El rey recupera el terreno perdidoEl primero en advertir que había cometido importantes errores fue él mismo, por eso el Rey decidió pedir perdón públicamente al recibir el alta en la clínica donde le habían intervenido quirúrgicamente tras el accidente de caza que sufrió en Botswana.
Su decisión de reconducir la situación, de recuperar el terreno perdido, no quedó solo en esa petición de perdón: ha habido cambios en su vida personal, ha cambiado impresiones con el Príncipe y con Doña Elena sobre el papel de la Corona en estos tiempos difíciles y cómo podían contribuir a mejorar la imagen de la institución, y ha hablado también con la Infanta Cristina, con la que mantenía una relación muy tensa, muy distante, desde que al conocerse algunos datos 'no ejemplares' del llamado caso Urdangarín, D. Juan Carlos decidió apartar a su hija menor de la agenda oficial de la Familia Real. La situación ha sido muy dolorosa en estos meses, pues el Rey llegó a decir a su hija que si le obligaba a elegir entre su papel institucional y su papel de padre, no dudaría en elegir el institucional, en defensa de España y de la Corona. Es lo que ha hecho, aunque este mes de agosto disfrutará unos días de la compañía de su hija y sus nietos, pero no de Urdangarín.
Al Rey le ha preocupado especialmente que los errores cometidos puedan afectar a su heredero, al Príncipe de Asturias, que representa la continuidad de la institución. En estos meses la comunicación entre padre e hijo ha sido especialmente estrecha, no solo porque las distintas intervenciones quirúrgicas ha obligado a D. Felipe a asumir la representación del Rey en diferentes actos oficiales sino porque esas sustituciones, más la situación complicada que sufre España, más el deterioro de la imagen de la Corona, de la que tanto el Rey como el príncipe eran conscientes, han provocado más intercambio de información que nunca, más contraste de opinión que nunca.
El Rey además tiene en su Casa a un hombre, Rafael Spottorno, Jefe de la Casa del Rey, que habla con absoluta franqueza con el Rey y con el resto de la Familia. Esa es su forma de ser, pero además después de diez años como Jefe de la Secretaría, el haber sido llamado por el Rey para asumir el cargo de mayor confianza de la Casa significaba que D. Juan Carlos valoraba precisamente que no fuera un hombre que se moviera en el disimulo o infravalorando los problemas. También con el presidente de gobierno el Rey cambia impresiones sobre los asuntos delicados que se podría pensar que no están en el orden del día de los despachos que mantienen semanalmente; a Mariano Rajoy le conoce muy bien y han sido frecuentes las llamadas de D. Juan Carlos cuando era líder de la oposición. El Rey mantiene además muy buena relación con el hoy líder de la oposición Alfredo Pérez Rubalcaba, con el que ha tenido oportunidad de hablar con frecuencia cuando era portavoz del gobierno de Felipe González y, después, ministro de Interior de Rajoy.
Ha habido cambios en los últimos meses. O más bien en las últimas semanas. Algunos de ellos relacionados con algo tan importante como es la comunicación. En contra de lo que se ha dicho, el relevo del anterior responsable de comunicación, Ramón Iribarren, no ha estado relacionado con los problemas últimas, sino que desde el primer momento que ocupó su cargo se produjeron desencuentros con el Rey; si no fue sustituido antes fue porque no se encontró la persona adecuada, pero quienes siguen el día a día de la Casa sabían desde hacía tiempo que se estaba tanteando a distintos profesionales para ofrecerles el cargo de director de Comunicación de la Casa. La llegada de Javier Ayuso ha significado una mayor apertura en la información, más transparencia, lo que ha aceptado el Rey sin poner trabas. Desde la Casa se ha ofrecido más información que nunca sobre las cuestiones salariales, que hasta ahora eran tema tabú, no se han negado la existencia de problemas familiares aunque no se ha dado alas a quienes gustan de nadar en aguas revueltas buscando el titular más que la verdad, y en estos días se ha retomado una costumbre de los años de la Transición, cuando los periodistas viajaban en el mismo avión que los Reyes en las visitas de Estado o de trabajo que obligaban a desplazamientos no siempre fáciles de realizar por falta de vuelos.
El Rey ha llevado a Moscú a periodistas de once medios de prensa, radio y televisión. De esa manera muestra sensibilidad hacia las dificultades económicas que se viven en las empresas periodísticas y que hacían un esfuerzo importante para cubrir informativamente los viajes reales, y además es una oportunidad espléndida para hablar con el Rey informalmente, ya que siempre se acerca a la parte del avión en la que se encuentran los periodistas para cambiar impresiones, a veces con intercambio de preguntas que jamás se harían en una rueda de prensa y que demuestran muy bien el estado de ánimo de D. Juan Carlos, sus preocupaciones y sus objetivos.
Suele decir el Rey que lleva 37 años trabajando por España y que hará cuanto esté en su mano para que perdure lo mucho conseguido. Fue un trabajo verdaderamente relevante como saben los que vivieron la Transición, aunque gran parte de la generación joven no lo valoran porque no lo conocen a fondo. De vez en cuando se escuchan rumores relacionados con una posible abdicación o renuncia. Nada más lejos de la voluntad del Rey mientras se encuentre con fuerzas para seguir adelante, y hoy por hoy esas fuerzas no le faltan y realiza sesiones diarias de rehabilitación para seguir teniéndolas.
Queda pendiente un asunto en el que D. Juan Carlos tiene gran interés, la Ley de la Corona. Hubo un esbozo, un borrador, realizado hace años cuando Spottorno era Secretario General de la Casa y en el que colaboraron distintas personalidades del entonces gobierno. Está aparcado, pero se retomará en algún momento. Esa Ley recogería cuestiones tan relevantes como la renuncia del Rey, su abdicación, el Estatuto del Príncipe, el destino de los regalos recibidos por los miembros de la Familia Real o los gastos de protocolo y de viajes de Estado, además de cuestiones salariales y de personal.
Y, por supuesto, queda la reforma de la Constitución relacionada con la sucesión en la Corona. Pero eso va para largo. Porque es preciso encontrar el momento oportuno para que esa necesaria reforma no se convierta en un referéndum sobre el
modelo de Estado, sobre la Monarquía parlamentaria.
http://www.laregion.es/opinion/14884/280/ Lo único que veo que el reportaje no tomo en consideración es lo concerniente a los cuernos que le puso a Doña Sofía, algo que ha mi parecer, el Rey debe de cuidar, esa imagen integra y no poner en el ojo del huracán a una persona tan noble, y tan entrada a su papel de Reina como es nuestra Reina Doña Sofía, a quien el Rey le debe mucho, ya que es ella el pilar que sostiene a la Corona, ella es la figura de respeto, lealtad, permanencia con la historia de las Monarquías Europeas, fidelidad, y saber estar en su papel para el cual nació.