Minnie dijo:
Citar:
nadie que no haya vivido en Madrid esas semanas de marzo de aquel año puede hacerse una idea clara, nítida, del estado de shock colectivo en la ciudad. Era algo tremendo, lo vivíamos en una conmoción absoluta. No se quiso que la boda careciese de un Bosque de los Ausentes. Ya podéis suponer lo que significó esa idea del Bosque de los Ausentes. Un pellizco en el corazón...
Las medidas de seguridad, en esa época, eran impactantes. Después de los atentados, la ciudad se sumergió en una atmósfera doliente...y temerosa. Todavía nos acordamos de que había soldados -sí, soldados- armados viajando en los trenes que nos llevaban al trabajo o a cualquier sitio a dónde necesitásemos desplazarnos. Evidentemente, eso nos hizo tomar conciencia de que el dispositivo montado para la boda se elevaría a la enésima potencia. Se hablaba tanto, pero tanto, de la cantidad de acordonamientos y controles que se establecerían para la ocasión, que una enorme cantidad de personas decidimos no movernos hasta el centro. Las previsiones metereológicas contribuyeron a subrayar ese decisión. Parecía que se conjuraban las cosas para animarnos a presenciar la boda...desde casa.
Sí, Minnie, yo si me lo puedo imaginar que vivo en Madrid, y durante muchas semanas no sólo eran los soldados (armados hasta los dientes), sino el silencio que se apoderó de una ciudad tan bulliciosa como la nuestra. Recuerdo haber ido en el transporte público y todo el mundo callado y ensimismado y esos algunos mese después. Y siempre he pensado qu eesa boda fue mal planifica, me explico, creo que todo estaba organizado de una determinada forma, y de repente la tragedía, que desde luego tuvo que influir y mucho en lo ya planificado (actos, fiestas... )hubo que volver a planificar todo , esta vez deprisa y corriendo y creo que eso es lo que yo le notó a esa boda, la improvisación de todo lo que había alrededor.
De todas formas, la retransmisión de la ceremonia fue aburrida y sosa, con tanto plano cenital, por Dios, que la Almudena no es la catedral de Sevilla, para recrearse en la arquitectura... En un alarde de seriedad nos quitaron los momentos tiernos, nos escamotearon a los pajes (que salvo la patadita de Froilán a otra de las niñas, parecía que no existiesen), los gestos de complicidad que sin duda hubo entre la familia y los invitados. No se pudó ver el boato y esplendor de una ceremonía católica, mal muy mal la retransmisión.
El saludo en el balcón tampoco estuvo a la altura de las circunstancias.Cierto que los saludos desde ese balcón tiene mucha historia y memoria reciente, pero resultó corto y frio, el de los novios, nada comparado con la calidez que desprendían los reyes cuando saludaron. ¡ESE BESO NO BESO!
_________________
Elinor.Duchesse d’Aquitaine