Más o menos fue así
Suero de Quiñones, cumplido caballero, se comprometió a llevar todos los jueves del año una argolla de oro en torno al cuello por su señora doña Leonor de Tovar, y no quitársela hasta que él y sus amigos hubiesen roto 300 lanzas contra los caballeros que pretendiesen cruzar el puente sobre el río Órbigo ( a las damas las dejaba pasar a cambio del guante derecho)
Como era el año jacobeo de 1434 y además el desafío se publicitó por toda Europa, acudieron muchos caballeros y llegó a romper 178 lanzas en un mes, hasta que don Álvaro de Luna les cortó la juerga. Terminaron peregrinando a Santiago donde aún se guarda la gargantilla de oro de Suero en el tesoro de la catedral.
La hazaña se llamó el Paso Honroso y hoy en día se celebra una fiesta medieval en Hospital de Órbigo que la recuerda.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.