PALOMA G. QUIRÓS
En la serie Carlos, Rey Emperador se intenta mostrar el lado más desconocido de Carlos V y su corte. Sabemos los hechos, sabemos su historia, pero ¿qué sentían? ¿cómo eran? ¿cuál era su personalidad?
Decidimos ir más allá de los guiones y contactamos con Sandra Cerro, una experta en grafología. A partir de las firmas de Carlos, Francisco I e Isabel vamos a develar sus sentimientos. También sus defectos y virtudes.
No es una tarea fácil porque los monarcas no escribían, lo hacían sus secretarios por ellos. Suyas son solo, en casi todos los casos, sus firmas. Pocos caracteres que nos sirven para conocer mucho de ellos.
Firma de Carlos V.
Los primeros trazos que analizamos son los del emperador: "La firma Carlos I muestra la grandeza de un hombre con madurez personal y seguro de sí mismo."
En las pocas letras de "Yo El Rey" se puede leer mucho más: "Aparece un sentimiento de orgullo personal aún con sorprendentes dosis de humildad y sencillez. Era un hombre emotivo, sensible y con notables signos de sociabilidad y capacidad de entrega a los demás."
Según Sandra Cerro, las letras de Carlos también indican que era un gran comunicador, con habilidades intelectuales y un gran razonamiento estratégico: "Más que un líder autoritario, aunque tenía vara de mando, prefería ejercer como líder conciliador."
Otros adjetivos con los que le describe la grafóloga son 'abierto', 'adaptable' y 'transigente': "No se autoafirma, sino que se proyecta, y se dejaba llevar más por los impulsos del corazón que por el dictado de la razón. Su inteligencia, además de racional, era también emocional."
"A la hora de tomar decisiones tenía buena capacidad de iniciativa. Era decidido, resolutivo y no se paraba a pensar demasiado antes de actuar. Pero no puede decirse que fuese del todo irreflexivo, ya que sabía controlar sus impulsos y sus emociones, y mantener la calma en las situaciones difíciles."
Seguro que a estas alturas del reportaje, el lector se sorprende de la cantidad de información que se puede extraer de unos simples garabatos. Y realmente es así, podemos conocer hasta cómo era Carlos en la alcoba: "Esa pulsión que se aprecia en el desarrollo de la parte baja de las letras nos da pistas de su impulsividad libidinosa y su sexualidad, aunque tendríamos que ver alguna letra 'g' para poder ser contundentes en esto."
Firma de Francisco I de Francia.
Si Carlos era afable, sensible y conciliador, Francisco I era todo lo contrario. Cerro nos asegura que así era imposible que se comprendieran.
"Si la firma de Carlos es flexible, dinámica y fluida, la de Francisco es inflexible, lenta y completamente estática."
¿Y eso qué significa? "Esta escritura nos habla de una persona altiva, con sentimiento de estar por encima de los demás y poder mirar a los otros por encima del hombro. Marcaba mucho la autoafirmación y el orgullo de sí mismo en el aquí y el ahora, sin ninguna proyección de futuro. Era un hombre bastante frío, muy calculador, que tenía que tener todo meditado y bien planeado antes de tomar decisiones y actuar. Era inteligente y astuto, poco dado a dejarse ablandar por las emociones y con pocos escrúpulos."
También sabemos que tenía la autoestima por las nubes y que era muy presumido: "Debió de ser todo un seductor, pulcro, sibaritas, y muy cuidadoso con su imagen personal, ya que era muy orgulloso y altivo, y daba mucha importancia a las apariencias. Su principal interés era marcar una imponente presencia y dejar constancia de su poder."
La grafóloga nos explica que su firma también nos dice que no era demasiado sociable, que era muy independiente. Tanto que, las relaciones personales y los sentimientos no eran su fuerte.
Dos apuntes más. No tenía demasiada iniciativa propia, él pensaba y planeaba y otros hacían el trabajo sucio, y en esta última firma se puede ver que su estado de salud no era demasiado bueno, tenía 45 años cuando la trazó:
Firma de Francisco I cuando estaba enfermo, a los 45 años.
Isabel de Portugal: Muy potente sexualmenteDesnudar el alma de Carlos y Francisco ha sido difícil porque no había mucho texto que analizar. Sin embargo, con Isabel de Portugal es mucho más fácil ya que Sandra Cerro ha podido estudiar uno de sus testamentos.
"La escritura de Isabel delata a una personalidad con una templanza extraordinaria. Al contrario que Carlos, que era algo más resolutivo e impulsivo, ella ponía la calma, el equilibrio y la reflexión, en la toma de decisiones."
Igual que Carlos, tenía su parte emocional y sensible muy desarrollada y, sin embargo, tenía dotes autoritarias y un gran sentido de la justicia.
Firma de Isabel de Portugal.
"Era una mujer muy inteligente y versátil, que tenía además mucha facilidad para adaptarse a todo tipo de situaciones y personas, y se mostraba tal cual ella era, transparente en todas sus facetas, tanto en la vida social como en el ámbito más íntimo y familiar."
La 'g' de su firma nos permite saber, según Cerro, que sexualmente era muy potente. Sencilla y poco amiga de los excesos, también era muy cariñosa y atenta con su familia.
Una última curiosidad: "Ella pone la “R” mayúscula, marcando su rango como reina, mientras que Carlos es más humilde en este punto, ya que su “rey” está escrito con minúscula."