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El sábado, la sección "Mujeres con historia" del programa "La Rosa de los Vientos, fue dedicada a la Duquesa de Santoña, María del Carmen Hernández Espinosa de los Monteros.
Aquí el podcast: http://www.ivoox.com/12773315Y la transcripción con algunas imágenes que ilustran el relato:
María era una granadina nacida en Motril en 1828 dónde la conocían familiarmente como Mariquita Hernández. Mariquita, pertenecía a una familia relacionada con empresas azucareras, por lo que la economía familiar iba bastante bien. Sin embrago, los problemas surgieron al morir su madre. Entonces, su padre, superado por la situación, se comportaba de forma tiránica y María en cuanto vio que el Capitán de Caballería José de Heredia le ponía ojitos, le correspondió rápidamente a pesar de la diferencia de edad (él era 16 años mayor). Deseaba escapar lejos de casa y casarse era la mejor oportunidad. Por tanto, en febrero de 1846, al poco de cumplir 18 años, contrajeron matrimonio. Su esposo decide que ya ha batallado bastante y que es hora de pasar a la reserva activa. Por entonces, es nombrado comandante gracias a los servicios prestados y se trasladan a Madrid, dónde tienen a su único hijo llamado José. Con 45 años, queda viuda al no superar su marido un terrible cáncer de garganta que le quita la vida a los 60 años de edad. Pero el destino tenía reservado para María un nuevo amor.
Resulta que el Partido Liberal había convocado un acto en favor de la Restauración borbónica. Recordamos que acaba de proclamarse la Iª República en España y el ambiente estaba algo enrarecido. Pues bien, el Partido Liberal había invitado a gente socialmente relevante, simpatizante con la causa borbónica y María fue en calidad de viuda de un oficial que había luchado junto al General O'Donnell. Allí, conocerá a Don Juan Manuel de Manzanedo y González de la Teja, Marqués de Manzanedo, que era un hombre hecho a si mismo procedente de una familia humilde de Cantabria, que en América, concretamente en Cuba, había amasado una gran fortuna dedicándose a distintas actividades financieras, entre ellas, la de la trata de esclavos.
Manzanedo era un auténtico Indiano que había regresado de Cuba en 1842 podrido de dinero. Decide, una vez aquí, invertir en distintas empresas españolas como el incipiente ferrocarril, también en varios bancos o la compra de inmuebles, lo que le da la oportunidad de multiplicar por cuatro su ya abultado patrimonio. Cierto es que tenía las arcas bien llenas y excelentes relaciones sociales participando en la política del país, lo que le valió el título de Marqués de Manzanedo cuando la Reina Isabel II se lo concedió en 1864 por su incondicional apoyo. Pero claro, el marqués estaba harto de estar tan solo.
En aquel acto del Partido Liberal, queda muy impresionado con María y decide que ya es hora de llevar una vida más tranquila y sentar la cabeza. Los dos estaban viudos, ambos tenían a sus hijos ya casados. Él, a su hija natural, Josefa Manzanedo Intentes, que vivía en París con su marido e hijos, a la que había legitimado aunque nunca contrajo matrimonio con su madre. Y María, por su parte, a su hijo José que tenía ya tres hijas. Por tanto, nada les impedía formalizar su relación casándose, como así lo hicieron en diciembre de 1873. María tenía 45 años y el Marqués de Manzanedo 70. Incluso era mayor que su propio padre.
Menos de 11 meses permaneció María viuda, quién se instalará con su flamante esposo en el Palacio Goyeneche cuyo nombre obedece al banquero que lo mandó construir en la época del Rey Felipe V. El palacio, además, será el regalo de bodas del marqués y María realizará una gran reforma convirtiéndolo en uno de los palacios más lujosos de Madrid. Sito en la Calle Huertas, número 13, actualmente alberga la Cámara de Comercio. La fortuna del marqués no se debilitó, ya que tras la compra del palacio declaró un efectivo de 140 millones de reales, parte de los cuales los dedicó a financiar la Restauración borbónica, logrando que Alfonso XII regresara al trono de España. El Rey, al poco, le recompensó concediéndole el título de Duque de Santoña en 1875, localidad en la que había nacido el marqués.
El nuevo duque estaba encantado y se jactaba de ser el artífice de la distribución de la Puerta del Sol tal y como la conocemos hoy en día afirmando: "la Puerta del Sol es el patio de mi casa". Además, como ya hemos dicho, participó en banca fundando el Banco Hispano, también el Banco Santander y colaborando con la Banca Rothschild.
Mientras tanto la nueva duquesa comenzaba su andadura como empresaria. El mismo año de la boda, adquiere el Balneario Lanjarón realizando una gran ampliación dónde incorporará baños termales y lo convertirá en un lugar de referencia como destino turístico sanitario, dónde acude la nobleza andaluza y también extranjeros llegados de París o de Amberes. También compra una azucarera en Motril, su tierra natal, a la que denominó "Las tres hermanas" en honor a sus tres nietas, que fue, además, la primera destilería de alcohol del sur de España. Pero María tenía en mente una empresa mucho mayor que le ilusionaba sobre todas las cosas: crear un hospital dedicado exclusivamente a los niños. Sabía que en otros países existían iniciativas similares, sin embargo, en España, los niños tenían que ser atendidos en hospitales de adultos, con los peligros que aquéllo entrañaba y María quiso poner remedio.
Foto J. Laurent
En 1877, con muchos desvelos y con la ayuda del patrimonio de su esposo, fundaba el originario Hospital Infantil de Asilo Niño Jesús en la calle Laurel. Esta era una zona que tenía un índice de mortalidad del 34% y los niños pobres morían con total impunidad en Madrid. En la inauguración, estuvo el Rey Alfonso XII quien apoyó desde el principio la iniciativa. El hospital tenía solo 70 camas y, al comienzo, solo realizaban 3 consultas: de medicina, de cirugía y de oftalmología. Uno de los asuntos que ocupó más la atención de la duquesa fue contratar a los mejores facultativos. Sabía que el éxito del hospital dependía de la buena praxis que aplicaran los galenos. Era una empresa nueva y tenía que convencer a médicos con prestigio. Su objetivo quedó cumplido cuando, entre los numerosos doctores, fichó a Manuel Tolosa Latour, cuya labor pasó a la historia no solo por su profesionalidad, sino también por conseguir la promulgación de la Ley de Protección de la Infancia o cuando se sumó a su proyecto el Doctor Mariano Benavente, considerado el padre y fundador de la Pediatría en España. El Doctor Benavente pasaría a la historia como el "Médico de los Niños", título que se ganó a pulso durante su carrera profesional.
Pero a lo largo de todos estos años muchos son los médicos que han contribuido al desarrollo, investigación y tratamientos de patologías pediátricas. Una especialidad, la pediatría, que no existía y que gracias a la acertada visión de la duquesa, pudo convertirse en realidad. Una realidad que fomentó publicaciones como la Revista de las enfermedades de los niños o archivos de medicina y cirugía de los niños. El originario hospital enseguida se quedó pequeño. El éxito de la empresa demandaba unas instalaciones más grandes y, además, una inversión mayor. La duquesa no se amilanó y construyó el actual Hospital Universitario Niño Jesús, ubicado en la avenida Menéndez Pelayo, número 65, cuya inauguración se realizó 1881 y que en la actualidad sigue en plena actividad con 180 camas, más de 90.000 niños atendidos en urgencias y 1.900 consultas diarias. Ahora el hospital forma parte de la estructura de la Seguridad Social española, pero en el Siglo XIX, los gastos corrían a cargo del bolsillo de los Duques de Santoña. La duquesa viendo la gran magnitud de gastos que se le venían encima, decidió buscar ayuda en la financiación y creó la Rifa Nacional del Niño. Esta especie de lotería estuvo apoyada por el Rey Alfonso XII, quién la eximió de pagar el tributo del 4% a las arcas del Estado de lo recaudado. Y resulta, que según las investigaciones realizadas por el investigador Gabriel Medina Vilchez, éste, podría ser el origen del famoso Sorteo del Niño. Por tanto, a la duquesa no solo tenemos que agradecerle que creara el primer hospital especializado exclusivamente en niños, sino también la creación del Sorteo del Niño.
Lamentablemente su mundo maravilloso de desmoronó al fallecer su marido en 1882 a los 79 años de edad. El duque dejaba un patrimonio valorado en 2.000 millones de reales, cuyas herederas oficiales eran ella y la única hija de éste, Josefa Manzanedo Intentes. La hija del duque no quedó satisfecha con heredar la mayor parte de la fortuna e inició un litigio contra María para despojarla de todo, acusándola de apropiación indebida de la herencia paterna. El pleito se dilató en el tiempo. Diez interminables años en los que su hijastra no dudó en emplear los métodos más sucios, comprando voluntades de abogados, comprando voluntades de jueces e incluso de políticos.
En 1893 se hacía pública la fatal sentencia en la que se obligaba a la antigua duquesa a abandonar definitivamente el Palacio Goyeneche, en el que vivía con sus tres nietas huérfanas, en ese tiempo, de padre y madre y, además, la despojaban del resto de bienes que le había dejado su esposo. Dicen las malas lenguas, que uno de los beneficiados de la triste e injusta suerte de la ex duquesa fue el ministro José de Canalejas, quién ocupó el lujoso palacio, tras expropiárselo, hasta que fue asesinado en 1920.
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/maria-del-carmen-hernandez-espinosa-de-los/958f2b2b-47c2-4bcd-9ae4-d589adccceac
La viuda del Duque de Santoña, la antigua Mariquita, se quedó en la ruina viviendo en un modesto piso de la calle Olozaga de Madrid junto a sus nietas. Sola y abandonada socialmente, terminaría sus días en la indigencia mientras la gente comenzó a llamarla "La duquesa mendiga". Fatalmente, después de tanto disgusto e injusticia, falleció de un paro cardíaco el 14 de octubre de 1894 a los 66 años de edad. Sus restos fueron enterrados en un sencillo nicho del cementerio de San Isidro en Madrid dónde, actualmente, se puede visitar gracias a las rutas que ofrece el cementerio. La imagen de la Duquesa de Santoña quedó inmortalizada por el pintor Federico de Madrazo quién, en 1876, realizó su retrato y el de su marido, que actualmente se exhiben en la Cámara de Comercio ubicada en su antiguo palacio. Por supuesto, los médicos y diversos facultativos del Hospital Niño Jesús, no la olvidan y existe una placa conmemorativa que recuerda su labor y entrega en pos de la salud de los niños.
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