Josefita y Pepón...¡qué buena manera de entrar en el tema!
Es una base desde la cual arrancar la historia de este tipo singular.
Veamos...se ha convertido en una frase tópica y por tanto algo manida que cada dinastía regia o nobiliar con voluntad de seguir perpetuándose en el tiempo requiere, generación tras generación, un heredero...y un eventual reemplazo por si se malogra el heredero. Francisco de Borja Téllez-Girón, el décimo duque de Osuna, y su señora esposa María Francisca de Beaufort Spontin, cumplieron sobradamente con el santo mandamiento de la reproducción entre los de su clase. Tuvieron tiempo de producir dos hijos varones: Pedro de Alcántara y Mariano Francisco de Borja José Justo, en un principio simple y llanamente "don Marianito". Pedro de Alcántara, marqués de Peñafiel desde su natalicio, era el destinado a heredar la extensa colección de títulos y de magníficas propiedades de aquel linaje, junto con una fortuna que producía rentas en aquel tiempo de en torno a ocho millones de reales por año. Don Marianito permanecería "en la retaguardia", debidamente provisionado a su tiempo con un título de adecuada sonoridad y generosos estipendios económicos para mantenerse al nivel requerido.