El tributo de las 100 doncellas. Mito: En el año 783 Mauregato toma el trono asturiano con la ayuda de Abderramán I, con quien se compromete al pago de un tributo de cien doncellas cada año por su colaboración: cincuenta pertenecientes a familias nobles y cincuenta del pueblo.
En el año 788, los condes don Arias y don Oveco se rebelaron contra el rey Mauregato y lo mataron como venganza puesto que sus hijas formaron parte de las 50 nobles correspondientes. El rey Bermudo I, su sucesor, lo sustituye por un pago en dinero. A Bermudo le sucede Alfonso II el Casto (791–842), quien rechaza también el tributo en dinero, y entra en batalla con los moros para evitar su pago, venciendo en la batalla de Lutos y matando al capitán moro Mugait, con lo que consigue su propósito.
Realidad: Leyenda que aparece como muy temprano en el siglo XII, además nadie tiene muy claro qué rey era exactamente el tributario. Según Lucas de Tuy, el tributo se impuso en el reinado de Aurelio, y Mauregato lo mantuvo para tener como aliados a los árabes. Para Jiménez de Rada sin embargo, toda la responsabilidad de acordar este tributo es de Mauregato. Berceo menciona el suceso, diciendo que es Abd al Rahm quien recibe el tributo y por tanto haciendolo coincidir con el reinado de Mauregato. En mitad del siglo XIII la leyenda reaparece en el poema de Fernán González, aunque aquí el moro perceptor es Almanzor.
La leyenda resurge en el siglo XVI, aunque es esta versión el rey "negligente" sería Ramiro, pero Ramiro II. En esta versión son solo siete las doncellas que hay que entregar al moro alcalde de Simancas para satisfacer su lujuria. Las siete doncellas, en este caso, para impedir ser sometidas se cortan las manos y los rostros a fin de que el moro las rechace. Las historias jugosas siempre se repiten a lo largo de la historia
En las fuentes musulmanas no se relata la leyenda, y la única referencia a Mauregato, hecha por Ibn al Athir, sólo refleja la destronación violenta de Alfonso por éste.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.