Los cuatro meses de Camilo Villarino en la Zarzuela: más comunicación y mayor cercanía a la sociedad
Dice el refrán que las cosas en palacio van despacio, pero hace cuatro meses que Camilo Villarino tomó posesión de su cargo al frente de la jefatura de la Casa de Su Majestad el Rey y ya se perciben los frutos de los primeros cambios que ha realizado.
A la presencia cada vez más creciente de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, se suma una mayor cercanía por parte de los Reyes a la ciudadanía. Ya no se percibe que la Familia Real está aislada, como pudiera parecer durante todos estos años de reinado de Felipe VI. Un hecho que se corroboró esta semana, cuando el Rey concedía su primera entrevista en diez años a 'Informe Semanal', donde habló del «esfuerzo y ganas» que dedica al desempeño de la más alta magistratura del Estado. A estos factores se añade, además, una mayor presencia internacional del Rey.
Diplomático de carrera, cuentan algunos de sus compañeros que Villarino llegó al Palacio de la Zarzuela con los deberes hechos y una lista de objetivos a cumplir. Después de una década de renovación de la Monarquía, había llegado el momento de escenificar ese tiempo nuevo, sin perder de vista su reto más importante y crucial: demostrar la utilidad de la Corona a los españoles, especialmente a los más jóvenes, que son quienes tomarán las riendas del país en el futuro y que, además, conectan con la nueva generación de la Corona, con la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.
En cuestión de dos semanas Villarino confirmó los aspectos que él creía que debía potenciar, los que había que mejorar y los que debía renovar. Observó, reflexionó y actuó.
Potenciar el plano más humano
En el plano más humano, refrendó lo que ya sabía: que para acercar la Monarquía a la sociedad civil, y sobre todo para llegar a los jóvenes, es importante que a los Reyes, la Princesa y la Infanta se les perciba más cercanos y accesibles. En este sentido, la Casa del Rey ha comenzado a mostrar más la personalidad de los miembros de la Familia Real —esa empatía, escucha activa e interés genuino que tienen los cuatro—, cuyas apariciones y acciones han estado muy medidas y contenidas durante los últimos diez años. Al margen de sus discursos, se ha visto improvisar más al Rey, quien se ha animado a compartir anécdotas personales en público. Como esta misma semana en la entrega del Premio 15 de Junio al expresidente del Tribunal Constitucional Pedro Cruz Villalón, cuando Don Felipe, que no estaba previsto que hablase, escribió durante el acto unas líneas y, casi al terminar, se dirigió a los miembros de la Cámara Baja para recordar el día en que conoció al premiado, cuando él era Príncipe de Asturias: «Siempre impone conocer a un jurista como él, y más para mí, que era entonces un recién licenciado en Derecho».
A esta espontaneidad se suma la facilidad de la Reina Letizia para comunicar en sus discursos; y que ha inculcado a sus hijas, que son mucho más emocionales cuando hablan. Así lo demostraron esta semana llamando «papá y mamá» a los Reyes y saltándose el protocolo durante el brindis en el Palacio Real en el aniversario de la proclamación.
No hay que olvidar tampoco a la Princesa Leonor el pasado 21 de mayo en Zaragoza, cuando afirmó que durante su año en la Academia General Militar se había sentido «como una maña más».
La Casa del Rey también se ha atrevido a mostrar con naturalidad la relación entre Felipe VI y su padre, al margen del cortafuegos institucional que el Rey impuso a Juan Carlos I. Así se apreció el pasado 27 de febrero en la misa de Acción de Gracias por Constantino de Grecia en Windsor, cuando Don Felipe tendió el brazo a Don Juan Carlos a la salida de la capilla de San Jorge, tras la misa familiar en recuerdo del hermano de la Reina Sofía.
Un proyecto estancado
La cercanía genera interés y atracción. Pero estas acciones, sin embargo, no tendrían efecto sin unos canales de difusión acordes a los nuevos tiempos. Por eso esta semana desde el departamento de Comunicación se dio un impulso a un proyecto que llevaba más de dos años estancado y se lanzó la cuenta institucional verificada de la Casa del Rey en Instagram, que persigue acercar la actividad de la Corona a los más jóvenes para conseguir el objetivo de fondo en toda esta estrategia: mostrar la vocación de servicio de la Corona y el trabajo y dedicación diario de los Reyes. Las celebraciones por el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI han supuesto la escenificación definitiva de este cambio de rumbo.
Pero más allá de que haya más cercanía, más apertura y más humanidad, era evidente que un relevo en la jefatura de la Casa del Rey derivaría en sucesivos cambios en el equipo de dirección, que no se hicieron esperar tras la llegada de Villarino. Sobre todo porque algunos de ellos estaban ya en edad de jubilación.
Cambios en la Zarzuela
Así, un mes después del aterrizaje de Villarino, la Jefatura de la Secretaría de S.M. la Reina contaba por primera vez con una mujer al mando: la abogada del Estado María Ocaña. Al mismo tiempo, a la Jefatura del Gabinete de Coordinación y Planificación, llegó el general de división Juan Carlos González Díez. Y, hace solo unas semanas, el general Alfonso Azores se puso al frente de la Jefatura de Administración, Infraestructuras y Servicios.
Estos cambios son los primeros que realiza Villarino y también los más visibles porque se producen a golpe de publicación en el Boletín Oficial del Estado. A los departamentos de comunicación y protocolo también han llegado otras dos personas. Son caras nuevas y, sobre todo, jóvenes.
Estas no son las últimas incorporaciones, ya que se espera que Villarino continúe realizando más cambios durante este año y lleguen a la Zarzuela nuevos perfiles, necesarios para acometer los retos que tiene por delante.
No se descarta que llegue algún otro miembro de la carrera diplomática, que trabajará para que Felipe VI tenga más presencia internacional. En este sentido, el estreno de Villarino supuso toda una declaración de intenciones: la primera vez que acompañó al Rey en un acto público fue el 20 de febrero, en una visita al Cuartel General Supremo de la OTAN en Mons (Bélgica). Era un acto de relevancia internacional, ya que desde allí se dirigen todas las operaciones militares de la Alianza Atlántica.
Precisamente en Bruselas —meses antes de llegar al Palacio de la Zarzuela— Villarino había formado parte de una conversación en la que un alto funcionario de la UE ensalzó la figura de Felipe VI. Los comentarios se desinflaron cuando otro alto cargo lamentó que no tuviera más proyección internacional: «Es una pena porque el Rey Felipe es el mejor embajador que tiene España en el exterior». A Villarino no se le escapó este comentario y tomó nota.
Hoy el jefe de la Casa del Rey también acompañará a Don Felipe a su primera gira por los países bálticos, que le llevará a Estonia, Letonia y Lituania. Retoma así un viaje oficial que el Palacio de la Zarzuela planteó hace cuatro años y que finalmente no se pudo realizar.
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