Bienvenidos a la Castilla Fashion Week

En el hilo de Puro Glamour había puesto algunas de estas prendas pero como Imageshack mandó las fotos a tomar viento y no se ve nada pues traslado algo de eso aquí, ampliado y mejorado, y añado novedades

(Admin, cuando termine si eso borras los post del otro hilo para que no estén repetidos)

Dos cosas: antes del siglo XIII todo el mundo vestía igual con una túnica sujeta por cinturón, manto y calzas. Todo más o menos adornado pero informe (sin pinzas, sin ajustes). Además, durante la mayor parte de la Edad Media casi no había distinción entre las prendas de mujeres y hombres, veréis como por ejemplo ambos sexos usan camisa o pellote.



Esta es Urraca, la primera hija del conde Fernan González (muerta en 1007). Casada sucesivamente con Ordoño III de León (repudiada), con Ordoño IV de León "el Malo" y con Sancho II de Pamplona. Se distingue mal pero lleva saya, una túnica de hechura simple y amplia para hombre o mujer que se coloca sobre la camisa de lino que actúa como prenda de ropa interior, y una almexía encima dejando un hombro al descubierto, de lino o lana de gran calidad, también unisex pero siempre para personas de alto poder adquisitivo. Puede ir suelta o ceñida con un cinturón. En vez de almexía podría usar brial, pieza de mangas ajustadas que en sus puños y escote se adornaba con bordados geométricos o espirales, muy larga con amplios faldones y que se ajustaba bajo el pecho con un cinturón. También lleva manto, botines y toca.

Como veis la clave está en las capas: si en invierno pasas frío con tu camisa de lino y tu saya, te pones una almexía de lana, y además un brial de lana forrado de pieles encima y, como en Burgos hace un relente que mata, encima un manto. Y si con eso no entras en calor, pues te arrimas al fuego



Este es el brial de doña Teresa Gil, una dama relacionada con la familia real portuguesa, residente en Valladolid y fallecida en 1307. Es de seda azul, un color caro, y lleva cuello a la caja y abertura abotonada (una novedad del siglo XIV). Los guantes son de piel de cabritilla.



El ajuar funerario fue descubierto en 2001 en en el Monasterio de Sancti Spiritus el Real de Toro. Zamora.

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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.

La mayoría de las piezas del siglo XIII que se conservan en España han salido del Real Monasterio de las Huelgas de Burgos. Los franceses de Napoleón, que iban con prisa, arramplaron con lo que estaba más a mano en su saqueo y se dejaron los sepulcros que estaban en la parte de atrás porque tenían peor acceso.

Empezaremos por el Infante don Fernando de la Cerda, primogénito de Alfonso X el Sabio, porque su ajuar es el más completo. Nada de ropa interior en estos años y la négligé o salto de cama es un invento renacentista, en la Edad Media uno dormía desnudo si hacía calor o vestido con la misma ropa de diario si helaba. La pieza que va pegada al cuerpo es la camisa, que es eso, una camisa generalmente de lino, a veces con algún bordado en los puños y un escote redondo con un corte en el centro para pasar la cabeza con comodidad. La de Fernando no se conserva pero tenemos la de su hermana María que más adelante os enseñaré.

Encima de la camisa va la saya



La de Fernando va con mangas, otras no llevan para asomar los bordados de la camisa si merecen ser mostrados. Es de brocado de seda e hilos entorchados de oro y plata, con decoración heráldica a base de escudos cuartelados con castillos y leones rampantes. El material de todo el conjunto es el mismo como veréis. Era un total look.

Y sobre la saya el pellote, que como veis es un poco extraño a nuestros ojos contemporáneos, es parecido a los pichis que usan las chicas hoy en día. El corte vertical delantero facilita el montar a caballo.



Y sobre ambos el manto, desarrollado conforme a un patrón semicircular (ya sabéis, las capas son la clave)

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La expresión suprema de la belleza es la sencillez.
Alberto Durero.

Rematamos el conjunto con un cinturón de una altísima calidad. Cruzado sobre el hombro, servía de sostén a la espada. Destaca la hebilla, de plata dorada, con escudos esmaltados con las armas de casas europeas, fundamentalmente francesas, y engastes de zafiros, perlas y cornalina. Probablemente se trate de un regalo de algún noble francés





Y por último el birrete, que casi debería estar entre las joyas y no entre la ropa, bordado con aljófares, corales y vidrios. Guarnición de oro y engastes de zafiros y granates.

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Alberto Durero.

La espada de combate de Fernando de la Cerda es la única espada exclusivamente de guerra, no de gala digamos, de este período que se conserva en España. Se corresponde con un tipo de gran difusión en toda Europa entre mediados del siglo XIII y mediados del XIV.



Y también tenemos su almohada. En ambas caras presenta una decoración cuartelada: en una de ellas con figuras que ostentan atributos regios, y en la otra alternando leones, águilas, avecillas, y flores de lis. En la parte inferior hay un alfabeto en letra gótica seguido de la palabra VSEIN, que para Gómez Moreno sería el nombre del bordador árabe que elaboró esta pieza



Pasamos ahora a otro Fernando pero un siglo anterior:

Cofia de Fernando, infante de Castilla, hijo primogénito de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet (hacia 1189-1211). De tapiz de tipo almohade, tejido con seda blanca y azul e hilos entorchados de oro de gran pureza.

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Alberto Durero.

Del infante don Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio, fallecido el 28 de noviembre de 1274, a la edad de 43 años, y sepultado en la Iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, conservamos bonete y capa (Museo Arqueológico Nacional):

El bonete está decorado con cuadrifolias y motivos heráldicos de castillos y águilas repetidos con ritmo mudéjar. Las aguilas imperiales aluden a su madre Beatriz de Suabia.



La capa tiene un bordado de seda decorado por franjas paralelas de vivos colores y muy distinto dibujo, que alternan los temas epigráficos, la lacería de ocho y los motivos de acicate. La anchura y los colores (blanco, rojo, azul, amarillo, verde y oro) varían mucho. Los materiales son oro y seda en técnica de brocatel.





Tejido de seda del forro del ataúd del príncipe Felipe de Castilla. Dos bandas con: «‘Izz li-mawlā-nā al-sulÐān» (Gloria a nuestro señor el sultán) en cursiva blanca sobre fondo rojo. En el Museo Lázaro Galdiano

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De María de Castilla, hija de Alfonso X el Sabio conservamos la camisa que era de algodón, una rareza en esta época y que nadie usaba fuera de España; probablemente venida de tierras árabes. La saya de María no tiene mangas para que la gente pusiese apreciar los bordados y finura de la camisa.

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Almohada de Berenguela de Castilla (hacia 1180-1246). En tafetán carmesí, presentando decoraciones incrustadas de tapicería, entre las que destaca el gran medallón central. Éste está formado por una corona con inscripción árabe en letra cursiva que enmarca las figuras de dos danzarinas enfrentadas en torno a un esquemático árbol de la vida. Esta decoración es propia del arte copto.

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Pellote de Enrique I (hacia 1204-1217), el heredero de Alfonso VIII el de las Navas. En tafetán de seda carmesí, presenta su parte inferior decorada con farpas.

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De su madre, doña Leonor de Inglaterra y Aquitania, conservamos saya en lampazo de tonos verdosos, con decoración geométrica y vegetal y pellote con la misma decoración que su saya, pero con dos franjas con inscripciones cúficas en la parte inferior.



Se llama saya encordada, o brial por ser de tela rica de seda y oro, cierra con un cordón por el lateral y permite ajustar la prenda al cuerpo además de mostrar la riqueza de la camisa. Su gran longitud, 1,90 cm, implica que arrastraba y se debería recoger para poder andar.



Y el pellote a juego con mucho vuelo y aberturas laterales que permitirían lucir las ricas prendas inferiores. Esta prenda debió ser una novedad para la reina ya que es de origen español, luego exportado a Europa.



La decoración de todas las prendas es geométrica de tipo romboidal con los colores, blanco, crema, verde y oro; responde al tipo árabe de sebka. Los rombos contienen estrellas de ocho puntas y entre ellos se sitúan motivos florales. Dos franjas en la parte inferior del pellote contienen inscripciones que según el historiador Gómez Moreno significan “Bendición”.

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Fragmento de tejido del manto con el que fue enterrado el rey Fernando III de Castilla y León, siglo XIII. Bordado o labrado. Labor de relieve ejecutada con aguja. Jugando con la combinación de colores y de fibras textiles (hilos de oro, lana, seda,) se bordan las prendas con símbolos, divisas o emblemas de las casas nobiliarias o de la corona. Se conserva en el Palacio Real.

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Esta marlota fue vestida por Boabdil, rey de Granada, en la batalla de Lucena (20 de abril de 1483), en la que pasó a ser propiedad de sus captores como botín de guerra otorgado por los Reyes Católicos. La marlota roja (malluta), de terciopelo, está confeccionada con motivos góticos en un reino cristiano y es del color de la dinastía reinante en Granada, los Banu Ahmar (ahmar = rojo)

Es de terciopelo de seda, tafetán de lino y guarnición trenzada con hilo metálico.





Y los zapatos del susodicho de cuero curtido y cosido con lino.

Están en el Museo del Ejército

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Manto de las estrellas del emperador Enrique II. Originalmente de seda asargada de color violeta oscuro bordada con hilo de oro con escenas de la vida de Cristo junto con símbolos de estrellas y constelaciones. Regalo del duque Ismael de Bari (m.1028) al emperador, fue donado por este a su mujer , Santa Cunegunda, y ella a la catedral de Bamberg. Obra, probablemente de la Alemania meridional de hacia 1010-1020

La inscripción del borde resulta sorprendente: 'O decus Europae, Cesar Heinrice…’ ('Oh, tú, honor de Europa, emperador Enrique…')”

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