La Infanta, irrecuperable
¿Héroes o villanos? Los españoles siguen el transcurso del caso Nóos como si fuera un partido de fútbol. Las decisiones del árbitro se comentan a viva voz, casi siempre con palabras malsonantes. Hay pasión entre los partidarios del equipo del fiscal Pedro Horrach y los del juez José Castro. Según las encuestas, la mayoría coincide con el magistrado cordobés en imputar por segunda vez a la Infanta Cristina.
Entre ambos campos puede haber una sola coincidencia: la Infanta ha puesto en una situación extrema a la institución monárquica, a la que ella pertenece por sangre desde que nació hace casi 49 años. Mientras se radia el largo partido, la Corona española es arrastrada por el lodo de la corrupción. Ya van dos años y medio de desgaste por culpa del matrimonio Urdangarin-Borbón.
La Casa del Rey contraataca con más o menos ímpetu. El 12 de diciembre de 2011 apartó oficialmente a Iñaki Urdangarin de la institución. Con la boca chica, hizo lo mismo con Doña Cristina, que tiene tratamiento de alteza real y es duquesa de Palma desde 1997, pero que no participa en ningún evento oficial desde el 12 de octubre de 2011. Para la Casa del Rey, antes la Infanta estaba sólo desaparecida. Ahora es ya irrecuperable.
¿Se imaginan a la esposa de Iñaki Urdangarin entregando un premio en nombre de la Casa Real cuando se cierre el caso? ¿O inaugurando un colegio? En Zarzuela, tampoco.
El pasado 7 de enero, la Casa del Rey cambió de estrategia y se abstuvo de comentar la decisión del juez Castro de imputar a la Infanta. Ahora, a pesar del sepulcral silencio oficial que impera en la Casa, las paredes hablan: como Mariano Rajoy, Zarzuela cree en la inocencia legal de la Infanta y está convencida de que el juez Castro no podrá demostrar que cometió un delito.
Porque en puridad no lo cometió, según la explicación dada por fuentes cercanas a Zarzuela, al no superar el famoso techo de 120.000 euros al año, el límite a partir del cual el fraude es delito. También porque ser accionista del 50% de Aizoon, la empresa compartida con su marido, no la convierte en propietaria.
Así se expresaron ayer los tres inspectores de Hacienda interrogados por Castro a instancias de Horrach. Todos, además, negaron haber recibido presiones de las altas instancias. Villanos ahora para los defensores de Castro, héroes antes cuando presentaban pruebas contra Urdangarin.
También como Rajoy, Zarzuela cree que las cosas le irán bien a Doña Cristina. Esto es, que no habrá juicio oral y que la Infanta se limitará a declarar como imputada el próximo día 8 de febrero. Aunque en la Casa hubieran preferido a un Rajoy silente en la entrevista de Antena 3, sin adelantar acontecimientos.
Hasta aquí, las coincidencias entre Rajoy y Zarzuela. La parte más difícil del caso Nóos para la Casa del Rey es la imposible gestión de la inocencia social de Cristina de Borbón. Su comportamiento «éticamente reprochable» la ha inutilizado para la Corona, según fuentes cercanas a la institución, aunque mantenga unos derechos dinásticos -la séptima en la sucesión al trono- que tienen poco de efectivo y mucho de simbólico.
A partir de ahí, la Casa se muestra oficialmente aséptica y alejada con el curso de los acontecimientos. Presumiblemente, Doña Cristina volará directamente desde Barcelona a Palma de Mallorca el sábado 8 por la mañana temprano. No dormirá en el Palacio de Marivent, e intentará mantener sus vicisitudes judiciales lo más apartadas posible de la Corona.
Ese día, será simplemente la declarante, Cristina de Borbón y Grecia, la esposa del imputado Iñaki Urdangarin. No habrá miembros de la Casa en los aledaños del juzgado. No habrá tampoco información oficial. Sólo su voz será grabada, según se supo ayer. Aún queda por decidir si bajará la rampa por derecho, de frente, como la persona inocente que desde el Gobierno y desde Zarzuela se defiende que es.
Hasta aquí, lo oficial. Detrás de las bambalinas, en las profundidades de ese antiguo pabellón de caza del Monte del Pardo donde aún vive una familia, los reproches se multiplican. Según fuentes cercanas a Zarzuela, el Rey culpa a la Reina de los problemas de la menor de sus hijas. De la misma manera que le atribuye a Doña Sofía la manga ancha a la hora de aceptar a cónyuges inadecuados para sus descendientes. Un fallo en la manera de educarlos que, según Don Juan Carlos, era lo único o lo principal que tenía que haber hecho la Reina.
Una educación que tenía que haber incluido lo más evidente: que una infanta de España no puede intentar ahorrarse lo máximo posible ante el fisco, como quizá todo hijo de vecino.
Aunque Cristina de Borbón sea inocente legalmente, noblesse oblige.
http://www.elmundo.es/espana/2014/01/26 ... b4582.html