Leñe, hasta que llego y lo oigo. Es él de verdad. El mismito Juan Carlos.
No soy el ser, ente, persona más liberal en cuanto al temita relaciones extraconyugales, pero me parece que voy a echarle un capote a Juan Carlos.
O sea, han llevado rematadamente mal la vida privada del Rey Juan Carlos y las repercusiones que ha tenido en la sociedad enterarse de que, una vez más, la máxima Jefatura del Estado la ocupaba un hombre "infiel". Y pongo entre comillas lo de "infiel" porque se lo podían haber ahorrado. Vamos a ver, ¿no era más fácil que en lugar de aparentar y disimular, mejor hacer saber, comunicar o dar a entender que Juan Carlos y Sofía habían fracasado en su matrimonio y que cada uno tenía derecho a proseguir con sus vidas por separado?
Aquí ya no se trata de amantes (Bárbara Rey quizás sí), por lo que estoy viendo, sino de relaciones en las que parece que los sentimientos eran genuinos (si no por ambas partes, al menos sí por una) y que eran conocidas por todo quisqui, entre ese quisqui el primo Miguel, y si lo sabía Miguel estoy segura que también Sofía estaba enterada, así que abrimos el melón de hasta que punto estas "infidelidades" fueron consentidas o torpedeadas, conocidas o desconocidas. Nos hubiésemos convertido en la monarquía más
moderna, liberal o precursora de Europa (al menos antes que los Windsor), porque lo correcto, lo que hubiese desactivado todo este temita entonces y ahora, después de tantos años, habría sido tomar la decisión de comunicar oficialmente la separación o divorcio del matrimonio. ¿Para qué quieres tener una esposa, si no es tu mujer? ¿Para qué dar lugar a que tu inexistente matimonio esté en boca de todos y tu seas el agraviante y ella la agraviada? ¿Por qué no proteger tu buen nombre, la tranquilidad de tu familia y ser honesto contigo mismo y con tu gente? Nadie le hubiese quitado el título a nadie, cada uno podría haber continuado haciendo el mismo trabajo, incluso con una relación cordial, de amistad, compañerismo, pero con la diferencia de que sus vidas rehechas, no habrían sido cuestionadas, ni nadie tendría ahora el titulillo de infiel o de engañado (por no decir cornudo). Por supuesto todo esto con el compromiso de no volver a contraer matrimonio, ni convivir en ningún lugar que perteneciese a Patrimonio Nacional, llevando la relación en la más absoluta privacidad y un sinfín de cosas más.
Ha sido una gran cag...da intentar tapar todo esto y más ahora que se está demostrando que no ha servido de nada, menos si exisitía una especie de acuerdo tácito que daba carta blanca a cada uno para hacer lo que quisiera con su vida sentimental. Juan Carlos ha tenido varias mujeres a lo largo de los años, porque las quería, porque dice que le hacían feliz. Perfecto, me lo creo. Sepárate, cuéntale a tu pueblo que tu matrimonio no existe más como tal y cada uno a vivir la vida. No es que me importe lo que haga la gente de cintura para abajo, son sus historias, no las mías, todo el mundo tiene derecho a la privacidad (la defiendo a ultranza). Pero, cuando tus vacaciones estivales (que deberían ser eso, privadas) son retratadas cada año y no se te ocurra decir que no vuelves más porque se arma, ¿qué esperas que haga la prensa cuando se entera de que frecuentas intimamente a otra mujer? Quizás en otra época, la prensa ejercía gustosa cierta censura en los temas referentes a la FR (mal hecho) y uno con la confianza dada, pues ea, a vivir una doble vida sin esconderse porque nadie va a decirle ni reprocharle nada, pero ahora qué hacemos con esto. Vuelvo a lo mismo, la imagen que cada uno quiere proyectar: no es lo mismo de cara a la gente, un hombre infiel que un hombre que ha rehecho su vida y parece que fue lo que Juan Carlos hizo, quisiera o no quisiera su esposa (como si no hubiera separaciones y divorcios en los que la decisión se toma de forma unilateral).
De haber actuado de otra forma, noticias como éstas, hoy serían papel mojado. No pasa absolutamente nada, ahí están Charles y Camilla después de años defendiendo lo suyo y después de tantos escándalos, aunque no es la situación que quiero ejemplificar con todo lo expuesto anteriormente. Lo suyo se solucinó de forma distinta.
En fin, que no me gusta que la prensa disponga de carnaza. No hay que ponerles las cosas tan fáciles y uno tampoco tiene que complicarse tanto la vida, a pesar del puesto que ocupe.
Pd: Que quede claro que no soy una consentidora de infidelidades, ni una machista, estoy intentando empatizar o comprender los sentimientos de Juancar, más si el hombre buscaba ser feliz. Trabajito me ha costado.