Hoy la Princesa Ingrid Alexandra acompaña a la Princesa Heredera en una visita al hospital. Es algo que oigo a menudo que a la gente le gustaría ver más, y en el Aftenposten de hoy sostengo que es hora de que la asediada familia real empiece a involucrarla más a ella y al príncipe Sverre Magnus en la labor de la monarquía.

Se ha producido un silencioso cambio generacional. A 10 de diciembre, la realeza había realizado 189 compromisos externos este año. De ellos, el Rey participó en 26, la Reina en 28 y el Príncipe Heredero en 138. El Príncipe Heredero es ahora la cara pública de la monarquía, pero como la Princesa Heredera padece una enfermedad incurable, la Princesa Märtha Louise se ha hecho imposible y la Princesa Astrid tiene 92 años, los miembros de la realeza están considerablemente menos presentes en la vida pública que antes.

Sólo la Princesa Ingrid Alexandra y el Príncipe Sverre Magnus pueden solucionar este problema, pero normalmente no desempeñan funciones y son mucho menos visibles de lo que lo fueron su padre y su tía a la misma edad y de lo que lo son la mayoría de sus homólogos europeos. Parte de la razón de la popularidad de la monarquía noruega ha sido que la gente siente que conoce a los miembros de la realeza, pero el pueblo apenas conoce a la siguiente generación.

No hay planes para que el príncipe Sverre Magnus tenga un papel oficial y actualmente desempeña un trabajo secreto. Pero la familia real le necesitará si quiere participar en la vida de la nación tanto como espera el público. Una de las cosas que me repiten los ciudadanos de a pie es que no aceptan que la realeza goce de grandes privilegios si éstos no se compensan con deberes, y que la gente prefiere una realeza que represente a la nación a una realeza que se lleve sus títulos y privilegios a los trabajos ordinarios.

El servicio militar de la Princesa termina en abril y el trabajo secreto del Príncipe termina en Navidad. Esperemos que a partir de entonces -a tiempo parcial, además de sus estudios- puedan asumir algunas funciones reales para aliviar la carga del Príncipe Heredero, adquirir experiencia, dar a la Casa Real una inyección de vitaminas, acercarla al pueblo y hacerla más relevante para las generaciones más jóvenes. Sé que muchos lo agradecerían.