el primero de los “ bellos pecados del cardenal”, que fue legitimado por el Papa y los Reyes Católicos. Desde 1492 fue primer marqués de Cenete (Granada) y conde de Cid (Jadraque, Guadalajara). Viudo desde 1497, el casquivano Rodrigo acabó perdidamente enamorado (y correspondido) por la quinceañera María de Fonseca y Toledo, desposándose sin permiso paterno ni de la reina en 1502 en Coca. La reina Isabel encarceló a Rodrigo, que sólo a la muerte de ésta pudo huir a Italia. Mientras, el padre de María la encerró en Alaejos y logró, a base de palizas, amenazas y diciéndole que Rodrigo estaba muerto, que María se casara con su primo Pedro en 1504. Pero, al enterarse del engaño, amenazó en la cámara nupcial a su primo con “ retorcerle la cabeza como a un pollo” si se acercaba a ella.


El Gran Cardenal Pedro González de Mendoza, hijo el Marqués de Santillana y abuelo paterno de Mencía



Felipe el Hermoso en 1506 permitió venir libremente a Rodrigo de Italia y trasladó a María al monasterio de las Huelgas de Valladolid, donde Rodrigo se presentó, raptó a María y se la llevó a Jadraque, formalizando la boda en el santuario de la Virgen de Castejón. El padre de María la desheredó y repudió, lo que originará repetidos pleitos en sucesivos años.

En Jadraque nació la primogénita de Rodrigo y María, Mencía. Todos se mudaron a La Calahorra (Granada) en 1509 y, algo después, a Ayora (Valencia) donde Mencía pasó la mayor parte de su infancia y nacieron sus dos hermanas, María y Catalina. Rodrigo asentó un poco su genio, y le fue fiel a su esposa.

María de Fonseca murió el 17 de septiembre de 1521. Rodrigo morirá el 8 de marzo de 1523, entristecido por la muerte de su esposa. Descansan juntos en una preciosa sepultura en la Capilla Real de los Tres Reyes Magos del convento de Santo Domingo de Valencia, que levantara para ellos en mármol de Carrara su hija Mencía, la segunda marquesa de Cenete. Marido y mujer están en alto, y la hija en el suelo a sus pies.

El cardenal inculcó en sus hijos el gusto por las artes y la literatura, con una educación culta y refinada. La biblioteca de Rodrigo poseía la nada despreciable cifra de 631 títulos en 1523, cifra excepcional en la época y que amplió su culta primogénita Mencía. Rodrigo y María de Fonseca criaron en este ambiente humanista y culto a Mencía y sus hermanas, pero también transmitieron a Mencía el punto de rebeldía que tuvieron sus padres.

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Convento de Santo Domingo en Valencia, lugar donde descansan los marqueses del Zenete y su hija Mencía, la segunda marquesa.




Capilla de los Reyes en el Convento de Santo Domingo:

En 1535 la capilla fué entregada por el emperador Carlos I de España a doña Mencía de Mendoza, marquesa de Zenete para panteón familiar.

Los ocupantes del gran sepulcro, cuyas figuras aparecen esculpidas sobre él, son Don Rodrigo de Mendoza, al que tantos disgustos le dieron "els agermanats", y su segunda esposa Doña Maria de Fonseca, Marqueses de Zenete, la obra se labró en el año 1554, como consta en una inscripción. La hija de los interesados, Doña Mencia, esposa del duque de Calabria y una de las mujeres más gordas que han paseado en todo tiempo su humanidad por nuestra tierra, es quien costeó la marmórea tumba; ella, modestamente yace a los pies de la mismas y se conformó con una simple lápida de alabastro.

Sobre la lápida una inscripción nos dice: A la princesa doña Maria Mendoza Zenete, hija de don Rodrigo Mendoza y doña Maria Fonseca su mujer, marqueses de Zenete; esposa de don Fernando de Aragón duque de Calabria, excelentisima y singular matrona enaltecida con las brillantes dotes del espiritu, ingenio, virtud, fortuna y nobleza, que vivió 45 años, 1 mes y 5 dias y murió en 4 de enero de 1554. Don Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla, de la Orden de Santiago, su heredero, para que quedase un perpetuo monumento de su cordial gratitud e imperecedera memoria de los ilustres antepasados de la difunta, de su propio peculio hizo costear estos sepulcros y estatuas de mármol de Paros.

El sepulcro descansa sobre una alta base decorada por cuatro ángeles. Sobre la base, el doble sepulcro con las estatuas yacentes de ambos personajes. El, don Rodrigo Diaz de Vivar y Hurtado de Mendoza, ellla doña Maria de Fonseca (marqueses de Zenete). El viste armadura y espada; el yelmo a los pies destaca sobre el conjunto, la dama tiene un libro de oraciones sobre el pecho, a sus pies un perro; simbolo de fidelidad. Las cabezas descansan sobre almohones. En los laterales unas calaveras nos hablan de la muerte. Los atributos militares del sepulcro nos hablan de él, era un guerrero.

El sepulcro realizado en mármol blanco de Paros fué realizado en Genova según traza de G.Castello, por los escultores Giovanni Carlone y Giovanni Orsolino.

La inscripción de este gran sarcofago dice: A don Rodrigo de Mendoza, marqués de Zenete, padre de doña Mencía de Zenete, varón esclarecido. Murió en 22 de noviembre de 1523. A doña Maria Fonseca de Toledo, marquesa de Zenete, madre de doña Mencía de Mendoza, esclarecida dama. Murió en 16 de agosto de 1521.

Sepulcro de los Marqueses del Zenete y de Dª Mencía de Mendoza, segunda marquesa del Zenete




Bajo el sepulcro en una cripta subterranea yacen distintos personajes importantes, entre ellos el pintor Joan de Joanes traidos hasta aquí en 1850 de la desaparecida Iglesia de la Santa Cruz en Roteros. Hubo una época que se quiso convertir esta capilla en panteón de valencianos ilustres, pero hasta ahora el único ilustre es el pintor antes citado.

En otra epoca hubo en esta capilla dos tablas del Bosco, una de ellas el Triptico de la Pasión, aunque actualmente se encuentran en el Museo de Bellas Artes San Pio V.

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