Nos habíamos quedado en que en 1152, después de un ataque de celos enfermizos de Raimundo, Hodierna decide pasar una temporada con su hermana Melisenda en Jerusalén para relajar el cabreo y tratar de hablar con su marido con calma más adelante. Sin embargo las cosas no salen como esperaban porque el conde muere antes de poder reconciliarse del todo.
Raimundo II, conde de Trípoli, y los dos caballeros que le escoltaban de vuelta a su capital tras dejar a Hodierna en Jerusalén tienen el dudoso honor de ser los primeros cristianos asesinados por los Ḥashshāshīn, los Asesinos que dieron su nombre a todos los demás. Y como esta secta nizarí se caracterizaba por llevar a cabo sus actos a plena luz del día y el lugares públicos, Raimundo fue muerto en las mismísimas puertas de Trípoli.
Hodierna volvió inmediatamente a sus dominios para asumir la regencia del condado en nombre de su hijo Raimundo III de Trípoli, aún un niño. Balduino III garantizó el apoyo de los nobles del condado obligándoles a jurar fidelidad al pequeño, en un intento de favorecer la estabilidad e integridad del territorio, y Hodierna acordó en ceder el castillo de Tartous a los Caballeros Templarios, para que se defendieran de los ataques de Nur ad-Din que había invadido estas tierras al tomar conocimiento de la muerte del conde. Pese a que algunos historiadores se muestran recelosos con la idea, los documentos parecen demostrar que nuestra protagonista actuó como regente sin injerencias de su cuñado hasta que en 1155 su hijo fue declarado mayor de edad. No entiendo por qué muchos autores parecen aceptar, e incluso alabar, las dotes políticas de Melisenda o Alicia mientras se empeñan en ver a Hodierna como una perfecta inútil
En realidad sí lo sé, es por culpa, como no, de Guillermo de Tiro, que adoraba a su Melisenda y despreciaba a sus hermanas y como en sus crónicas nunca escribió claramente "Hodierna fue regente" pues parece que tenemos que creer que no lo fue
Como si a Guillermo de Tiro se le pudiese tomar al pie de la letra, partidista piojoso
Él fue en muchos sentidos el origen de la leyenda negra en torno a Hodierna. Supongo que también es una cuestión de puro machismo. Sus hermanas eran consideradas bonitas pero Hodierna fue una absoluta belleza en su tiempo, y por consiguiente los hombres la han considerado tonta, vanidosa, coqueta, insustancial, etc, y se da por supuesto que fue adúltera porque claro, una mujer hermosa y objeto de atención de tantos hombres hasta el punto de que su marido se subiese por las paredes de furia, tuvo que ser ligera de cascos fijo. ¡Ah! ¿Que no hay pruebas reales? Bue... minucias, era una loba fijo
En realidad los dimes y diretes acerca de la fidelidad de Hodierna son posteriores y esparcidos ni más ni menos que por el emperador de Bizancio Manuel Komnenos, que se supone que había apalabrado su matrimonio con Melisenda, la hija menor de Raimundo y Hodierna, pero se echó para atrás y se casó con María de Antioquía. Para justificarse alegó que tenía la sospecha de que su futura esposa era ilegítima porque la condesa era una ligera de cascos
Pero antes de esa injuria de parte del bizantino jamás se comenta nada parecido en la documentación.
La fama de su belleza dio origen a leyendas que tampoco contribuyeron a esclarecer su papel real en la historia de los reinos cruzados. Se supone que el trovador Jaufré Rudel de Blaye se enamoró de Hodierna sin verla, sólo por lo que de ella contaban los peregrinos, y se embarcó en la II Cruzada para conocerla. Enfermó en el viaje y llegó moribundo al puerto de Trípoli donde la dama le esperaba, por lo que el joven pudo morir en los brazos de su amada. En realidad esta historia comenzó a circular 50 años después de la muerte del trovador en un intento de identificar a su
amor de lonh, su alejada, la dama a la que escribió hermosos versos y cuya identidad sigue siendo un enigma. Hay autores que creen que esa dama misteriosa no es más que una alegoría, otros que cantaba a la Virgen, otros que a Leonor de Aquitania y hay quien dice que cantaba a la Tierra Santa misma.
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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.