Qué afirméis sin contemplaciones que la peor elección de un Borbón ha sido Letizia obviando a Urdangarin, después de lo que supuso la deshonorsa actitud de éste para la Corona, con una crisis insitucional y familiar impensables, y con una abdicación forzosa... Me deja vacía y fría al mismo tiempo. En vuestra opinión, puede que una no haya aportado nada a la Institución (muy válido), pero es que el otro casí la destruyó. No sé, quizás deberiáis reflexionar sobre la gravedad de los actos cometidos por cada uno o repasar vuestros escritos en virtud de las tablas de acontecimientos sufridos.
Puede ser que los dos bandos familiares, uno de los cuales cree que Cristina e Iñaki son dos mártires, listos para beatificar, también haya llegado a calar en una parte de los monárquicos, o me atrevería a decir en falsos monárquicos, que se bajaron del carro y dejaron de apoyar la gestión en cuanto la tomó Felipe. Que errores o metidas de pata cometidas antes, justificadas y defendidas, ahora son vistas como el peor de los males. Vamos, juancarlistas a secas, pero ni eso, pues no podría uno considerarse juancarlista cuando la gillotina que acabó con su reinado llevaba entre otros, los nombres de Cristina (una Infanta de España) e Iñaki. Este último punto me alarma bastante, considerablemente, pues me parece una contradicción reconocerse monárquico y defender a semejantes impresentables, porque sí, estamos donde estamos en muchos aspectos, gracias a ellos, no gracias ni a pesar de Letizia, su posible forma errónea de llevar a cabo su papel o sus estilismos de celebrity. Esa no es la monarquía que yo quiero para un país democrático (el mío), cuya limpieza y ejemplaridad, debe ser la norma imperante, gustos aparte sobre cómo hacer su labor de forma exitosa. Me da igual que alguien vista de manta o se pasee en sandalias y camiseta cual Daisy. No me importa que tenga títulos a cascoporro si va a resultar ser un delincuente. Me importa un bledo su carácter especial, taciturno, malcarado o incomprendido, si a pesar de todo se muestra leal a la Corona, al Rey y a la Institución. Mientras eso sea así, podré perdonar cuantas cagadas cometa, podré cabrearme con esa persona tantas veces quiera (como ya lo he hecho con todos, ninguno se ha librado en 40 años del anterior reinado), pero no le soltaré la mano si no ha cometido un acto imperdonable e inolvidable. Así lo hice con la antigua y actual Familia Real, menos con los dos a los que tanto me refiero, para el disgusto de unos pocos.
Soy MONÁRQUICA, y eso me llevaría a aguantar y a criticar a 1000 Henriks y 1000 Duques de Edimburgo con sus salidas de tono, a 100 Corinas si fuera necesario, a matrimonios que no se quieren, divorcios o bodas desiguales, pero fechorías no.
No me siento para nada cómoda o integrada en un grupo de monárquicos que piensan así o que sienten realmente que es una falta más grave la posible ausencia de carisma y aptitudes o un carácter que puede disgustarles, que una serie de delitos y acciones tan graves como las que conocimos a partir de 2010. No me mola nada que las críticas en lugar de construir, vayan dedicadas a destruir, a dividir, a afear, a despreciar.
Creo sinceramente que se va de madre y no creo que la función del foro sea venir a pasar un mal rato, leyendo tan solo cosas negativas, bandos enfrentados, cuando aquí he disfrutado y aprendido muchísimo. Sinceramente no me siento bien entrando y leyendo, y mucho menos participando.
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