El 13 de mayo de 2000 los neerlandeses sufrieron una de sus grandes tragedias más recientes.
Era una soleada tarde de sábado cuando los vecinos de Roombeek, un suburbio de la ciudad de Enschede, estaban reunidos en la calle. Se preguntaban de dónde procedía una gran nube de humo negro. Parecían sorprendidos al oír que existía una especie de planta de producción a la vuelta de la esquina. Pocos sabían que el nivel de vida en el barrio había sido considerado tan bajo que se había permitido el funcionamiento de una fábrica de fuegos artificiales en las inmediaciones.
La fábrica de fuegos artificiales Fireworks almacenaba y manipulaba 100 toneladas de material pirotécnico en la ciudad de Enschede cuando explotó. La explosión mató a 23 personas, entre ellas cuatro bomberos, e hirió a casi 1.000 más. Un total de 400 viviendas quedaron destruidas y 1.500 edificios sufrieron daños. Para que nos hagamos a la idea, un barrio entero quedó completamente destruido.
Fireworks era una bomba de tiempo. La situación auguraba una polémica social y política, dado el riesgo que suponía el emplazamiento del depósito en el corazón de una zona residencial al este de Holanda. Tanto es así, que los propietarios de la empresa vaciaron sus casas y huyeron de las autoridades. Afortunadamente, no lograron llegar muy lejos.
La Reina Beatriz siempre fue una soberana decidida y tajante, carácter que le trajo no pocos enfrentamientos con la clase política. No le solían gustar los informes breves y fríos de los funcionarios o del Gobierno de turno, así que si creía que su presencia era necesaria en un lugar, nadie podía evitarla. Al día siguiente de la tragedia, cuando todavía quedaban edificios humeantes, viajó hasta Enschede para visitar a los heridos y desalojados y para conocer de primera mano qué había sucedido y porqué. Recorrió el lugar atendiendo a las explicaciones de los bomberos y, especialmente, a las de la inspectora de policía, la Sra. Rooyen, una de las primeras en atender la explosión y sus consecuencias. Esas imágenes, paseando por el lugar tomando del hombro a la desconsolada inspectora, dieron otra muestra más del carácter y sentido del deber de Trix para con el pueblo.