La Plaza de Bib Rambla en 1885
Extracto de las Rutas del Legado Andalusí:
Bibarrambla en época andalusí.
A juzgar por los planos más antiguos, la plaza era de reducidas dimensiones, tal vez simplemente las necesarias para albergar los puestos ambulantes de los fruteros, de los vendedores de frituras, o de los pergamineros, que cohabitaban con los aguadores y los encantadores de serpientes.
Es previsible que al establecerse en Granada, el sultán Muhammad b. Yusuf b. Nasr, llamado popularmente Alhamar, en el año cristiano de 1235, la plaza ya existiera como tal pues aquella zona había sido ya morada islámica anterior.
Con la consolidación de la ciudad, Granada, tuvo que ver engrandecer su contorno. A la muralla existente de época zirí, de la cual aún nos quedan importantes restos, se le unió otra más. A la primera de ellas se quedó la plaza pegada por el oeste en donde se abrió la puerta principal de la plaza llamada por derivación Puerta de Bib-Ramla. El arquitecto Antonio Orihuela Uzal nos recuerda que este tramo debe pertenecer al siglo XI. "De las Memoria de Abd Allah, el último rey zirí, se puede deducir que él logró cerrar totalmente el circuito amurallado de la medina para defenderse de los almorávides ".
El nombre hacía mención a un arenal muy próximo a la plaza y que transcurría hasta el río Darro, siendo circundada por otras calles que le daban la vida necesaria para convertirse en la plaza más populosa de la medina. Así pues, por su lado este se accedía al zoco dedicado a la ropa, Suq al-qarraqin, que finalmente derivó en el vocablo actual de Zacatín, y en el lado noroeste, la alcaicería, al-qaysariyya, dirían los andalusíes de la época, un mercado de especias y de sedas, de productos ricos, que absorbía un flujo importante de comerciantes y compradores.
Si dentro de la plaza es fácil imaginar el bullicio de los zocos y mercados árabes, fuera, nos encontramos con calles laberínticas surgidas de la extensión de los comercios. Calles que se cerraban de noche con cancelas para prevenir robos y pillajes y volvían a la vida por la mañana bajo la mirada impasible del Senor del Zoco, el almotacén, y de la Mezquita, cuyo muro de la alquibla se situaba frente a la alcaicería.
Muy cerca de la plaza, allá por el 1349, Yusuf I levantó la Madraza. Su cúpula hoy la disfrutamos en la calle Oficios. Y este hecho indicaba que la sabiduría había entrado en la ciudad, que se destinaba un lugar para las reflexiones de los sabios, que sin duda hacían partícipe de ella a la primera plaza de la ciudad de Garnata.
Poco a poco, los comerciantes, dependiendo de sus oficios, fueron dando nombre a las calles que la rodeaban, como la calle de los paneros, de los sederos, de los tintes, de los tapiceros...muchos de cuyos nombres han llegado hasta la actualidad.
Pero la entrada principal de la plaza se encontraba, como ya hemos dicho, en la zona oeste/ sur-oeste. En ella se abría una esplendorosa puerta que a lo largo de los siglos fue motivo de polémica. Esta es la Puerta de Bibarrambla.
La puerta de Bibarrambla.
Según Antonio Orihuela y Juan Castilla Brazales, co-autores del libro para todos imprescindible En busca de la Granada andalusí, la puerta recibió varios nombres: "...Los cristianos le habían dado de manera indistinta el nombre árabe castellanizado-Bibarrambla- y los de Puerta de las Orejas, Puerta de las Manos .v Puerta de los Cuchillos. Según se decía, los cristianos la habían llamado así debido a que en ella solían ser expuestos de manera pública los miembros mutilados de malhechores acusados de crímenes y delitos. Por lo que respecta al último de los apelativos, había versiones que lo relacionaban con las armas que requisaba la justicia, en tanto que otras lo atribuían a la existencia de la Cuchillería en las proximidades de la Puerta".
Puerta de Bibarrambla
Por su semejanza con la Puerta de la Justicia de la Alhambra, los estudiosos la han determinado de su misma época, es decir, del año 1348, año de peste en Espana y en la mitad de Europa. A pesar de ello, la puerta debió lucir gallardamente en la esquina de la plaza. Así la definía Leopoldo Torres Balbás: "Se abría en una torre cuadrada. En su frente exterior ostenta un gran arco de herradura aguda hecho con dovelas de piedra franca y arrancado de impostas de piedra de Sierra Elvira. Tras este arco presenta otro escarzano, para paso del adarve, y seguía un espacio a cielo abierto. El arco de la puerta se abría a un pasadizo, dividido transversalmente, por un arco agudo de ladrillo, en dos tramos... El último arco daba paso directamente a la plaza desde el segundo tramo; pero ignoramos si ésta era la disposición primitiva, o si, anteriormente, la puerta se prolongaba formando recodo, como la de la Justicia y otras muchas musulmanas y si esta última parte fue derribada para facilitar el acceso".
El pintor inglés David Roberts la dibujó en una estampa deliciosa describiendo la simbiosis del monumento con las casas, ya por entonces, cristianas. Sin embargo, poco después, la polémica sobre la demolición de la puerta empieza a dividir a Granada. Tras largas luchas entre partidarios y detractores de tal barbaridad, el Ayuntamiento de Granada consigue la autorización para su demolición. Corría el año 1884. Y fue tal la felicidad de los vecinos cuando esto sucedió que lo celebraron con cohetes. Un lamentable recuerdo de nuestra historia que se ha repetido una y otra vez en este país. Antonio Gallego Burín se lamentaba en1919 de que las instituciones quisieran demoler el Corral del Carbón y la Casa de los Córdobas. Y otros nos lamentamos ahora de que en Madrid, en plena
modernidad franquista, se colgara de una pared el cartel de "Cascotes gratis" una vez demolida la muralla islámica de la capital. Cuesta creer que no deseemos conservar nuestro legado histórico.
Por suerte para todos nosotros, el incansable Torres Balbás rescató los restos de la Puerta de Bibarrambla de los fondos de un museo y la restauró, colocándola en el bosque de la Alhambra. Hoy impresiona en la soledad de la Sabika, sólo olvidada por quien no la conoce.
Bibarrambla en época cristiana.
Los reyes Isabel y Fernando debieron elegir a Bibarrambla como plaza de encuentro de sus convecinos al no hallar en la ciudad plaza mayor. Es cierto que el Campo del Príncipe rivalizó con ella en importancia, pero muy pronto se dividieron las competencias, pasando las lúdicas de torneos y juegos de cañas al Campo del Príncipe y reservándose las corridas de toros para la de Bibarrambla.