El problema es que Máxima está desarrollando un papel muy político, que choca con el que se entiende que es el papel de un consorte en una monarquía parlamentaria. Igual que choca que una consorte trabaje directamente como enviada de la ONU con una oficina allí, en lugar de como mera embajadora en representación de su país como hacen los demás.
Dentro de una monarquía parlamentaria europea, se espera que la Familia Real tenga un papel concreto y que sepa dónde establecer la línea entre su papel institucional y su incursión en el terreno más político. Este tipo de incursiones suelen terminar perjudicando a la monarquía... y Máxima está metiendo cada vez más y más la cabeza en la boca del lobo, amparada en que lo hace como representante de la ONU y no como reina de Holanda... lo que no hay por dónde coger.
Lamentablemente no conozco la política holandesa, pero está claro que es Rutte, primer ministro holandés desde el años 2009 el que ha permitido y alentado que esto sea así. Ese fué el año en que Máxima accedió a su cargo como enviada especial en la ONU, que no tengo duda que financia el país, y es con él con quién va a las cenas del G20.
En varios medios holandeses aparecen las quejas de varios partidos políticos holandeses al Primer Ministro por permitir que Máxima se reuniese con el príncipe Salman... a la larga no tengo duda de que esto estallará por algún lado... a no ser que haya un nuevo gobierno en Holanda que decida cortar por algún sitio.
Lo hemos visto hace no mucho con Haakon en Noruega, dónde las voces críticas por su excesivo acercamiento a políticos y empresarios, y por hablar de temas que se consideraban demasiados políticos... le han obligado a dar un paso atrás y ser más discreto.
Máxima presenta la nueva plataforma de empoderamiento femenino del G20