Me encanta la nueva idea de Minnie: relatos más cortos que se puedan acabar en pocos días en vez de eternizarnos en hilos que necesitan meses para ser escritos y acaban perdiendo impulso porque todos tenemos cosas que hacer en el mundo real, desgraciadamente. Y el caso es que me viene de perlas porque yo quería contaros la historia de las “chicas de la caja” y algunas otras mujeres interesantes relacionadas con ellas, y no me daba para hilo histórico comme il faut… Pero así, eligiendo a la última dama de esa generación, puedo contaros sus antecedentes y la historia de todo el entourage que la rodeó. Gracias, Minnie.



Situémonos en el tiempo: Escocia, 1296–1316… O mejor, ¿recordáis la película Braveheart de Mel Gibson? Pues exactamente ahí, cuando todo el asunto de William Walace, quien por cierto NO era Braveheart y tampoco un héroe, más bien un matón… pero a eso ya llegaremos. En cualquier caso, estamos en una época de gran inestabilidad por las razones de siempre, si es que en la Edad Media sucede lo mismo una y otra vez en todas partes: el rey muere, no hay sucesor claro y los nobles la lían parda luchando por el poder. En este caso sí hay heredero, pero es una mujer y encima vive lejos, con lo que la cosa se debatía entre sus partidarios y todos los demás que intentaban arrimar el ascua a su sardina, incluido el rey de Inglaterra.

Érase una vez una dama llamada Margarita de Escocia, nacida en el castillo de Windsor el 28 de febrero de 1261, hija del rey Alejandro III de Escocia y su esposa Margarita de Inglaterra, quien era hija de Enrique III y Leonor de Provenza, una mujer inteligente, extraordinaria autora de poemas y fashion victim de la época que le cantó las cuarenta a Simón de Montfort. Me hubiese gustado conocer a la abuela Leonor, seguro que era adorable. En fin, atentos ahora que hay muchas Margaritas en este lío de parentela.

Margarita de Escocia se casó, o la casaron porque ella ya tenía 20 años, se consideraba casi solterona y no le hacía puñetera gracia pasar por el altar, con el rey Eric II de Noruega que heredó el trono de su padre cuando tenía 5 años y por entonces tenía sólo 13. Su madre Ingebor, una princesa danesa de armas tomar, fue la regente hasta que Eric cumplió la mayoría de edad y lo hizo francamente bien por lo que su hijo recibió un reino próspero y en paz pero nunca se preocupó mucho de la educación formal del chico y fue su esposa adulta la que tuvo que enseñarle Francés, Inglés y buenas maneras. Ingebor le dio la bienvenida a su nueva nuera Margarita, a quien todos llamaban la Doncella Escocesa, y se las prometía muy felices porque primero, la recién llegada no contaba para nada y ella seguía manejando el cotarro de gobierno, y segundo porque se había estipulado que los niños nacidos de la unión serían candidatos al trono de Escocia si el abuelo moría sin heredero varón. Por desgracia, la nueva reina murió apenas dos años después, cuando había cumplido 22, dejando atrás un bebé… una niña. Adivinad qué nombre le pusieron…

Margarita, a quien llamaron la Doncella de Noruega para distinguirla de su madre, nació en abril de 1283 y su custodia fue entregada al obispo de Bergen porque su padre apenas tenía 15 años y bastante tenía con ocuparse de reinar con la ayuda de su madre Ingebor. En aquel entonces la niña no parecía tan importante, su padre era joven y se casaría de nuevo, y el abuelo Alejandro III, rey de Escocia, tenía un hijo también llamado Alejandro que estaba casado con otra Margarita, esta vez de Flandes, y estaban intentando tener su heredero. Por desgracia, Alejandro hijo murió en enero de 1284 y el rey murió en marzo de 1286, después de haberse casado a la desesperada con Yolanda de Dreux para intentar tener otro churumbel (consiguió dejarla embarazada, de hecho, pero el niño nació muerto en noviembre).

En resumen, que no había príncipe legítimo para Escocia y Margarita de Noruega era la heredera presunta, considerada reina por una parte de la nobleza, aunque apenas tenía 6 años y vivía al otro lado del mar. Imaginaos la movida con seis regentes, llamados los seis guardianes de Escocia, discutiendo asuntos de estado… La cosa no tardó en desmadrarse y algunos nobles decidieron que esperar a que la niña fuese adulta, se casase y tuviese un heredero varón al que había que educar en la cultura escocesa era pasarse un poco y además, a saber si el marido de la Doncella Noruega no intentaba meterse donde nadie le llamaba. Y finalmente… es una chica, aunque puedan transmitir sus derechos al trono, no debería dejárselas gobernar… mirad qué bien les va a los franceses con la Ley Sálica, igual habría que hacer algo parecido en Escocia…

Lo cual era complicado porque las mujeres escocesas sí tenían cierta independencia, podían heredar y además eran importantes miembros de sus familias. Me explico: en la sociedad escocesa, las mujeres eran parte muy importante del sistema de clanes y transmitían derechos a sus hijos que provenían del clan de su abuelo si es que ellas se casaban con un miembro de otro distinto. Un niño Carrick con una madre Annandale podía muy bien heredar el condado de su abuelo materno y se le seguía considerando un Annandale a pesar que se su padre era de otro clan. Y eso a los nobles les iba muy bien porque la mortalidad infantil era alta y además sumaban territorios a sus condados… pero lo que no podían hacer de repente es decir que lo mismo no valía para la princesa.

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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.

Así que varios nobles la apoyaban y algunos otros reclamaban el trono para sí mismos en base a un derecho heredado de sus antepasados. Uno de los que reclamaba el trono era, ni más ni menos, que Roberto V de Brus… el abuelo de Roberto I Bruce o Brus, el de la película de Mel Gibson, y bisabuelo de nuestra protagonista. Me he ido un poco atrás en el tiempo, ya lo sé, pero tiene sentido. Roberto V también, llamado Roberto el Noble, estaba forrado, tenía muchísimas tierras no sólo en Escocia sino también en Inglaterra, era señor de Annandale, Hartlepool y otros varios títulos en Essex y Sussex… Su posición en el Consejo era muy buena pero es que además tenía cierta legitimidad por ser un bisnieto del rey David I, rey de Escocia entre 1124-1153, gran monarca que fue considerado casi santo y en su tiempo modernizó a Escocia convirtiéndola en una potencia capaz de competir con cualquier reino de Europa. Curiosamente, Roberto el Noble heredaba esos derechos al trono a través de su madre Isobel de Huntingdon porque el viejo rey David I estaba casado con Matilda de Huntingdon, una sobrina nieta de Guillermo el Conquistador. Pero se negaba a que la Doncella de Noruega hiciese lo mismo con su posible descendencia…

Los partidarios de la princesa a la que consideraban su reina pese a no haber sido coronada intentaron reforzar la posición de la chica negociando el apoyo del rey Eduardo I de Inglaterra, tío abuelo de la niña, quien se comprometió a criarla en Inglaterra y buscarle un marido adecuado. La idea era alejar a la joven reina de las influencias noruegas y escocesas y de las luchas que ya se estaban produciendo por el poder. Eduardo intentó aprovecharse de la situación y no tardó en enviar a un embajador al papa para pedirle una dispensa de forma que Margarita se casase con su hijo Eduardo de Carnarvon, futuro rey Eduardo II. La cosa no funcionó porque la niña murió mientras iba de camino el 29 de septiembre de 1290, presumiblemente se deshidrató a causa del mareo en el barco… parece mentira, pero antes de existir la Biodramina la gente se moría intentando atravesar el océano.

En fin, muerta la Doncella de Noruega da comienzo la Gran Causa Escocesa, con hasta 30 nobles reclamando el trono para sí mismos. Roberto el Noble podría parecer el mejor posicionado para conseguir el trono pero no era el único descendiente de David I, también estaba John Balliol, quien como su nombre indica era más normando francés que otra cosa, hijo del quinto Baron Balliol. Pero… a través de su madre, la princesa galesa Dervorguilla de Galloway, era nieto de Margarita, otra más, de Huntingdon y por tanto tataranieto de David I… parecido a Roberto, vamos. Era también un gran terrateniente con varios señoríos en Escocia, Gales, Inglaterra y Francia y además contaba con el apoyo de Eduardo I. No os voy a contar todos los líos de la Gran Disputa, sólo quedaos con la idea de que el rey de Inglaterra presionó mucho a los miembros del parlamento escocés para que Balliol saliese elegido rey el 17 de noviembre de 1292 en el gran salón del castillo de Berwick.

Roberto el Noble no estaba nada contento, obviamente, pero no podía hacer mucho ya que en realidad él descendía de la nieta menor del rey David mientras que Balliol descendía de la nieta mayor. Pero la cosa volvió a ponerse tensa a los pocos meses porque el nuevo rey se lo debía todo a Eduardo I y éste no iba a dejar pasar la oportunidad de meter sus reales narices en los asuntos escoceses. Hasta entonces los reyes y magnates escoceses rendían pleitesía al rey de Inglaterra por los territorios que poseían dentro de su reino, pero ahora Eduardo pretendía, entre otras muchas cosas, que todos los escoceses prestaran servicio militar en la guerra contra Francia, conflicto en el que la mayoría de ellos ni pinchaban, ni cortaban, ni les importaba. En resumen: Roberto y sus camaradas nobles se negaron y Eduardo respondió invadiendo Escocia en 1296 y tomando la ciudad de Berwick en un ataque particularmente sangriento. En la batalla de Dunbar, la resistencia escocesa fue brutalmente aplastada: Eduardo confiscó la llamada Piedra del Destino, indispensable para la coronación de los reyes escoceses, y la llevó a Westminster colocándola bajo la que se conocería como la “silla del rey Eduardo”; depuso a Balliol, lo encerró en la Torre de Londres e instaló a ingleses de confianza para gobernar Escocia. Adiós a su independencia… esto es lo que pasa por fiarse de un inglés, que diría Arturo Pérez Reverte.

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Roberto el Noble se retiró a sus posesiones y entregó Annandale junto con sus derechos al trono a su nieto: Roberto de Brus, el de la película y padre de nuestra protagonista. Roberto el abuelo estaba casado con lady Isabella de Clare, de nobilísima ascendencia: su padre era Gilbert, conde de Hertford, conde de Gloucester, señor de Glamorgan y señor de Clare, y su madre Isabel Marshal era hija del conde de Pembroke pero se casó en segundas nupcias con Ricardo, conde de Cornualles, que era hermano del rey Enrique III de Inglaterra. Roberto e Isabella tuvieron varios hijos pero a nosotros el que nos importa es Roberto VI de Bruce, nacido en julio de 1243, protagonista de una hermosa historia de amor… que es más falsa que un euro de chocolate pero yo os la cuento igual.

Estaba Roberto VI, un apuesto caballero de 27 años, ante las murallas de Acre participando en la novena cruzada con Luis IX, rey de Francia, cuando su buen amigo Adam de Kilconquhar muere en sus brazos. Roberto debe abandonar a sus compañeros de armas y volver a Escocia para darle las malas noticias a la viuda: Marjorie o Margarita, otra más, condesa de Carrick por derecho propio. La dama se quedó prendada del caballero y lo tomó prisionero hasta que él aceptó casarse con ella. En realidad, él había vuelto de la cruzada un año antes en 1271 pero sucediese o no así, la realidad es que el condado de Carrick era un bocado muy apetecible, enorme y riquísimo, y Roberto se casó con Marjorie en cuanto tuvo la oportunidad, tan deprisa que no pidió permiso a su señor el rey de Inglaterra quien confiscó sus castillos después de montar en cólera. Roberto los recuperó pagando una fuerte multa.

Roberto VI y su condesa de Carrick tuvieron once hijos, nada menos, y no voy a hablar de todos o no acabaríamos nunca. La primera niña, Isabel Bruce, se casó con Eric II y fue reina de Noruega ocupando la posición de la difunta Doncella que fue la causa de la Gran Disputa. Se quedó viuda a los 26 años y su cuñado Haakon V ocupó el trono pero se llevaban muy bien y ella quedó en una posición económica tan buena, que decidió no volver a Escocia. Vivió una larga vida participando en importantes ceremonias de estado y negociando la boda de su única hija con el duque de Finlandia. Un hermano suyo, Eduardo de Bruce, fue efímero rey de Irlanda y el resto de los varones participó en las diversas guerras de independencia escocesa mientras que las chicas se casaban bien.

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Pero bueeeeenooooo...¡Qué temazo, Ise! Es un verdadero lujo encontrar algo así...una época entretenidísima y unos personajes fascinantes, no tienen desperdicio...

Sigo el hilo, y con muchas ganas de no perderme ni un instante...

Y no lleno este post de emoticonos felices porque ahora mismo tiro de smartphone...

Pero vamos al hijo que nos importa: Roberto de Bruce, nacido el 11 de julio de 1274, probablemente en el castillo de Turnberry, propiedad de su madre y donde había mantenido a su padre encerrado hasta que él aceptó casarse con ella… seguro que no opuso mucha resistencia. Nuestro Robert, el de la película de Mel Gibson, era el primer varón de la pareja justo por detrás de Isabel, la que se casó con el rey Noruego, y podríamos decir que nació en cuna de oro, o casi… Los Bruce o Brus llegaron a Escocia acompañando al rey David I en 1124 desde Cumbria, una extensa área al norte de Inglaterra/sur de Escocia que le correspondía a David en herencia, además de sumar los territorios de su esposa Huntingdon (otra vez las mujeres son claves en transmisión de derechos). El rey dio al primer Roberto de Bruce el condado de Annandale, justo en la frontera con el señorío de Galloway, que en aquel entonces era el rival directo del Príncipe de Cumbria, luego rey de Escocia. Desde ese momento, los Bruce fueron sumando señoríos y poder y siguieron llamando a sus hijos Roberto.

Es decir, que el padre de nuestra protagonista recibiría los derechos al trono escocés en herencia de su abuelo, era el heredero de extensos territorios que pertenecían a su padre en Aberdeenshire, Durham, Essex, Middlesex y Yorkshire y heredero del condado de Carrick, fabulosamente rico, gracias a su madre. Un partidazo, el chaval. Claro que el niño Roberto aún vivía ajeno a todos esos tejemanejes políticos y crecía feliz en el sur de Escocia en un régimen un poco… particular.

La educación de Roberto fue, como decirlo… multicultural. Lo que le sirvió más adelante para ser capaz de relacionarse con todo tipo de gente de diversa procedencia que le fuese útil. Por un lado, en Annandale recibía una educación de tipo anglo-normando, como cualquier muchacho inglés de buena cuna, puesto que el condado estaba totalmente feudalizado al estilo francés: allí aprendería latín, inglés, francés, montar a caballo, manejar una espada, cazar, leyes, historia, filosofía, protocolo, buenas maneras… la misma educación que recibió Eduardo I, el hijo de Enrique III de Inglaterra, por ejemplo, con el añadido de la lengua escocesa, una especie de dialecto local surgido del Inglés del norte.

Pero… el condado de Carrick, el hogar de su madre en el corazón de Galloway, era celta hasta la médula, el sistema de clanes regía la vida social y se hablaba gaélico. Así que Roberto aprendió a hablar siendo poliglota: lengua anglo-normanda que era una mezcla de inglés y francés para comunicarse con los nobles, escocés para hablar con las gentes del condado de Annandale y galés para hablar con los súbditos de su madre en Carrick. Puede parecer poco importante pero es clave para entender por qué Roberto fue capaz de aglutinar a su alrededor tantos partidarios cuando llegó la hora de luchar por la independencia de su reino… sencillamente porque podía hablar con ellos, les comprendía, era uno de ellos, había nacido y crecido inmerso en tres culturas. Era noble, era escocés y era celta. Y además era un buen estudiante y un joven muy culto… Más adelante, ya rey, se dice que le gustaba leer a sus tropas pasajes de los romances de Carlomagno y podía contar anécdotas de las batallas de Aníbal contra Roma, pagó a monjes dominicos para que se ocupasen de la educación de su hijo y se dice que poseía muchos libros, leía a menudo y estaba particularmente interesado en la historia de los reyes de la antigüedad.

Y así, viajando entre los castillos propiedad de sus padres, Lochmaben en Annandale y Turnberry en Carrick, transcurrió su infancia rodeado de sus hermanos y hermanas, pegado a las faldas de su madre hasta los 10 años cuando debió entrar como paje al servicio de alguno de los más fieles camaradas guerreros de su padre o abuelo para continuar la instrucción militar y aprender etiqueta, danza, el arte de la conversación cortés, etc. Roberto es considerado un genio de la estrategia y la política por los historiadores de hoy en día así que podemos decir que aprovechó bien las lecciones. Pero, como también era celta e hijo de la condesa de Carrick, sabemos que Roberto y sus hermanos varones siguieron una vieja tradición gaélica según la cual el jefe de un clan aliado recibía a los niños jóvenes y se comprometía a instruirlos… en realidad, es lo mismo que ser paje de un anglo-normando, pero lo que Roberto aprendió no tenía nada que ver con las buenas maneras en la mesa: aprendió el arte de la guerra de guerrillas, las incursiones rápidas para robar ganado, a montar en los hobbies, una especie de pony de patas largas que es capaz de cubrir grandes distancias en poco tiempo (la ágil caballería de Roberto le causó muchos problemas a Eduardo I más tarde) y también aprendió la importancia de saber manejar los birlinns, barcos tradicionales que se daban un aire a los drakkar vikingos.

Más adelante, a los 12 años, Roberto y su hermano Eduardo fueron enviados a Inglaterra a completar su instrucción, probablemente al propio palacio real ya que a la edad de 18 años Roberto servía en la Cámara privada del monarca. Pero antes de eso, rondando los 16 años, fue armado caballero más o menos al mismo tiempo que la Doncella de Noruega moría y comenzaba la Gran Causa en la que su abuelo era una pieza clave. Dos años después, cuando el rey Eduardo presionaba para hacer de Balliol el rey de Escocia, la madre de Roberto murió y él heredó el condado de Carrick, convirtiéndose en un lord de pleno derecho y no sólo el primogénito de los Bruce por detrás de su propio padre. Su abuelo cedió sus derechos al trono casi inmediatamente lo cual lanzó a nuestro Roberto al centro de las intrigas políticas siendo un muchacho de 18 años. Un impresionante muchacho ya que medía 1,85 cm, lo cual era raro en la Edad Media y sólo el propio rey Eduardo lo superaba con su 1,88 cm… claro que Eduardo seseaba al hablar, tenía un párpado caído y sus piernas y brazos eran exageradamente largos comparados con su tronco, lo cual le dio ventaja en el manejo de la espada y el caballo, pero guapo no le hacía… Por el contrario, tampoco se puede decir que Roberto fuese un cañón, pero era atractivo, culto, persuasivo al hablar, tenía buenas maneras… mejores que la mayoría de los nobles de la época.

Vamos a dejarlo claro, el verdadero Roberto de Bruce no tiene nada que ver con el personaje de la película Braveheart, ni intrigante, ni aprovechado, ni cobarde, ni bruto...



Este es el rostro real de Roberto de Bruce, rey de Escocia, realizado a partir de su calavera descubierta en 1818 en la abadía de Dunfermline.

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Lo de Eduardo "Longshanks", el Zanquilargo, era por algo Ahí va su retratito en Westminter Abbey:



Ise, debo confesar que hay dos hombres en la Historia de los que estoy enamorada, y no me refiero a Leopold de Bélgica, ejem ejem, mi gran chasco desde que supe que utilizaba peluca y plantillas de corcho para parecer más alto. Me refiero a Roberto de Bruce y a César Borgia, ya ves tú mis gustos. Con Roberto íbamos perfectamente con ese detallado retrato de su aspecto y de su personalidad, esa mezcla cautivadora de influencias, ese toque celta que me lo hace tan atrayente...pero cuando he visto la reconstrucción de su aspecto a partir de su calavera, casi lloro...

Preferiría quedarme con esta idea sobre su aspecto...




Éste sí que puede contarme la vida de Carlomagno por capítulos, si quiere, mientras nos comemos "haggis" en las ruínas de Turnberry...

Perdón, perdón, por la frivolité.

Bueno, la reconstrucción se hace a partir de la calavera de un hombre de 54 años que lleva una vida entera guerreando. Seguro que a los 20 años estaba hecho un galán

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Tienes que seguir, Ise, que estoy totalmente enamorada de este tema. Me he metido tanto en el ajo que hasta estoy pensando en pillarme un poco más adelante (no gano para libros de distintas temáticas en esta casa...) el nuevo de la doctora Fiona Watson: "Traitor, Outlaw, King". Es una biografía del bueno de Roberto. Puso de uñas afiladas como garras a los escoceses, porque Watson está convencida de que Bruce no nació en Turnberry, que es la idea que como tú bien dices se ha consolidado como más aceptada a lo largo del tiempo. Según Watson, era INGLÉS:
"nacido en la aldea de Writtle, cerca de Chelmsford"; se basa por lo visto en un cronista del siglo catorce.

Muy "desagradable" para los escoceses esa teoría, mejor Turnberry que Writtle, dónde va a parar.

Sigue, sigue, que estoy aquí en ansia viva...

La situación política era un poco complicada. Por un lado John Balliol era el rey, pero lo había colocado Eduardo a dedo como quien dice aunque intentaban disimularlo, y a los Bruce les interesaba considerarlo un usurpador porque, si conseguían patearlo fuera del trono, el candidato ideal para conseguir la corona sería nuestro Roberto. El caso es que a la familia le interesaba apoyar al rey de Inglaterra, a pesar de sus injerencias y exigencias, lo cual era visto por los escoceses que apoyaban a Balliol como una traición, no exactamente al rey puesto a dedo, sino a todo el reino de Escocia… a nadie se le escapaba entonces que la intención de Eduardo era hacerse con los territorios del norte de su propio reino. Es decir que alrededor de 1295, los Bruce tuvieron que huir de sus castillos de Escocia y refugiarse en Inglaterra, donde también tenían posesiones, claro, pero Annandale fue confiscado y entregado al conde de Buchan, aliado de Balliol. Puede parecer una jugada extraña: estoy en contra del rey porque yo quiero ser rey y para eso apoyo a un rey extranjero que en realidad quiere quedarse con mi corona, pero la prioridad de los Bruce era librarse del usurpador y luego ya se vería… probablemente sabían que los escoceses no querían ver a Eduardo ni en pintura y esa sería su oportunidad de conseguir el trono. Y sabemos que al final, les salió bien.

En algún momento de 1296, durante su exilio, el conde de Carrick, o sea Roberto, se casó con Isabella de Mar. La dama era hija del conde Domhnall I de Mar, un tipo muy escocés que había apoyado la causa de la Dama de Noruega y no apreciaba nada a John Balliol, y que fue un gran aliado de Roberto hasta su muerte. De hecho, Roberto ejerció de tutor de su cuñado Gartnait, el hijo mayor de Domhnall, y lo casó con una de sus hermanas más jóvenes, probablemente Cristina, que se convertiría así en tía doble de nuestra protagonista. Todo queda en casa.

La madre de Isabella era Elena, una hija de Llywelyn el Grande, rey de Gales… La vida de este tipo es muy interesante, pasó de gobernar un pequeño reino en el norte de Gales a ser el mayor poder de la zona, trajo de cabeza al rey Juan sin Tierra que tuvo que ofrecerle a su hija ilegítima Joan en matrimonio para sellar uno de los muchos pactos que firmaron. Pero por lo que es famoso Llywelyn es porque decidió casar a su heredero con Isabella, la hija de un noble llamado Guillermo de Braose… imaginaos la sorpresa del rey cuando un día entra en su alcoba y se encuentra a su esposa Joan en la cama con Guillermo, que fue colgado inmediatamente. Joan, por ser hija del rey de Inglaterra, salió del paso con un año de arresto domiciliario y la pobre Isabella se tuvo que casar con el hijo del asesino de su padre, lo quisiera o no.

Elena era la hija más joven del matrimonio pero había nacido antes del suceso anterior en 1230 con lo cual nadie puso en duda quién era su padre. Se casó en primeras nupcias con Máel Coluim II, conde de Fife, otro que era muy escocés pero se arrimaba a la corte de Inglaterra cuando le convenía, en su caso porque fue muy amigo del rey Enrique III, y tuvieron dos hijos varones que se sepa. Así que la Isabella que se casó con nuestro Roberto era descendiente de reyes de Gales e Inglaterra y medio hermana del conde de Fife, que también tuvo sus problemas con Balliol y estaba exiliado en Inglaterra. Es probable que la pareja se conociese de antes, ya sea en Escocia, ya sea en la corte de Eduardo, porque se insiste a menudo en que era un matrimonio por amor, o matrimonio bien avenido, o como queráis decirlo.

Su hija Marjorie, nuestra protagonista, nació en 1296 y se le puso el nombre de su abuela paterna, la condesa de Carrick. Por desgracia, su madre murió poco después cuando apenas tenía 19 años y Roberto tardó 6 años en casarse de nuevo a pesar de ser un hombre siempre en peligro porque vivía inmerso en la guerra de independencia de Escocia y cuyo deber era proveer un heredero para el condado… Probablemente pensó que tenía hermanos de sobra para cubrir el puesto si a él le sucedía algo y estaba demasiado ocupado como para molestarse en buscar esposa, aparte de que la situación era incierta y sería complicado elegir entre las chicas disponibles de diversos clanes escoceses y familias anglo-normandas que hoy eran aliados y mañana no, pero los historiadores siempre han creído que de verdad estuvo enamorado de su primera esposa y sencillamente no le apetecía sustituirla por otra demasiado pronto.

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Vas a acabar harta de mí, Ise. Soy la "participante más entusiasta" de este temazo que te estás marcando...

Mira, acabo de quedar en shock. Años enamorada de Roberto, y nunca había caído en que Isabella de Mar era una hija de Elen ferch Llywelyn, o sea, una nieta de Llywelyn el Grande y de MI Dama de Gales, mi Joan, mi Siwan. Descubrí a Joan/Siwan a través de la novela "Here Be Dragons" de Sharon Kay Penman, que tengo aquí cerquita en mi biblioteca...Estuve en un tris de comprar "Falls the Shadow", que creo que se centra precisamente en Elen ferch Llywelyn, pero al final lo dejé en pendientes.

Adoro a Joan/Siwan...


Joan/Siwan.

Ahora se me ha antojado, además del libro de Watson sobre Roberto, éste sobre MI Dama de Gales:



Este temazo va a ser mi ruína del mes de marzo al ritmo que llevo, Ise

Yo imagino que Llywelyn igual le perdonó el adulterio, si lo hubo, porque la quería mucho. Se sabe que el príncipe sufrió una verdadera depresión cuando Joan/Siwan murió. Y he dicho adulterio "si lo hubo" porque telita marinera la historia de Llywelyn y los De Braose disputándose las Marcas Galesas, eh. Por cierto que William de Braose, "el colgado" por colarse en la alcoba de Joan/Siwan, era odiado entre los galeses, que le llamaban Gwilym Ddu; también era "de la familia política", porque una hija de Llywelyn y de Joan/Siwan, Gwladus ferch Llywelyn, había enviudado en 1828 de Reginald de Braose...

Ya paro, ya paro. Que si me pongo con MI Dama de Gales, echo aquí el día, Ise, el día y hasta parte de la noche. Pero me ha encantado, gracias, descubrir que existe una conexión entre Joan/Siwan y Marjorie de Brus. También me he dado cuenta de que existe una conexión, también vía Elen, entre Joan/Siwan y Catherine Parr

Estoy que soy feliz como una lombriz con tu temazo...

Tumba de Juana de Gales en Llanfaes Friary