El cerro y el bosque de Chapultepec han sido siempre lugares con una gran carga simbólica en la Historia de México. Ya antes de que los mexicas edificaran Tenochtitlán fue habitado por numerosos pueblos, y los aztecas lo transformaron en un lugar sagrado, construyendo diversas estructuras, sobre las que los virreyes españoles edificaron un primer palacio en la parte baja del cerro, luego arruinado, para finalmente levantar en la cima una segunda residencia que sería el germen del complejo palaciego actual.
Fue el virrey Gálvez el que mandó construir a finales del siglo XVIII este otro palacio, para lo cual se necesitaron importantes obras de acondicionamiento del terreno, pero a la muerte del virrey el edificio quedó inconcluso y sufrió diversos avatares, hasta que a mediados del siglo XIX se acometieron diversas obras destinadas a reforzar las capacidades defensivas del emplazamiento, momento en que comenzó a ser llamado 'castillo'.
El flamante castillo tuvo su bautismo de fuego, nunca mejor dicho, en 1847, durante la invasión gringa. No mucho después fue elegido por el emperador Maximiliano para servir de residencia imperial, sufriendo nuevas reformas que, en general, dieron al conjunto su aspecto definitivo, a pesar de que tras el Imperio tuvo otros usos que llevaron a realizar nuevas adaptaciones. También fue habitado por diversos presidentes, hasta que en 1939, bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas, se determinó la instalación en el castillo de Chapultepec del Museo Nacional de Historia, inaugurado en 1944.
Más información:
http://www.castillodechapultepec.inah.gob.mx/
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"Buscad la Belleza, es la única protesta que
merece la pena en este asqueroso mundo"
(R. Trecet)