Hacerlo desaparecer de la vida pública parece la única opción, Jabo (como él mismo hizo en su día con su hija, aunque no de la misma manera, aquí se utiliza como excusa su estado de salud). Aparecer solo en ocasiones puntuales es lo que ha venido haciendo desde que abdicó, a
modo de intentar ahorrar artículos y debates, más de los que ya hay, que recuerden constantemente a su amiga, a Villarejo y sombras de comisiones o bienes ocultos. Porque si el Rey Juan Carlos no ha recurrido a los tribunales, mucho me temo que es porque debe haber tela que cortar. No sé si delitos, pero sí acciones éticamente incompatibles con la pulcritud y limpieza que se presume en un monarca de una democracia europea, o al menos la que nos vendió. Se huele el miedo desde aquí.
Y si un día de estos llega un juez o un fiscal con algo de peso y empieza a tirar de la manta, desgraciadamente la única situación que salvaría al Rey JC -es fuerte esto- sería El Escorial. Si eso ocurre, ya podrían preparase y preguntarle a Trix cómo sobrellevó a su padre, el Príncipe Bernardo, y todo lo que se tuvo que comer por su culpa.
No es de recibo lo que está pasando y menos después de todo lo que ha pasado. Y como JC no ha salido a desmentir ni una coma de todo lo que dice su antigua amiga, ni una pálida amenaza de querella, ¿cómo se le va a pedir al ciudadano consumidor de rumores y teorías de la conspiración, que no se crea lo que va diciendo una de las hermanas de Urdangarin o cualquier persona que haya entrado en esa casa sobre el mal llamado Emérito?