Vuelvo a traer el discurso de Meritxell Batet, pronunciado durante la apertura de la Legislatura, hace un mes y pico.
"Nuestra Monarquía Parlamentaria ha sabido mantener, sin excepción, su posición institucional, superadora de la legítima dinámica de competencia entre partidos políticos y ser permanente referencia de los valores constitucionales compartidos y de la vocación de diálogo y consenso. La Corona, como Jefatura del Estado, nacida de la voluntad democrática de la ciudadanía, se ha afirmado en su compromiso con las libertades, consciente como nadie, de la importancia de las instituciones cuyo normal funcionamiento habéis siempre respaldado. No son la crítica ni la discrepancia, expresadas respetuosa y razonadamente, las que debilitan una institución firme y consciente de su legitimidad y posición. Por el contrario, esas críticas contribuyen a su fortaleza, basada ante todo en su condición integradora y de patrimonio común a toda la sociedad y a las fuerzas políticas, contribuyendo así a evitar el peligro de su apropiación partidista y excluyente. Desde el más profundo agradecimiento por este compromiso, y como expresión de ese carácter común y compartido de nuestra Monarquía, quiero terminar mi intervención como Presidenta del Congreso de los Diputados con un voto nacido del respeto y la mayor consideración por vuestra función, vuestra posición institucional y el desempeño de vuestra tarea. Por eso, con toda la solemnidad de esta ocasión, y con la representatividad que el cargo me confiere les digo: ¡Viva la Constitución y viva el Rey!".
Algo debían saber los socialistas. Algo debían saber para pararle los pies a sus socios de Podemos a pesar de poner en un brete la estabilidad del Gobierno. Y estoy con Lamballe, que algo debían saber también los de la oposición. Cerraron filas para proteger, no al Rey Juan Carlos, querida Sofía Lars (realmente podía parecer eso, entendía tu cabreo, era incapaz de intentar calmarlo), sino los movimientos y decisiones tomadas YA por el Rey. Simplemente estaban esperando el momento en el que la elementa abriera el pico contando lo que amenazó en su momento. Y aquí está. Ha llegado. Y todos han esperado, porque Zarzuela ya lo tenía todo preparado. Simplemente faltaba darlo a conocer.
Espero que los españoles sepan entender. La situación es grave (Coronavirus aparte), pero una vez más, Felipe se ha ganado el trono. Salvarlo ya está en nuestras manos, en manos de los políticos y de la mierda o no que salga. Pero ganarlo... Hijo mío, ¿qué más puedes hacer? ¿Qué más ante tantos palos en las ruedas, tanta dejadez, incluso caradurez y falta de compromiso con la Institución? ¿Qué más cuando estás completamente solo? ¿Qué más cuando has tenido que adelantar la salida a pista de Leonor, con premura, en comparación con sus homólogas?
Un Rey se hace a si mismo, las circunstancias le moldean, le blindan o le hieren. Juan Carlos no fue un mal Rey de España, pero sí un mal Jefe de la dinastía Borbón y de su Casa. No se destrata de esta manera a la monarquía, no si eres el primer monárquico de España. No se pone en peligro el porvenir de tus herederos dinásticos. No torpedeas la corona, el trono, el cetro y todo lo que tengas por delante. Da igual que haya sido él o que haya caído en la trampa y las redes de una elementa que le haya puesto en esta situación. Su obligación era proteger a la Institución de semejante peligro andante. Ha sido partícipe activo o pasivo en intentar hacer caer la Institución, igual que los exPalma. Y ahora no hay otra salida que caer, caer y dejar caer, porque no se han podido ni defender y porque apellidándose Borbón, sus actos son más peligrosos que 1000 Pablos Iglesias.
Juan Carlos, te quiero ver dándolo todo, sin piedad y salga lo que salga. Sin cuartel. Has caído, te estás yendo siendo un Rey caído, pero quiero que mueras matando. A ponerla de rodillas, aunque tengas que caer más hondo. Pero que te vayas de este mundo habiendo presentado la batalla de tu vida tras la restauración. Es lo único que puede hacerte recobrar parte de tu espíritu monárquico.
La monarquía no necesita fans. La monarquía no se sustenta de simpatizantes de Juan Carlos, Felipe, Sofía o Letizia. La monarquía se sustenta de personas que saben entender cuando un Rey hace sacrificios, incluso familiares, para salvar a la institución que representa. Eso es lo que los españoles deben entender. No es un sacrificio renunciar a una herencia (o quizás sí, si tanto dinero amasó JC), no es un sacrificio hacer renunciar a un padre, no es un sacrificio retirarle la asignación. Eso es lo que un Rey, un Jefe de la Casa y un Jefe de la Dinastía debe hacer. Para eso está, para poner las cosas en su lugar. El sacrificio viene cuando entiendes que por encima de ti hay algo superior, que es la MONARQUÍA Parlamentaria de España; cuando haces efectivo tu juramento de guardar y hacer guardar la CONSTITUCIÓN y las LEYES; cuando recuerdas que cumples al dedillo con tu compromiso, expuesto en tu DISCURSO de Investidura, ante y para con todos los españoles.
El Rey solo está haciendo efectivo aquello con lo que se comprometió, juró y asumió velar con celo de guardián. No se ha salido de la pauta ni una sola vez.
Pase lo que pase, mi reverencia más profunda, Señor. Jamás le creí tan capaz de defender la Monarquía con uñas y dientes, de tener como carta de presentación, como galones, sus principios y mostrarlos como credenciales, a pesar de las paladas de porquería y desprecios, a pesar de mi propias dudas sobre su capacidad.
No le puedo pedir más a un Rey Borbón.
PD: Bueno sí... ¡Qué la empapelen ya!
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