elparaiso2008 escribió:
Entonces debo considerar que S.M.I.y R. la emperatriz Zita, desde que quedó viuda fué una total descortés, pues siempre vistió de negro, incluida en algunos casos una pequeña diadema negra, fuera la boda de sus hijos o nietos. Y qué decir de la Reina-Emperatriz Victoria Iª. Pero bueno, seguramente la severa etiqueta borgoñona, debe contemplar algun permiso para esos casos.
Y por último, no hago privilegios según "la royal que se trate" (y en si así fuera no sería el único, basta leer los hilos anteriores).Si hubiera asistido a esa u otra boda, la esposa del heredero español, seguramente hubiera criticado o no, el
modelo más que el color.
En España la cosa viene a ser así: el luto quita gala y la gala quita luto. Un viejo dicho que funcionaba. Si la Corte estaba de gala, por el ceremonial que fuera, y se producía un motivo de luto, la gala terminaba y la Corte se declaraba de luto. De la misma manera el luto se aliviaba por la gala, pero con restricciónes, tal y como SM la reina doña María Cristina de Habsburgo nos enseñó en múltiples ocasiones, así la gala que quitaba luto permtía el uso de brillantes y perlas, pero no de piedras de color, de la misma manera que en el atuendo dejaba colores blancos y gamas de morados o púrpuras, pero nada de colores vivos.
De todas formas lo tradicional es que si REALMENTE estás pasando el luto, no te limites a vestir de negro. El duelo no es un color, es una actitud, que se manifiesta externamente en el color negro y, sobre todo, en la no asistencia a festividades.
Y luego hay que distinguir el quién, el cuándo y el dónde. Las reglas de protocolo surgen para dar lustre a una institución, a una dinastía. Son una especie de marketing que sacraliza y poner por encima del resto a una familia que, al fin y al cabo, es tan humana como el resto. Se trata de disimularlo. Dicho esto, en cada Corte, por encima de las reglas de protocolo, estaba el titular. Si Victoria de Inglaterra quería vestir de luto en toda ocasión y circunstancia, nadie le hubiera podido decir nada, por ser vos quien sois. Aunque si se presentó de luto en otra Corte, estando de gala, cometió descortesía. Otra cosa es que nadie tuviera los arrestos de decírselo, pero desde luego lo hizo.
Y ni siquiera Zita se libró de las críticas, pues de ella y sus hijos, por esa afición al luto, se llegó a decir que parecían la procesión que todos los días iba a enterrar a la sardina (con relación a la festividad de carnaval)*
*Esta y otras muchas divertidas anécdotas de la época de los veraneos reales pre II República están recogidas en la obra
Crónica del Veraneo Regio de Leopoldo Rodríguez Alcalde