Yo leí hace muchos años dos libros, de muchos otros, de unos de mis autores preferidos (entre los dos o tres de mi vida) que es Thomas Mann: LOS BUDDENBROOK Y ALTEZA REAL. Llegué a a THOMAS MANN porque con 17 años leí LOS BUDDENBROOK. El profesor de Literatura en 3º de BUP, me libré de la ESO por poco, habló muy someramente sobre el argumento y me interesó tanto que ese verano lo leí. Los BUDDENBROOK trata sobre la historia de unos comerciantes burgueses que van enriqueciéndose y a la vez, siendo desde el pº ya patricios y cónsules de la vieja república de Lûbeck, creando una especie de dinastía de potentados muy exquisita a lo largo de todo el S.XIX . La mansión donde viven es la propia casa del escritor donde nació, y su familia, una especie de alter ego de la que refleja el libro. Orgullosos de su estirpe los Budd., como he dicho, son como una poderosa aristocracia en una ciudad que no tiene tal tradición pero sí "familias de toda la vida" con poder, a la manera del viejo patriciado de las antiguas y serenísimas repúblicas italianas. Cuanto más asciende y adquieren mayor elegancia, vuelos culturales y prestigio el apellido, llega su decadencia tras cuatro generaciones en el que el progresivo desinterés hacia sus negocios produce la insolvencia y la misma extinción biológica del linaje, ya casi a pºs del siglo XX. El último (junto con la perenne y ya mayor tía y su madre o abuela, no recuerdo) representante y heredero es un muchacho adolescente muy enfermizo que padece hiperestesia, dotado de una sensibilidad sobresaliente para el piano y las cosas hermosas y producto inútil para la vida ordinaria.
La novela refleja los acontecimientos del siglo nono en Europa central y del norte como las invasiones napoleónicas de la ciudad (los oficiales se instalan en la casa del bisabuelo) hasta el fin del mismo con el último Buddenbrook.
Los miembros de la familia son verdaderos retratos psicológicos diferenciados. Hay uno que representa mejor el espíritu de ésta en una mujer dotada de gracia y cierta belleza, la tía, que no llega a tener hijos, imperecedera entre las generaciones. Ejemplos de la misma: como su envidia desde niña a una compañera escolar algo rupestre (de Mecklemburgo, tierras retrasadas dirigidas por la nobleza zafia de los junkers) o la desorientación que sintió una vez que salió de Lübeck; estando en Munich por los -80, pronunciaba su apellido y nadie mostraba signos de reconocerlo y prestar su respeto y admiración)
La novela permite ver algo de la política del S. XIX alemana, mucho del espíritu prusiano, duro, nacional, luterano, que choca con la abierta y cosmopolita República, más gentil y librepensadora, como otras zonas germanas occidentales y del sur (Renania y Baviera, Wuttemberg...), la dicotomía de apoyar la unificación y a Prusia y los (ya cada menos) desconfiados hacia la rudeza de los alemanes del este.
Decir lo mismo de las clases sociales, del vestir, de los gustos artísticos, y sobre todo, de la personalidades de la época a través de sus personajes.
Debo recordar que es la época de la novela realista, con sus descripciones exhaustivas que pueden cansar... (aunque no llega a los niveles de La Montaña Mágica, enciclopedia además filosófica sobre ciencia y religión en la historia europea, particularmente medieval, sobre el pasar el tiempo y sus formas de vivirlo en ...) Por cierto, siempre tuvo Hitler mucha antipatía a esta ciudad burguesa marítima y abierta, librepensadora y reina de la antigua Hansa. De hecho, la eliminará como land o ciudad-estado, como eran Hamburgo, Bremen y mucho antes, Frankfurt.
Hace unos ocho años desvié una ruta con un par de amigos a los que convencí de hacer un viaje relámpago desde Berlín hasta mi Lübeck, que asoma casi a Dinamarca. Alquilamos un coche en un atardecer y pasamos por los solitarios campos de Mecklemburgo que hacían retroceder al XIX, como el mismo restaurante de caserío donde tomamos una merienda. De noche tras tres horas de viaje, vimos la gloriosa Lubeck, bellísima, con esas torres de iglesias y murallas increíbles y la fachada de la casa de Thomas Mann o de "Los Buddenbrook" (paré antes en Schwerin, tomando un café en el famoso castillo palacio de los G.D. dentro de un cuento, contemplando en un mirador jardín, rodeados de lagos, la naturaleza y la coqueta ciudad de opereta y a mi izquierda, tras una ventana y sobre un piano, las fotografías de tantos jóvenes príncipes y princesas de antes de fin de sicle, que por cierto, de vidas trágicas o muy sensuales)
La novela fue la más leído a comienzos del S. XX, y por él se le concedió el Premio Nobel.
Última edición por Miguel Ángel el 02 Feb 2022 11:15, editado 1 vez en total
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