Pues yo, queridos y queridas míos, no es que quiera ser el espíritu de la contradicción ni la que nada a contracorriente, pero, tras una larga y cuidadosa reflexión, he llegado a posicionarme A FAVOR de la boda de Cayetana.
No, de verdad, no me he dado un atracón de polvos pica-pica ni se me ha ído la pinza. He estado meditando...y he llegado a esa posición PRO BODORRIO DUCAL. A fín de cuentas...¿porqué somos tan mezquinos con ella, negándonos a aceptar sus deseos de pasar por el altar una tercera vez cuando todos pensábamos que aguardaría discreta y paciente a que le llegase el momento de criar malvas? Su avanzada edad y su achaques no hacen que necesite menos atenciones y mimos, sino más bien al contrario. Estará decrépita y enferma, pero seguirá buscando cariño y delicadeza a su alrededor quizá con mayor afán que cualquier muchachita o mujer en la plenitud de su existencia. Porque, queridos y queridas, ni el surtido de títulos, ni el conjunto de palacios, ni la variedad de propiedades, ni las inconmensurables fortunas, sirven de nada cuando una persona se encuentra sola. La soledad nos quema el alma a todos, seamos sinceros, excepto en esos pocos momentos en los que sentimos la necesidad de aislarnos de cuántos nos rodean.
Nosotros no somos sus hijos. No tenemos arte ni parte ni en la administración de su legado histórico, ni en la gestión de su dinero, ni en el reparto de su herencia. No nos va, no nos viene, lo que ella gaste o deje de gastar para que lo reciban quienes figuren en su testamento. Comprendo que los hijos miren por sus intereses, pero...reflexionemos una miajita al respecto. Los hijos son adultos, cada cual manejando su vida privada cómo le da la real gana, emparejándose, casándose, divorciándose, según su libre albedrío y su antojo. Algunos nietos también están creciditos y presumiblemente disfrutan de las mismas opciones a hacer o deshacer lo que les pida el cuerpo. Otros nietos son pequeños, pero ella no los disfruta a full time. Depende de la compañía de fieles amigos (ahí está esa magnífica Carmen Tello...) y del personal de confianza. Pero quizá quiera sentirse cuidada y rodeada de detalles afectuosos por parte de alguien a quien esté vinculada no sólo emocionalmente, sino también legalmente. ¿Os habéis parado a pensar que a lo mejor, sólo a lo mejor, ese hombre es el primero que le baila el agua desde hace años del
modo en que a cualquier mujer le gusta? Porque vieja, estropeada, hecha una piltrafa, estará; pero sigue teniendo un corazón que late en su pecho. La idea de verse galanteada, comprendida, acompañada en esta época de decadencia, quizá valga, para ella, más que todo su dinero.
Llevamos semanas con la cantinela de "la abuela hace el ridículo, qué bochorno nos causa la abuela...". Pero dadle la vuelta a la tortilla. Muchos magnates multimillonarios o billonarios ya ancianos se han encaprichado de muchachas o de mujeres espectaculares, algunas starlettes, otras ex conejitas de playboy. Todos damos por hecho que si esos señores a los que poco falta para ponerse a criar malvas no estuviesen forrados, ninguna belleza explosiva se dejaría camelar por ellos. Pero el caso es que tal vez ellos tampoco lo ignoran y, sin embargo, deciden pillar al vuelo la ocasión de marcarse un par de últimos tangos inolvidables. Ellos proporcionan una vida de lujo durante el tiempo que dura su unión, garantizando una viudez esplendorosa a sus esposas; pero ellas también les han dado algo que no tiene precio durante esa etapa. Desde fuera, puede parecernos un negocio interesado en lo que a ellas se refiere, pero...no nos reímos de "el abuelo chocho", sino que comprendemos que están quemando, con alegría, el último cartucho de vitalidad. Quizá sus hijos y nietos se reconcoman de la rabia, porque hay una nueva "agregada" a la familia que va a sacar tajada del asunto, pero...de esos vejetes, no nos reímos.
Y de Cayetana tampoco deberíamos reírnos. Tiene tantas ganas de volver a ser novia cuando se esperaba que no hiciese más que aguardar con tranquilidad su propio desenlace, que hay que respetárselo. La mujer incluso ha tratado de obtener quizá un poco de comprensión en la reina. Vale, que sí, que la reina ha debido pensar: "¿Quién me manda a mí volverme después de la boda kitch en Patmos? Si llego a saber que me espera un papel en este culebrón, me quedo allí cuidando cabras o esperando a que madure el trigo". Pero a Cayetana hay que reconocerle voluntad y tesón en lo que se refiere a este proyecto nupcial. Ella quiere saltar por encima de los obstáculos. Me da un poco lo mismo si le toca las narices a sus hijos...que a saber cuántas veces han hinchado las narices de la madre con sus ídas y venidas. Por mucho que una sea mamá y abuela, sigue siendo una mujer, dueña de su corazón, de su cuerpo y de su dinero. A no ser que un juez la declare incapaz de tomar decisiones, tenemos que suponerla en pleno uso de sus facultades. Aparte, no hay lógica en que se considere que puede seguir gestionando su formidable patrimonio, lo que requiere cierta lucidez, pero que, en cambio, le neguemos el derecho a elegir un tercer marido a su gusto.
PD: Si lees esto, Cayetana...invítame a la boda. Yo te sujeto la cola muy convencida de mi papel