El Príncipe reivindica en Terverga "la verdadera España" y se solidariza con la minería
Un concejo ejemplar de apenas dos mil habitantes ha recibido hoy a los Príncipes de Asturias. Han llegado a las doce y cuarto del mediodía. Con un sol radiante. Se han bajado del vehículo oficial en San Martín. Él con un traje gris, ella con una cazadora de cuero negro muy de su gusto, pantalón de paño, camisa blanca y zapatos con poco tacón, por recomendación vecinal, “porque si no lo iba a tener difícil para caminar sobre el empredrado”. En la capital del municipio los esperaban las autoridades del Principado y una multitud de vecinos que, con su alcalde al frente, habían acicalado las calles de su pueblo, casi hasta el último minuto, para recibir la visita más importante en mucho tiempo. Banderas de España y Asturias en los balcones de la calle del futbolista Adrián López, renombrada apenas hace un mes.
Teverga quiso mostrar a Don Felipe y Doña Letizia el esfuerzo por el que han sido distinguidos frente a otras treinta candidaturas. El recorrido comenzó ante la plaza del Ayuntamiento, donde estrecharon decenas de manos, saludaron a la familia del general Gonzalo González Martínez, en cuya memoria ha sido rebautizada al plaza y recibieron el primer obsequio de los terverganos, unas casadiellas que dos niñas, María Díaz y Aitana Concheso, les ofrecieron en una cesta. De allí, a Casa Narciso, el pequeño bar de la localidad en el que apenas ha cambiado nada en los últimos doscientos años.
Y luego, acompañados de los representantes de las 21 asociaciones del municipio, las mancomunidades, la directora del colegio público y el encargado del museo han visitado la exposición fotográfica en la que los vecinos han recogido el
modo de vida de un pueblo que durante décadas ha tenido que luchar por sobreponerse al cierre de su industria minera, volviendo unos al campo algunos, desarrollando un incipiente sector turístico otros, y luchando todos por lograr nuevos recursos, como el museo de la Prehistoria asturiana.
Frente a la Colegiata de San Pedro, los Príncipes de Asturias han descubierto un placa que recordará la jornada en la que los teverganos recibieron el reconocimiento de toda Asturias. Allí, el párroco, el guía y un catedrático de Historia Medieval les explicaron la historia de un templo cuyos cimientos datan del siglo XI. Y en el claustro, los jubilados les contaron, con una obra teatral, cómo se vivió en el pueblo la noticia de un galardón festejado como un acontecimiento histórico.
Después llegó el momento de los discursos. El más esperado, el de Don Felipe. “Venimos a conoceros, a saber de vuestros sueños, de vuestros problemas, inquietudes y esperanzas”, les ha dicho a los vecinos. El Príncipe ha ensalzado los méritos de un concejo “que ha logrado vencer a la desesperanza”. “Sois un ejemplo ejemplo admirable que desdice lo que a veces escuchamos, voces que quieren convencernos de que vamos as una sociedad sin futuro”, ha alabado el heredero de la Corona, quien situó as Teverga como una muestra de “la España verdadera, construida con cientos, con miles de comunidades como está que se rebelan contra la adversidad y en la que nacen cada día ideales de futuro”.Don Felipe profundizó en la que es a su juicio esa “España verdadera”: “La que está en el fondo de la sociedad, en su alma, consciente de los problemas, pero firme en sus conviccioness y decidida a superar las dificultades, que si es verdad que son muy grandes, no es menos cierto que no son invencibles”.
Desde un concejo que vio extinguirse su actividad minera, el Príncipe recordó al complicada situación que afrontan las cuencas hulleras asturianas. “Viven una etapa de de cambios, profundos y difíciles, agravados por la crisis económica general. Conocemos sus problemas y nos solidarizamos con quienes los sufren, pues sabemos cómo está desapareciendo la forma de vida que se ha mantenido en ellas durante tantos años”, ha lamentado. Sin embargo, considera que también “conservan muy vivo su espíritu y esa fortaleza con la que se ha forjado en buena medida la personalidad de Asturias; y cómo siguen teniendo muy presentes los valores que nunca desaparecerán: la lucha por la justicia, la valentía de arriesgar la propia vida para salvar otras en riesgo, la fortaleza ante la adversidad, la unión para hacer frente a las dificultades, el hacer honor a la palabra dada”. “Con ese bagaje ético, construido sobre la fraternidad y la confianza, los trabajadores de las cuencas encontrarán, también, estamos seguros, nuevos caminos para emprender; caminos para imaginar y crear nuevas formas de trabajo y de prosperidad” espera el Príncipe.
Un almuerzo en el polideportivo tras recorrer el museo de la prehistoria es el último acto previsto de una visita en la que los Príncipes han deseado a los teverganos “que estos días felices y llenos de esperanza no terminen hoy, porque cada día puede traer nuevos triunfos si vencemos al pesimismo, a la desilusión y al desencanto”.
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