Bueno, pues Alfonso VII ya es
y se dirige a Zaragoza donde otorga la tenencia de la ciudad al navarro García Ramírez. Ante tamaña demostración de fuerza, los señores de Álava y Guipúzoca, los hermanos Lope y Ladrón Iñíguez, se declaran vasallos del emperador.
Estamos por fin ante una España unida en un bloque de fe y de intereses, no una unión política, pero vamos avanzando... El problema es que el punto focal de ese bloque es la persona de Alfonso, y este tipo de uniones tienden a venirse abajo al desaparecer la persona que las propicia
En cuanto a Ramiro el Monje ya he dicho que maniobró con inteligencia al casarse con Inés y asegurarse una heredera, Petronila, pero además las circunstancias le eran favorables. El Papa seguía queriendo hacer efectivo el testamento y no reconocía la soberanía de ninguno de los protagonistas de este culebrón, sin embargo las órdenes no sabían cómo reaccionar ante el legado y pronto se convirtió en una molestia para ellos. Mientras, las cosas se le ponían crudas al navarro, que había jugado a dos bandas y por lo tanto ninguna de las partes en conflicto se fiaba de él. Roma pidió a Alfonso que restituyera Zaragoza a la corona aragonesa y combatiera a García Ramírez, el monarca leonés ya había negado demasiadas peticiones al Papa y no quería enfrentársele también en esta. El navarro está en una posición precaria...
Y quien más tiene que ganar es Ramiro el Monje, un hombre extremandamente paciente, de los que meditaba mucho sus movimientos y luego los ejecutaba de forma infalible. Un relajado jugador a largo plazo que verá llegar la hora de su venganza contra los nobles rebeldes aragoneses en la jornada de la campana de Huesca, un siniestro episodio del que aún se cantan romances.
La campana de Huesca de Casado del Alisal 1880.
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Et luego de continent envió letras por el regno a nobles, cavalleros et lugares que fuessen a cortes a Huesca, metiendo fama que una campana quería fazer en Huesca que de todo su regno se oyesse, que maestros havía en Francia que la farían; et aquesto oyeron los nobles et cavalleros dixeron: "Vayamos a veer aquella locura que nuestro rey quiere fazer", como aquellos que lo preciavan poco. Et quando fueron en Huesca, fizo el rey parellar ciertos et secretos hombres en su cambra armados que fiziessen lo quél les mandaría. Et quando venían los richos hombres, mandavalos clamar uno a uno a consello et como entravan, assí los mandava descabeçar en su cambra; pero clamava aquellos que le yeran culpables, de guisa que XIII richos hombres et otros cavalleros escabeçó...
¿Verdad? ¿Mentira? La realidad es que los propios hombres que le habían encumbrado estaban dando muchos problemas a Ramiro porque, como siempre, pretendían manejar sus territorios sin injerencias reales aprovechando que les debía la corona. Dice la tradición que los nobles guerreros despreciaban al monarca por su condición monástica que le impedía tener experiencia en batalla.
Pues fue precisamente al abad de un monasterio, San Pons de Tomeras, al que el rey pidió consejo. El abad sabía cual era la solución, una terrible, tan ofensiva a Dios que no podía pronunciarla con palabras, así que se limitó a llevar al mensajero al huerto monástico y mostrarle cómo cortaba las coles más crecidas y dejaba las pequeñas en la tierra. Ramiro entendió el mensaje. Con la excusa de mostrarles una campana que podía escucharse en todo el reino
llamó a los más grandes entre los nobles aragoneses, y según fueron llegando, los fue decapitando hasta completar un número de 12 según la
Crónica de San Juan de la Peña.
La versión popular, aún más gore (cómo nos gustan las historias sangrientas en esta nuestra España) dice que el Monje dispuso las cabezas en círculo fomando una campana y en el centro colocó, a
modo de badajo, la del obispo de Huesca, que le había insultado por encima de los demás. Una vez dispuesto el escenario, se las mostró a los hijos de los rebeldes
diciendo que haría lo mismo con cuantos no le acataran. Y así fue temido el monje con el son de la campana.
La parte escenográfica del asunto es pura fábula, de hecho es una adaptación a la española de una historia de Heródoto. Pero las leyendas siempre se fundamentan en un hecho real y es significativo que ésta se tejiera en torno a la figura de Ramiro II...
Al la altura de 1135 hemos visto a la nobleza aragonesa arrimarse a la sombra del Emperador. Ramiro había pactado una tregua con los almorávides mientras resolvía sus conflictos internos, los nobles se sienten los suficientemente fuertes y respaldados por el leonés como para atacar una caravana musulmana... esto es un desafío directo a la autoridad de su rey y el Monje no lo puede consentir... así que se dedicó a cosechar coles
. Conocemos el nombre de los repollos en cuestión, porque a partir del verano de 1135 dejan de aparecer en la documentación para siempre jamás: Lop Ferrench, Rui Ximénez, Pedro Martínez, Ferran y Gómez de Luna (se cebó con este linaje), Ferriz de Liçana, Pedro Vergua, Gil d'Atrosillo, Pedro Cornel, García de Bidaure, García de Penya, Remón de Fozes, Pero de Luesia, Miguel Azlor, Sancho Fontova...
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.