LinkTodos quieren una foto con don FelipeSantiago de Chile, E. LAGAR
«Ya ve, alteza, los asturianos somos los últimos, pero somos los mejores», le dijo Carmen de Diego, presidenta de la colectividad asturiana en Santiago de Chile al Príncipe Felipe cuando al fin logró acercársele para pedirle que se dejase fotografiar con algunos de los asturianos que ayer asistieron al encuentro que el heredero de la Corona mantuvo con una representación de la colonia española en la capital chilena. Los asturianos habían sido de los últimos en inmortalizarse con don Felipe, pero cuando pudieron se desquitaron y departieron breve pero amigablemente con el Príncipe.
Junto a Carmen de Diego estaba, para la fotografía junto a don Felipe, el vicepresidente de la colectividad asturiana, Manuel Llaneza hijo, alto ejecutivo del Banco de Chile y emparentado con el fundador del SOMA, el sindicalista del mismo nombre. También posó la reina de las fiestas de la colectividad, Carolina Olguín, y el empresario Juan Cueto, propietario de la aerolínea LAN y socio del presidente electo de Chile, Sebastián Piñera. Cueto es, precisamente, uno de los ejemplos más válidos del «esfuerzo del emigrante» al que aludió el Príncipe en su breve discurso ante dos centenares de españoles.
Don Felipe aterrizó ayer en Santiago de Chile, con su aeropuerto aún precintado y, en su lugar, un conjunto de carpas blancas donde se han improvisado los controles de pasajeros tras el terremoto. Acudió a la capital chilena para participar en los actos de la transmisión del mando de la Presidencia chilena. Ayer se entrevistó con Sebastián Piñera y hoy asistirá en Valparaíso a la imposición de la banda presidencial en la sede del Senado. El Príncipe ofreció la ayuda y solidaridad española a Chile, un país sacudido por el terremoto. Así lo hizo constar nada más tomar tierra y, de nuevo, ante la colonia española, engalanada para recibirle en el Estadio Español, el centro cultural, deportivo y de ocio de la parte alta de Santiago. don Felipe también tuvo un recuerdo para los emigrantes y para los representantes de las empresas españolas en el país andino.
El encuentro resultó especialmente emotivo para dos colectivos. Para las personas mayores, que veían en don Felipe la mejor encarnación de la patria que dejaron atrás, y para las féminas, que no dejaron de hablar de la altura del Príncipe y de tramar la forma de saltarse la petición de la Embajada de no hacerse fotos con el heredero. Al final contentó a todas. Entre los veteranos emigrantes que pudieron seguir de cerca, desde las primeras filas, la intervención del Príncipe se encontraba Gabriel de Diego, uno de los primeros socios del Estadio Español y padre de la presidenta de la colectividad asturiana Carmen de Diego. El Príncipe saludó muy cariñosamente, por dos veces, al entrar y al salir, a este asturiano de Amieva. Su esposa, la catalana Carmen Marcet, devolvió la cortesía preguntándole al Príncipe por su esposa, doña Letizia y por sus hijas las Infantas
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"Para levantarte republicano una mañana, sólo tienes que ser monárquico en España"