Como siempre,
¿Quénes somos y qué tenemos en común? Esta vez las pistas son más sustanciosas...
La adivinanza original es del forista Bjarne Birkrem.
1. Fui el dirigente de un pequeño estado que se convirtió en parte de un imperio durante mi reinado. La idílica isla donde fallecí es hoy día propiedad de una fundación que estableció mi biznieto.
2. Reiné en un gigantesco país que perteneció a mi patria de origen antes de obtener su independencia. Cuando murió mi padre, también heredé su trono, aunque pronto tuve que abdicar a favor de una hija mía. Mi hermano tendría que haberla ayudado a reinar pero intentó quedarse con el trono. Entonces yo abdiqué también de mi primer trono, a fin de poder luchar contra mi hermano y reponer a mi hija en su trono.
3. Antes de ascender al trono, solicité el apoyo de mi pueblo en referendum. Años después, tuve que salir temporalmente de mi país cuando lo invadieron, aunque regresé tras pasar exactamente cinco años en el exilio. Al morir después de reinar durante más de medio siglo, era inmensamente popular.
4. Fui heredero de un reino que ya no existía, aunque conseguí ser aceptado como el dirigente de un ducado. A mi padre, que también tenía derechos sobre ese ducado, nunca le dejaron ocuparlo.
5. Se suponía que tenía que haber sido el sucesor de mi tío y suegro, pero fallecí bastante joven. En la capital de mi país todavía hay un teatro que lleva mi nombre.
6. No me hizo ninguna gracia que un hermano más joven que yo ocupase uno de los tronos de mi padre, mientras yo tenía que esperar a que muriese para ocupar el otro trono. Por eso, me rebelé contra mi padre y lo depuse. De todas formas, al fallecer yo unos años más tarde, él lo recuperó.
7. Fui el heredero de dos reinos que unieron mis padres. Por desgracia fallecí joven y la sucesión terminó pasando a mi perturbada hermana y luego a su hijo.
8. Mi abuelo fue el último rey de mi país nativo. Mi familia tuvo que exiliarse cuando yo era todavía un niño. Contraje matrimonio con una heredera extranjera, pero con el tiempo tuvimos que exiliarnos de nuevo, irónicamente a mi país nativo, el que había tenido que abandonar de niño. Para cuando pudimos regresar al país de mi esposa ya era tarde: ella murió antes de poder volver y yo fallecí en el camino.
9. Fui un rey que accedió al trono tras abdicar mi padre. De joven participé en una de las batallas más famosas de la Historia, aunque la falta de experiencia me llevó a tomar algunas decisiones equivocadas que provocaron innecesariamente una gran cantidad de bajas. Me sobrevino la muerte súbitamente, después de un reinado relativamente breve.
10. Pasé a la historia como un reformador ambicioso, preocupado con las ideas de la Ilustración y la tolerancia religiosa. Sin embargo, también intenté centralizar el gobierno y aumentar mi poder. Para cuando me llegó la muerte era muy impopular y hubo revueltas y rebeliones en varios lugares de mis vastos dominios.
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