Yo no doy por buena la noticia de la relación y de hecho, tampoco me importa, es su vida, no la mía. Lo que sí me importa es como repercute esto en la Institución o en los demás miembros que tiran del carro de ésta. En mi opinión, poco daño puede infligirles lo que haga el Rey Juan Carlos en su ámbito privado, porque parece que la mayoría tiene en su cabeza un muro imaginario entre ambos monarcas, padre e hijo, los dos bandos, más patente si cabe hace mes y medio cuando el episodio en el Congreso de los Diputados y confirmado este verano en el que el único miembro de la FR que ha faltado a la reunión estival ha sido precisamente él, aunque no estaba para nada obligado. Significo también, lo último que hemos comentado estos días. Hasta qué punto repercute negativamente en su imagen su vida privada, que por gracia o desgracia, desde antes que abdicara, no ha hecho más que trascender al público. Cabe resaltar y es de justicia, el hecho que ésta haya sido bien o mal vendida, porque ya sabemos como es la prensa. Me pregunto si no hay una forma más discreta de moverse, de no echar más leña al fuego y de caer un poco en la cuenta de, por ejemplo, lo que resalta el último artículo de Eduardo Álvarez en El Mundo.
Que la oración "sólo los republicanos pueden celebrar el estilo de vida que ha adoptado el Rey emérito desde que abdicó" me haga más pupa a mi o a cualquiera de nosotros que a él... Ojo con eso, porque se trata de su reputación, de cómo la gente lo recordará o tendrá presente. No por lo que piensen los republicanos, que están en su derecho de observar todo lo referente a la monarquía con el morro torcido, sino porque en cierta medida, esa frase que resume en gran parte todo el artículo, tiene mucho de razón. Ya ni hablar del punto en el que llega a contraponer a los Reyes Juan Carlos y Sofía.
Él puede seguir haciendo lo que quiera y con quién quiera, pero si nos enteráramos un poquito menos de todo eso, no estaría mal. Le está dando carnaza a la prensa mala y a sus detractores, día sí y día también, más cuando recibe un sueldo y más todavía cuando es el miembro de la FR menos activo. Nos gusta comparar a los nuestros con otras monarquías, ver las similitudes y diferencias, pues hijos, que a mi me vengan los amigos holandeses de cada año, con el mismo queso ahumado de todos los años, a decirme que los españoles estamos teniendo mucha paciencia con él... A ver, como monárquica, pues no me salió bailarme una jota de la emoción, ni sacarles a relucir a su Príncipe Bernardo, porque ya lo hicieron ellos solitos, pero que sí, que nuestro Juan Carlos arrasa por dónde pasa, solo que quizás en estos últimos tiempos lo esté haciendo como los incendios.
Y repito, si eso es lo que él quiere, perfecto, se acabó la hipocresía, nadie puede obligarle a hacer lo contrario, pero luego no valen las quejas, ni de él, ni de Zarzuela, ni de nadie. Hay que apechugar.
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