Cuando hablamos de ruinas y nobleza, el caso más famoso que todos seguro que conocemos es el del XII duque de Osuna, Mariano Téllez-Girón y Beaufort-Spontin (también lo he visto escrito como Espontín). Pasó de ser el hombre más rico de España a llevar la vergüenza a la Casa de Osuna cuando, por su derroche, obligó a que sus bienes fueran vendidos en subasta pública.
Para que nos hagamos una idea, poseía el 0,5 del territorio nacional, es decir, en torno a 230.000 hectáreas. Los Osuna eran los primeros contribuidores de impuestos de España.
Las deudas eran norma en la familia, lo que hizo necesario pedir en 1864 un préstamo de 90 millones de reales, según explica Paloma Torrijos en su blog. En un presupuesto de dos años antes, que la historiadora reproduce, el pago de deudas ocupaba el 56% de los gastos, mientras que la asignación del Duque era del 12,5%.
El XII duque siguió con sus dispendios, que eran de tal magnitud que le hacían estar a la altura de los grandes duques rusos en cuanto a lujo y magnificencia.
Cinco años después de haber solicitado el crédito y, en vista de que no iba a poder hacer frente a él, son los propios acreedores los que pasan a administrar las cuentas de la Casa de Osuna.
Aunque estaba casado (y muy bien) con la princesa María Leonor de Salm-Salm (casa, si no me equivoco, mediatizada y con capacidad para llevar a cabo matrimonios "iguales" con miembros de familias reales) desde 1866, no tenía hijos. Esta falta de descendencia directa (tampoco le quedaban hermanos) hizo que, cuando muere 1882 en Beauraing (Bélgica), sus propiedades fueran dispersadas, al igual que sus títulos.
La gran biblioteca de la Casa del Infantado, aumentada con la de la Casa de Benavente, se vendió al Estado. Las obras de arte se perdieron para siempre, ya sea mediante ventas o por el incendio que sufrió el castillo de Beauraing poco después de morir el Duque. Los palacios, que se contaban por docenas, también se tuvieron que entregar. Uno de los más espectaculares era el de "El Capricho", construido por la abuela del Duque y que se enmarcaba en un conjunto palaciego digno de la fortuna de sus dueños:
Otro palacio que sale de la familia es el de la calle Don Pedro, adquirido más tarde por la Duquesa del Infantado en los 40 y vendido por sus hijos tras su muerte a la San Pablo CEU:
Otro palacio de los Osuna estaba en Aranjuez, tal y como Vandal nos contaba hace unas semanas:
palacio-de-los-duques-de-osuna-en-aranjuez-t2920.htmlDestacaba también el palacio de Las Vistillas, demolido para levantar un seminario (no he visto ninguna imagen de él). Aparte de estos, había muchísimos más palacios y castillos repartidos por la geografía española, pero si queréis lo tratamos más adelante en mensajes separados, porque yo no los conozco todos y tampoco es plan saturar el primer post
El Estado, al igual que hizo con la gran biblioteca, se hizo con algunos lotes, como
El duque de Pastrana, por Juan Carreño de Miranda, y que se expone en el Prado. Los Osuna, por otra parte, según comenta pepon en su tema dedicado a la nobleza española en Foros de la Realeza, compraron el cuadro de Goya
Los duques de Osuna y sus hijos y lo donaron al Prado en 1897.
El duque de Pastrana, 1666:
Narciso Sentenach compuso un catálogo de los bienes subastados en 1896, por lo que siempre nos quedará echarle una ojeada para ver los tesoros que llegaron a acumular los duques de Osuna.
Después de esto, podrá parecer que los Osuna a día de hoy viven casi en la indigencia
Nada más lejos de la realidad: que yo sepa, poseen un castillo en Espejo (Córdoba), una casa-palacio en Sevilla (la cual, muy a mi pesar, no tengo ni idea de dónde está), un palacio en la Puebla de Montalbán y residencia en Madrid (seguramente un piso, que es donde siempre he visto a la Duquesa recibir a los periodistas). En cuanto a obras de arte, en la colección se hallan algunos Goya, Ribera, Murillo, Zurbarán y Van Dyck, además de tapices (los cuales se utilizaron para decorar las paredes del palacio de la Puebla de Montalbán para las bodas de sus dos hijas mayores).
Una foto de la actual duquesa de Osuna con sus dos hijas mayores delante de un Murillo:
El tema de tierras no lo controlo tan bien, pero en una revista decían que, gracias al buen de hacer del primer marido de Ángela María, Pedro de Solís-Beaumont, consiguieron convertir en vergeles las tierras que la familia poseía. El artículo también comentaba que dichos terrenos se han ido vendiendo poco a poco y que apenas queda nada de ellos... Aunque, buscando por Google he encontrado que la empresa Cereales Palomo es suya:
http://www.cepasa.comDesde luego, podría haber sido peor y no parecen haber salido tan mal los Téllez-Girón...