El joven rey que esperaba con impaciencia la llegada de su dulce princesa era Alfonso VIII de Castilla, se trataba de un joven bien parecido y que pese a su juventud, pues solo contaba con 15 años, era rey desde que contaba apenas con tres años, tras la repentina muerte de su padre Sancho III el deseado. A diferencia de su futura esposa, Alfonso no había tenido ni mucho menos una infancia feliz; se había visto envuelto desde niño en el centro y objeto de deseo de dos familias antagónicamente rivales en el Reino de Castilla los Castro y los Lara, y había pasado alternativamnete del "tutelaje" de unos al "tutelaje" de otros, para hacerse ambas con el poder en el reino castellano.
Torre del Homenaje de Haza o Aza, lugar donde estuvo confinado Alfonso VIII durante los primeros años tras la muerte de su padre
Alfonso había nacido en 1155, era hijo del entonces infante Sancho de Castilla llamado el Desesado y de Blanca Garcés de Navarra o de Pamplona, dama que se decía era muy bella, lo cierto es que el pequeño Alfonso pronto quedó huérfano, según algunas fuentes Blanca falleció en su alumbramiento y para otras fuentes falleció un año más tarde en el alumbramiento del infante García que tampoco sobrevivió. Sea como fuere Alfonso no conoció a su bella madre y por tanto nunca disfrutó del afecto y el cariño de una madre. Por su parte el pequeño Alfonso iba a recibir un nuevo mazazo en su vida y es que cuando apenas contaba con 3 años de edad falleció su padre. Alfonso huérfano de padre y madre sin hermanos, y con unos tíos como familia más cercana que lo único que deseaban eran apropiarse de sus territorios, pronto tuvo que madurar frente a tantas disputas familiares, disputas con los nobles de su reino enfrentamiento familias Castro-Lara, y sobre todo tuvo que combatir con la soledad y con la falta de afecto. Si Alfonso era un rey, pero no se podía estar más solo en el mundo, así que la llegada de su princesa, de Leonor era el primer acontecimiento alegre para el joven Alfonso después de tantas penurias; por fin iba a tener una familia, algo que nunca había conocido el joven Alfonso.
Entre los ascendientes del joven Alfonso se encontraban reyes de Borgoña y del Condado de Barcelona y los reyes de Pamplona y el mismísimo Cid el Campeador, a través de su hija Cristina casada con el infante Ramiro Sanchez de Pamplona, padres del rey navarro García Ramírez el Restaurador. Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fué partícipe en la lucha entre los hermanos Alfonso VI de León, antepasado de Afonso VIII y Sancho II de Castilla, así como de García otro hermano y a quien el padre de todos ellos Fernando I tras su muerte había divido su reino en sus tres hihos. Tras estas luchas fraticidas el reino se reunificó de nuevo en la persona de Alfonso VI, y a su muerte le heredó su hija Urraca de León casada en primeras nupcias con Raimundo de Borgoña, fundador de la casa de borgoña en Castilla, al suceder a Dª Urraca su hijo Alfonso VII el Emperador y en segundas nupcias con ALfonso el Batallador, rey aragonés, anulado posteriormente por el Papa por la consaguineidad de los contrayentes. Pero de nuevo El nuevo rey castellano Alfonso VII dividió su reino entre sus dos hijos correspondiéndole al primogénito Sancho el reino de Castilla y a su hermano menor Fernando II el reino de León. Sancho murió muy joven y como heredero quedaba un niño de corta edad Alfonso VIII, y de nuevo se repetía la lucha de poder por reunificar los reinos de León y Castilla a favor de Fernando y en detrimento del niño Alfonso.
Algunos antepasados de Alfonso VIII:
Alfonso VI rey de Castilla, León Y Galicia
Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.
Urraca I de León, casada en primeras nupcias con Raimundo de Borgoña, hermano del Papa Calixto II, fundadores de la casa de Borgoña en Castilla
Alfonso VII el Emperador, rey de Castilla Y León, abuelo paterno de Alfonso VIII de Catilla
Alfonso VII dirigiéndose a la ceremonia de su coronación
García Ramírez el Restaurador rey de Pamplona, abuelo materno de Alfonso VIII de Castilla
Los padres de Alfonso VIII a los que no conoció, pues ambos murieron prematuramente siendo él un niño de corta edad.
Blanca Garcés de Navarra o Pamplona, que era biznieta del Cid Campeador, espejo de caballeros.
Su muerte tuvo lugar en 1155 o 1156, y fue enterrada en el Monasterio de Santa María la Real de Nájera. El epitafio de su sepulcro, dice así:
Aquí yace doña Blanca, Blanca en el nombre, Blanca y hermosa en el cuerpo. Pura y cándida en el espíritu. Agraciada en el rostro. Agradable en la condición. Honra y espejo de las mujeres. Fue su marido don Sancho, hijo del Emperador, y ella digna de tal esposo. Murió al nacer su hijo.
Sepulcro de Doña Blanca de Navarra en Nájera
Su marido Sancho III de Castilla El Deseado, fue fundador de la Orden de Calatrava.