Bueno, políticamente Juan Carlos lo hizo bien en cuanto a monarca constitucional y parlamentario, y así se le valoró, no hablo de sus otros comportamientos... Y la mayoría considera que Felipe VI y Letizia son "buenas personas", etc... Menos mal que hasta ahora no cometen ningún error tras todo lo ocurrido.

Pero al respecto de lo que comentas, Konradin, sí ha habido un mayor conocimiento entre los españoles de los diferentes sistemas de Estado. Cuando antes se opinaba sobre la opción republicana, se pensaba en anteriores presidentes de Gobierno (Rajoy, Zapatero...) y espantaba casi a todos. También, en la inestabilidad de la II República. Ahora, se suele hablar de los modelos republicanos en Portugal, Italia, Alemania... cosa que antaño apenas. Que no tienen que ser anteriores presidentes de Gobierno, sino personalidades más ecuánimes o de perfil más moderado.

De todas maneras la mayoría no tiene ganas de más sobresaltos en la política en general. Pero la monarquía no aguantaría más hechos como los de Juan Carlos, por razones obvias.

Konradin, yo, personalmente, creo que la monarquía en España se halla en un momento encrucijada. Todo lo que ha rodeado los últimos tiempos de Juan Carlos tuvo su efecto, y lo que ha ído aconteciendo tras su abdicación...más. Visto con retrospectiva, quizá nunca debió moverse del club náutico de Sanxenxo. El "autoexilio" nada menos que allá por los emiratos acabó de rematarle.

Y ahí, en ese punto, mucha gente se ha planteado muchas cosas que antes el "peso como estadista" de Juan Carlos no afloraban al debate público (o lo hacían en mucha menor medida y en ámbitos sociales más restringidos). Dependiendo del devenir socioeconómico en los próximos años, muchas tostadas van a caer del lado untado de mantequilla o del contrario. Quizá no sea un fenómeno exclusivo en España...toda Europa parece bastante revuelta.

Bueno, el consenso sobre las verdaderas dimensiones del pucherazo y el caciquismo en el año 1931 hace tiempo que viene fragmentado. Durante mucho tiempo se ha legitimado la llegada de la República con el mantra de la manipulación del voto rural por parte del caciquismo. Tuvo su momento, cierto y nadie lo duda, pero el caciquismo es un práctica más habitual y efectiva durante las primeras décadas de la Restauración alfonsina. Desde 1890, fecha en la que se implanta el sufragio universal a iniciativa de Sagasta, las cosas se complican porque es imposible atender las peticiones de tanto amigo o meter en cintura a tanto enemigo. Lo que sí es claro la predisposición desde Madrid, órdenes incluso, de que el proceso del 12 de abril fuera lo más limpio posible.

Tampoco hay que santificar el voto urbano como paradigma de la limpieza. La manipulación con datos falsos contra la monarquía de Alfonso XIII estaba a la orden del día (Blasco Ibáñez, haciendo gala de su condición de novelista, afirmaba una fortuna del monarca de 200 millones de pesetas, chanchullos con el empresario Marquet o asesinatos de alabarderos para transfusiones al príncipe).

Y si se puede acusar con sombras de duda a las elecciones del 12 de abril, las que no tienen ninguna sombra de manipulación son las celebradas en mayo. Las listas y concejales monárquicos fueron depuradas, impidiendo, en algunos casos por la fuerza, que cualquier tufillo monárquico pudiera presentarse a la segunda vuelta. Ejemplos de esta violencia deslegitimadora se dieron por todo el país, en especial en el sur. Sin llegar a mayo, el mismo 12 de abril, cuando los monárquicos triplicaban sus resultados en la provincia de Sevilla, agitadores de izquierda republicana y/o anarquista, impidieron por la fuerza el segundo conteo y rompieron las urnas. Curiosamente, esos resultados de abril de 1931 en Sevilla se repitieron tiempo después en las elecciones ya entrada la República.

A día de hoy no hay un conocimiento real, con rigor, de lo que aconteció realmente en la primavera de 1931. De hecho, ni siquiera sabemos la cuantía real de concejales y votos porque no queda recogido ni en los archivos históricos ni en las bases de estadística.

Créeme, de haber sido tan claro el apoyo republicano, las cosas habrían sido otras muy diferentes.

Gracias por los puntos de vista.

No soy muy optimista con la chance de los Borbón de retener la corona, Felipe no se puede permitir ni medio traspié en los próximos 20 años y Leonor aún menos, leyéndolos a Uds. se nota que está todo en "veremos" y hasta monarquías escandinavas (la danesa y sueca) han teniedo que recular en pantuflas porque estaban golpeando el avispero.

Veremos en qué termina todo esto.

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Los que tenían el poder era el gobierno monárquico. Difícil un pucherazo de una oposición sin poder. En casi todas las ciudades del país capitales de provincia... Si la derecha se pasaba en mansalva al republicanismo. Muchos políticos no solo de derechas, también posibilistas de centro o izquierda moderadas, decepcionados. La opción era a la francesa, más moderada o o más presidencialista... pero ya no monárquica. El descrédito de la monarquía era bastante grande entre las clases medias, y el campo en el sur no era precisamente conservador en muchos sectores, no como en el norte. En ese momento se traspasaban las ideologías. Alfonso XIII desacreditó la monarquía entre sus intervenciones, la dictadura y también, hay que reconocerlo, sus amoríos y aspecto frívolo. No entusiasmaba una familia real desunida, donde no estaba claro sobre el futuro del heredero (gestionó eso muy mal el rey, se le achaca otra vez sus momentos de dejadez) En las elecciones, todos se fijaban en las ciudades, donde se creía que el voto era más limpio e independiente. El contraste entre ciudad y campo en esa época era, efectivamente, sideral.

Pienso como Minnie. Percibo como una época de cambios o reestructuraciones que afectan a las monarquías parlamentarias. No es algo insólito, en la Historia suele existir estás épocas más críticas o de cuestionamiento de algunas instituciones políticas. En el caso español, uno de los principales elementos del apoyo a la familia real son las prendas emocionales que con el tiempo se comparten en una o dos generaciones. Genera una cierta identidad compartida. La idea misma de una monarquía se fue asentando con J. C. y toda su familia. Cada vez gustaba más los elementos tradicionales e interés de la española, cosa que al principio cero... Ahora, a Felipe VI le ha tocado comenzar prácticamente desde cero. Eso sí he considerado, por lo menos yo, bastante peligroso. Comenzar desde casi la nada rompiéndose la continuidad, para cualquier monarquía es bastante duro. Demostrar que después de medio siglo sin rey y que el primero en ser restaurado haga lo que ha hecho, pues...

De todas maneras, sí se ha instalado entre muchos la idea que un hijo no paga por el padre (y por el hermano, cuñado, etc), y la familia actual no genera antipatía en absoluto.

Tratando este asunto y en relación al reinado de Alfonso XIII, para mí fue un muy buen descubrimiento el libro de Sergio Vila-Sanjuán "Por qué soy monárquico". No sólo escribe y da argumento por los que defiende la monarquía a día de hoy, en pleno siglo XXI, si no que trata sobre los aspectos de la monarquía con Alfonso XIII, el conde de Barcelona, Juan Carlos I y Felipe VI.

En el caso del reinado de Alfonso XIII, hace referencia a su abuelo que fue gentilhombre del Alfonso XIII. Este es un extracto del capítulo dedicado a Alfonso XIII:

Mi abuelo atribuía a Alfonso XIII el gran mérito de haber liderado junto con Dato una batalla reformista para modernizar a fondo la vieja España, la surgida de la catástrofe del 98. Y ponía el acento en que ambos propulsaron con éxito aquellas medidas que desde un espectro conservador de amplio alcance promovieron el entendimiento con las fuerzas sociales y regionalistas. El corte en seco de esta opción por la vía de la violencia anarquista habría lanzado a Alfonso a favorecer sin demasiada convicción una dictadura que mi abuelo como hombre de leyes no aprobaba. Y que tampoco consiguió evitar los subsiguientes males mayores.

Y este es otro extracto del mismo capítulo:

Carlos Seco Serrano [especialista en el periodo de la restauración y en la figura de Alfonso XIII e hijo de un militar republicano fusilado por los franquistas], reivindicó la figura de don Alfonso como rey integrador e impulsor de la reconciliación entre españoles, lejos de la imagen <negativa y tópica> que se ha brindado de su reinado.

Esto son dos extractos de dicho capítulo, hace mención también a los errores y a diferentes aspectos durante su reinado y aporta un punto de vista más personal.