Vista aérea. La parte antigua queda a la derecha, con una torre octogonal en una esquina; luego hay otro cuerpo que tapa un gran árbol, y que también pertenece al palacio original, y a continuación vemos un ala en forma de L, que es una ampliación moderna. El caso es que el hotel de los Olábarri se construyó en uno de los puntos de referencia para la buena sociedad bilbaína de entonces, el Paseo Campo de Volantín, a orillas de la ría, casi enfrente de donde hoy está el Gug..., bueno, el Museo... Se estructura mediante volúmenes adosados (dos cuerpos cuadrangulares unidos por una de las esquinas, un tercer adosado que sólo alcanza a la planta baja y una torre octogonal) que configuran una planta irregular aproximadamente en forma de L. La planta, por tanto, no es nada clásica, aunque este tipo de estructura, con diferentes cuerpos yuxtapuestos, es muy común en los hoteles residenciales de las clases altas de entonces y aun posteriores; yo le veo a esta tipología un claro origen inglés. Estos volúmenes, cada uno de su padre y de su madre, quedan homogeneizados por las impostas, que marcan la altura de cada planta, igual en los diferentes volúmenes, y formalmente a través de un lenguaje decorativo común, ecléctico, de inspiración clásica, con profusión de frontones, balaustres, columnas, etc. La fábrica combina la piedra en las zonas principales, como balaustradas, cornisas o vanos, con el ladrillo en el resto de los paramentos.
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"Buscad la Belleza, es la única protesta que
merece la pena en este asqueroso mundo"
(R. Trecet)