La Familia Real volvió a reunirse anoche al completo, por segundo día consecutivo, para asistir a la cena que ofrecieron a las autoridades baleares en el Palacio de La Almudaina de Palma de Mallorca. Don Juan Carlos llegó a la cena cojeando ligeramente y con una bota inmovilizadora en el tobillo izquierdo, ya que padece una tendinitis. Este proceso no guarda relación con la reciente operación de rodilla, que fue en la pierna derecha.

Habitualmente esta cena solía celebrarse a finales de agosto. Por eso, se conocía como cena de despedida. Pero como este verano las vacaciones tendrán que ser interrumpidas a mitad de mes por la visita del Papa a Madrid, se ha preferido cambiar de fecha. Algunas de las autoridades, como el presidente del Gobierno balear, José Ramón Bauzá, o el alcalde de Palma, Mateo Isern, asistieron también a la cena de la víspera en el Real Club Náutico de Palma. Y pudieron presenciar el apretado regreso de los Príncipes de Asturias, la Infanta Doña Elena y los Duques de Palma a Marivent.

Cuando terminó la cena, los Reyes volvieron a su residencia en uno de los vehículos. Y cuando salieron algo después los Príncipes, los Duques y Doña Elena cayeron en la cuenta de que la Infanta había llegado en el vehículo de los Reyes que ya no estaba. Como haría cualquier grupo, los cinco optaron por meterse en el mismo coche y la Princesa insistió en que irían más cómodos los dos hombres delante y las tres señoras detrás. Doña Letizia se sentó en el centro, con una Infanta a cada lado. Lástima que no hubiera ocasión de haber sacado una foto de la escena, que hubiese sorprendido a quienes creen que la Princesa no mantiene una buena relación con sus cuñadas. Esta noche los Reyes tienen otra cita, la entrega de trofeos de la Copa del Rey, que termina hoy, a la que también asistirá la Familia Real al completo.