Allí pueden ver la catedral de Palma... y aquí están los Príncipes de Asturias con sus hijas». El grupo de turistas italianos que escuchaba a la guía de Costa Cruceros apenas daba crédito al encuentro en pleno casco histórico de la ciudad, pero los visitantes en seguida reaccionaron y empezaron a fotografiar a la Familia Real en medio de un enorme revuelo y de aclamaciones en italiano: «Prego, prego...».
Hasta entonces, el paseo de Don Felipe y Doña Letizia con sus dos hijas, las Infantas Leonor y Sofía, había transcurrido con relativa tranquilidad ante la sorpresa, eso sí, de mallorquines y turistas. Unos miraban a una distancia prudencial, otros les aplaudían, algunos se situaban disimuladamente junto a ellos y los más osados se acercaban para saludarles o pedirles permiso para hacerse una foto con ellos.
El objetivo del paseo de los Príncipes con sus hijas era precisamente ese: transmitir un mensaje de seguridad, normalidad y confianza desde esta isla después del brutal atentado terrorista que hace una semana acabó con la vida de dos guardias civiles. Un gesto más para demostrar que ni ETA ni ningún otro grupo terrorista puede cambiar a su antojo la vida de esta tranquila ciudad, convertida desde hace años en uno de los principales destinos turísticos.
La primera salida
La salida de los Príncipes de Asturias y sus hijas no tenía nada que ver con los posados familiares de años anteriores que se celebraban en el Palacio de Marivent, pero también fue la primera oportunidad de ver a las Infantas desde que llegaron a la isla el pasado fin de semana.
Con ropa veraniega e informal, los Príncipes llegaron poco antes de las once de la mañana y en un coche conducido por Don Felipe al Parque de la Mar, de Palma de Mallorca, situado junto a la catedral y el Palacio de La Almudaina, una de las vistas más bonitas de la ciudad, sobre todo al atardecer. Pero Don Felipe y Doña Letizia prefirieron ir por la mañana y recorrieron la explanada con sus hijas bajo un sol abrasador (más de 30º). Mientras posaban para los medios de comunicación señalaban a las niñas los edificios más emblemáticos, algunos de los cuales ya les resultan familiares a las pequeñas, como la catedral, que visitan cada Semana Santa junto a sus abuelos los Reyes y sus padres.
Momento de timidez
Tanto Leonor, que en octubre cumplirá cuatro años, como Sofía, que tiene dos y medio, volvieron a demostrar lo bien que saben posar ante las cámaras y sólo la mayor tuvo un momento de timidez cuando su padre la invitó a saludar a unas «personas». Con sus vestidos iguales, de color rosa oscuro, y sus tradicionales abarcas menorquinas, las niñas pasearon de la mano junto a sus padres sin ocultar su curiosidad ante tantas cámaras.
Al principio, la menor de las hermanas, más rubia aún que Leonor, tenía puesta su atención en otra parte. Y es que en el paseo se habían cruzado con un actor urbano vestido de indio americano y Sofía quería acercarse a verlo, pero bastaron unas palabras de sus padres para que la niña desistiera.
En otro momento, los Príncipes cruzaron los puestos de un mercadillo y uno de los vendedores quiso regalar a las niñas unos monederos de piel artesanales. Sin embargo, Doña Letizia le agradeció el gesto, pero prefirió devolvérselos al vendedor, y las Infantas aceptaron sin rechistar la decisión de su madre.
Tras el paseo, Don Felipe se dirigió al Real Club Náutico de Palma, donde embarcó en el velero «CAM» para seguir compitiendo por tercera jornada consecutiva en la regata de la Copa del Rey, y la Princesa se desplazó con las niñas a un mercadillo en Sineu. Desde la pasada Semana Santa, que asistieron a la misa de Resurrección en la catedral de Palma, no se veía en público a las hijas de los Príncipes. El Rey, sin embargo, sólo ha disfrutado, hasta el momento, de un día de competición náutica, desde que se trasladó a Palma el pasado sábado. Don Juan Carlos tampoco embarcará hoy, pues esta mañana tiene previsto recibir en audiencia al presidente del Gobierno Balear, Francesc Antich; al alcalde de Calvià, Carlos Delgado, y al presidente de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, Antonio Horrach. Estas audiencias, que se celebrarán en el Palacio de La Almudaina, tendrán lugar una semana después del atentado de ETA y se trata de una muestra más del apoyo del Rey a la isla y al sector turístico tras el ataque terrorista.
Con las niñas en el concierto
Ayer, después de la regata, los Príncipes regresaron por la tarde al Real Club Náutico, acompañados de nuevo por las Infantas, donde los cuatro asistieron al concierto benéfico que ofreció Jaime Anglada, amigo y compañero de velero de Don Felipe. El cantante de rock actuó a beneficio de la Fundación Alex, de apoyo a los niños con discapacidad. Al concierto asistieron algunos de estos jóvenes y los Príncipes y sus hijas se sentaron —donde pudieron— junto a ellos. Los conciertos de este músico se han convertido en una cita tradicional de los Príncipes durante su estancia en Mallorca, a la que ya acudía Don Felipe en sus tiempos de soltero. Hace cinco años se sumó la Princesa y ayer, las Infantas. Tanto Doña Letizia como sus hijas se cambiaron de ropa y por la tarde sustituyeron el rosa de la mañana por el color blanco.
El Rey, los Príncipes y las Infantas son los únicos miembros de la Familia Real que se encuentran en Palma, ya que la Reina, con sus hijas, Doña Elena y Doña Cristina y los hijos de éstas, están en Atenas para asistir al bautizo del quinto hijo del sobrino de Doña Sofía Pablo de Grecia
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